Yolanda Díaz se desangra en el CIS: los votantes de Sumar prefieren a Sánchez de presidente

La figura de Yolanda Díaz sigue erosionándose poco a poco a pesar de sus intentos por sacar cabeza, potenciando su perfil como ministra de Trabajo. La vicepresidenta segunda del Gobierno y referente de Sumar en la coalición no recupera peso político y esa realidad tiene su reflejo en el barómetro del CIS. El sondeo de enero deja claro que los votantes de la coalición magenta ya prefieren de forma mayoritaria a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. El barómetro hecho público este viernes desvela que el 33,2% de quienes optaron por la papeleta encabezada por la gallega en las generales del 23-J prefieren hoy al líder socialista como inquilino de la Moncloa y solo el 23% menciona a la jefa de la alianza de izquierdas en esa pregunta.

Esto es una anomalía entre los votantes españoles, ya que lo habitual es que mencionen al candidato del partido al que eligieron en los comicios cuando se les hace esta pregunta. La cadena de malos resultados de Sumar en las autonómicas de 2024 y el batacazo de las europeas han ido minando poco a poco la confianza de sus propios afines. En el último año, ya se han registrado tres barómetros del CIS en los cuales Sánchez aventaja a Díaz entre los votantes de Sumar respecto a su preferencia sobre la Presidencia del Gobierno.

La primera vez fue en el sondeo de julio, justo después del mal dato cosechado por la coalición magenta en las elecciones al Parlamento Europeo. Entonces, el 32,6% aludió a Sánchez y el 29,1% se mantuvo fiel a Díaz. Después del verano, la política gallega recuperó algo de crédito, fue la preferida para el 31,3% de quienes optaron por Sumar en las generales. Entonces comenzó una caída sostenida hasta el 23% de la encuesta recién publicada, un dato que adquiere más relevancia si se tiene en cuenta que en febrero de 2024 los votantes de la coalición que mantenían su confianza en la titular de Trabajo eran el 41,3%. Aquel sondeo se realizó justo antes de las autonómicas de Galicia, la primera de la cadena de derrotas que ha acumulado Díaz en el último año.

Esta no es la única mala noticia para la vicepresidenta segunda que sale del sondeo del CIS de enero. La encuesta que dirige José Félix Tezanos pronostica una caída de medio punto para Sumar y deja a la coalición como cuarta fuerza, con un 6,5% de los apoyos y apenas a 2,6 puntos de sus competidores de Podemos, que tienen un 3,9%. No es su suelo, ya que en noviembre el sondeo público le otorgaba un 6,3% de los sufragios.

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En enero de 2024, la formación de izquierdas estaba en el 9,4% de los votos y Podemos, justo después de salir de la alianza, un 2,7%. Para explicar cómo se ha ido acortando la brecha hay que acudir a los datos de transferencia de voto que pueden destilarse de las tripas del CIS. Según el sondeo de este viernes, Díaz solo es capaz de mantener un tercio de los apoyos que recogió el 23-J, un 33,6%. Uno de cada cinco votantes se iría con Podemos (20,9%) y un nada despreciable 16,5% optaría por el PSOE. En la encuesta de hace justo un año, la ministra de Trabajo todavía era capaz de convencer al 52,4% de las personas que apoyaron a Sumar en las generales de 2023 y solo el 14,7% afirmaba que volvería con los morados.

Pierde con Cuerpo

El último de los dardos que recibe Yolanda Díaz desde el sondeo del CIS está relacionado con su reciente choque con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, a cuenta de la reducción de jornada. El socialista mandó parar el trámite del proyecto estrella de la dirigente izquierdista y generó un choque formidable en el Ejecutivo —llegó a calificarlo de "mala persona"—, aunque ambos limaron asperezas después en una reunión. La encuesta de Tezanos ha vuelto a encumbrar a Cuerpo como el miembro mejor valorado del gabinete, con una nota de 4,95 puntos, y mantiene a Díaz con un 4,22. La titular de Trabajo, además, es la ministra peor valorada de su espacio, ya que Mónica García logra un 4,24; Ernest Urtasun un 4,29; Sira Rego un 4,33 y Pablo Bustinduy alcanza un 4,57.

Díaz ha situado la reducción de la jornada laboral como su medida más relevante en su intento por recuperar el terreno perdido. Ya después del batacazo de las europeas dejó sus cargos orgánicos en Sumar y anunció que se volcaría en el Ministerio de Trabajo, que es donde siempre se ha sentido cómoda. Aquella debacle dio al traste con su objetivo de convertir a la coalición magenta en una suerte de casa común de la izquierda, pero ese edificio nunca tuvo unos cimientos sólidos. La marcha de Podemos, apenas seis meses después del 23-J, fue el primer golpe y las sucesivas derrotas electorales hicieron el resto.

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El resultado fue que ninguno de los partidos coaligados participó en la construcción orgánica de Sumar, que se ha resignado a ser un partido al uso, aunque todavía tiene pendiente la asamblea que decidirá su futuro. Este cónclave quedó aplazado sine die después del golpe que supuso la marcha de Íñigo Errejón, entonces portavoz parlamentario de los magenta, tras las denuncias por acoso sexual. La dimisión del fundador de Podemos y Más País fue la gota que colmó el vaso y llevó a IU a reclamar un cambio en la dinámica de la alianza e incluso a dejar atrás Sumar como nombre para la coalición.

El último capítulo de esta compleja supervivencia es el enfriamiento de ese cambio de nombre y este mismo viernes Díaz quiso enviar un mensaje de reconciliación al convocar una reunión de los ministros de Sumar y los líderes de las distintas fuerzas alineadas con ella. El encuentro le ha servido a la gallega para presionar al PSOE con la jornada laboral y también con las políticas de vivienda, pero hacía mucho tiempo que los responsables de IU, Más Madrid, los comunes o Compromís no se hacían una foto con la vicepresidenta segunda. "Se han cambiado las inercias", explicaba satisfecho un dirigente del espacio, que se muestra "esperanzado". De fondo, el objetivo impulsado sobre todo por el líder de IU, Antonio Maíllo, para hacer posible una reconciliación que también llegue a Podemos y ser capaces de armar una candidatura unitaria que impida la fragmentación del voto de la izquierda y tener opciones de reeditar una alianza con el PSOE en el futuro.