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¿También tú, Lastra? La defensa de García Ortiz se agrieta por revelaciones de los suyos
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Diez días nefastos para el fiscal general

¿También tú, Lastra? La defensa de García Ortiz se agrieta por revelaciones de los suyos

Los dos fiscales que se sentaron esta semana ante el juez remataron una semana larga de malas noticias para el fiscal general en la causa de revelación de secretos del novio de Ayuso

Foto: García Ortiz y Bolaños en un reciente acto. (EFE/Daniel González)
García Ortiz y Bolaños en un reciente acto. (EFE/Daniel González)
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Uno de los principales motivos de las primeras peticiones de dimisión del fiscal general una vez el Tribunal Supremo abrió causa en su contra por revelación de secretos, fue que su permanencia como jefe supondría una presión innecesaria para los fiscales a su cargo que tendrían que declarar en el procedimiento sobre los correos del novio de Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, los dos miembros del Ministerio Público que se sentaron esta semana ante el juez no se ahorraron declaraciones sensibles para el futuro penal de su jefe, con todo lo que eso comporta.

La causa ha ido avanzando y complicándose cada vez más en solo diez días. En este plazo se han entrecruzado varios momentos clave. El pistoletazo de salida lo dio el 8 de enero Miguel Ángel Rodríguez. Tras su testimonio y el de varios periodistas, el juez citó como imputado a Álvaro García Ortiz y, por el camino, dejó claro que aprecia que Presidencia del Gobierno participó en la filtración. Amplió, además, la investigación para incluir al dos de la Secretaría Técnica, Diego Villafañe. El colofón fueron las declaraciones de la fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, y el fiscal del caso del empresario Alberto González Amador. Cada paso de esta sucesión enredó un poco más el siguiente y la semana terminó con problemas crecientes para la estrategia de defensa del máximo responsable de la Fiscalía.

Empezando por el principio. Miguel Ángel Rodríguez. La figura del jefe de gabinete de la presidenta de Madrid es importante debido a que, su participación en todo el episodio es uno de los pilares en las posibilidades de García Ortiz de quedar exonerado. Su defensa sostiene que MAR difundió los correos privados antes de que el fiscal general los tuviera en su poder. Al hacerlo —dice la Abogacía del Estado— borró la reserva que pesaba sobre esas conversaciones de la defensa del empresario Alberto González Amador dirigidas a buscar un pacto de conformidad.

Foto: El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, junto al ministro de Justicia, Félix Bolaños. (Europa Press/Mateo Lanzuela)

Para esta tesis resultaba determinante demostrar que Rodríguez difundió con antelación una parte de los emails, en concreto, el fragmento en el que el fiscal del caso de la pareja de la presidenta se abría a la idea de pactar. Sin embargo, no lo logró. La versión de MAR es que, efectivamente, tuvo acceso a uno de los correos y que lo aireó ante varios periodistas, pero lo hizo con la autorización del afectado y después de que el contenido de los correos ya hubiera aparecido publicado en distintos medios. Los pantallazos que ha aportado respaldan sus afirmaciones

El paso dos, el de la citación formal de imputación y la participación de Presidencia, vino —de hecho— después de este testimonio y no alteró para nada la tesis del instructor, Ángel Hurtado. Más bien todo lo contrario. El magistrado ve la existencia de una "dinámica delictiva" en la que implica al área de Moncloa más cercana al presidente del Gobierno. En resumen, el juez asegura que el correo de la filtración salió de la Fiscalía General "destino a Presidencia del Gobierno" donde se hicieron "gestiones" para que acabara publicado en algunos medios.

Otro escalón

El auto añadió un escalón más. Además de señalar al fiscal general, amplió el foco para centrarse en otras personas de su núcleo de confianza, en "su equipo". La muestra es la imputación de Villafañe que viene a sumarse a las dos ya existentes. En la reciente documentación incorporada al procedimiento se respalda otro indicio de esta actuación de equipo con la intervención de la teniente fiscal María Ángeles Sánchez Conde —la dos de García Ortiz y, ahora, fiscal del procedimiento en el Supremo— para evitar que la fiscal a cargo del caso en sus inicios, en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, informara a favor de la admisión a trámite del caso de revelación.

La puntilla a estos días negros para García Ortiz vino de la mano de sus dos subordinados. En su declaración, ambos dieron pistas que desmontan sus argumentos. Lastra informó al juez de que sospechó —incluso con antelación— de la intención del fiscal general era la de filtrar los correos para contrarrestar la publicación de informaciones que cargaban en la Fiscalía la iniciativa del pacto. Así se lo advirtió a la fiscal provincial Pilar Rodríguez, que fue la que apretó para que los emails acabaran en poder del jefe. Acabó reprochándoselo al propio García Ortiz.

El fiscal del caso, Julián Salto, puso, por su lado, otro adoquín en el camino hacia el banquillo, en este caso, en lo que afecta a la destrucción de mensajes e emails. Negó que exista protocolo de seguridad ninguno que recomiende la eliminación de comunicaciones. Esa parte, la del borrado de los emails, se encuentra latente a la espera de que la UCO informe si ha logrado recuperarlos. Cualquier día se conocerá pero, como le dijo García Ortiz a Lastra, de momento "eso ahora no importa".

Uno de los principales motivos de las primeras peticiones de dimisión del fiscal general una vez el Tribunal Supremo abrió causa en su contra por revelación de secretos, fue que su permanencia como jefe supondría una presión innecesaria para los fiscales a su cargo que tendrían que declarar en el procedimiento sobre los correos del novio de Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, los dos miembros del Ministerio Público que se sentaron esta semana ante el juez no se ahorraron declaraciones sensibles para el futuro penal de su jefe, con todo lo que eso comporta.

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