Israel muestra de nuevo su enfado con España y deja vacante su embajada en Madrid
Zvi Vapni, que obtuvo hace casi un año el plácet del Gobierno español para ser el nuevo embajador israelí en Madrid, nunca ocupó su puesto. Acaba de ser nombrado embajador en los Países Bajos
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En la agenda de la comunicación que la Moncloa tiene colgada en su web figura Zvi Vapni como embajador de Israel en España, pero en realidad este diplomático israelí nunca se instaló en Madrid. Fue nombrado a finales de noviembre embajador del Estado hebreo en los Países Bajos, aunque aún no ha tomado posesión del cargo.
Israel no ha cerrado su Embajada de España, como sí hizo con la que mantenía en Irlanda, pero ha optado por no nombrar a un embajador, según fuentes conocedoras de la relación bilateral. Es una decisión, en el fondo, de la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y no de su nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar. Muestra así de nuevo su enfado con el Gobierno español por las críticas formuladas por su actuación en la Franja de Gaza, en el sur de Líbano, etcétera. La embajada está en manos de un encargado de negocios, Dan Poraz.
La que era embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, fue llamada por segunda vez a consultas en mayo del año pasado, junto con sus colegas en Irlanda y Noruega. El motivo fue que esos tres países europeos reconocieron conjuntamente a finales de ese mes al Estado de Palestina. Radian-Gordon se jubiló poco después y ya no volvió a ejercer de embajadora.
La diplomacia israelí tenía previsto su relevo. Ya a principios de 2024 solicitó al Gobierno español el plácet para que Zvi Vapni fuera su nuevo embajador en España cuando la relación bilateral se normalizara. Vapni era el asesor diplomático de Isaac Herzog, presidente de Israel. Le fue concedido rápidamente, pero nunca se incorporó al puesto. Hace menos de dos meses ha sido nombrado embajador en los Países Bajos.
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El Gobierno israelí no informó al español de que retiraba el plácet que pidió para Vapni como requieren los usos diplomáticos. Fue una descortesía. Simplemente, le destinó a La Haya. Aunque no se le da mucha publicidad, ese nombramiento es público. Fue así como el Gobierno español supo que no habría embajador de Israel en España.
Con Irlanda, la oficina de Netanyahu, donde de verdad se decide la política exterior de Israel, fue mucho más drástica. No sólo llamó a consultas a su embajadora en Dublín, Dana Erlich, sino que además, hace un mes, cerró su embajada alegando “políticas antiisraelíes extremas”. Irlanda se había sumado poco antes a la demanda presentada por Sudáfrica en la Corte Penal Internacional de Justicia en la que acusó a Israel de perpetrar un “genocidio” en Gaza. España también se personó en la Corte, en junio de 2024.
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Dana Erlich, israelí de origen argentino, no regresó a Israel tras ser llamada a consultas ni después del cierre de la embajada, sino que, curiosamente, pasó una larga temporada en Madrid en la residencia oficial que dejó vacante la última embajadora israelí.
La Corte decidirá si se trató de un genocidio, pero un exhaustivo informe de la revista científica The Lancet, publicado el 9 de enero, señala que el número de muertos en Gaza desde octubre de 2023 se eleva a 64.260, un 41% más que el balance proporcionado por las autoridades sanitarias locales. El 59% de los muertos son mujeres, niños y adolescentes, de menos de 18 años, y personas mayores. En total, la guerra se habría cobrado la vida del 2,85% de la población de Gaza.
Si Israel optó por no clausurar su embajada en Madrid, a diferencia de lo que hizo en Dublín, es porque España es un país con más peso y en el que viven varios miles de ciudadanos israelíes, algunas estimaciones calculan que pueden ser más de 10.000, además de una comunidad judía que crece demográficamente. Los israelíes residen en su mayoría en Cataluña y los últimos en instalarse en Barcelona han sido tres equipos de hackers israelíes, según el diario Haaretz de Tel Aviv.
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El próximo verano hará cuatro años que Ana Salomón fue nombrada por el Gobierno embajadora de España en Israel y, teóricamente, debería ser sustituida. En el Ministerio de Asuntos Exteriores sospechan, sin embargo, que las autoridades israelíes no concederán el plácet a un nuevo embajador español y por eso han dejado caer a Salomón, que deberá alargar su estancia en Tel Aviv, según fuentes diplomáticas no oficiales.
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, inicia el miércoles 15 una visita a Beirut y Damasco para conocer a las nuevas autoridades de ambos países, el presidente libanés Joseph Aoun y el líder islamista sirio Ahmed Al Sharaa. Desde que, en octubre de 2023, empezó la guerra en Gaza, Albares ha viajado en cuatro ocasiones a Oriente Próximo, pero nunca a Israel, porque sus autoridades respondieron a sus peticiones indicándole que las fechas no eran oportunas. Tampoco pudo, por tanto, desplazarse a Ramala (Cisjordania), donde tiene su sede la Autoridad Palestina.
Esa contestación dada a Albares es también reveladora de la tensa relación hispano-israelí. El último encontronazo público se produjo en octubre, cuando el Dan Poraz, el diplomático que está al frente de la Embajada, fue convocado en el Ministerio de Asuntos Exteriores, donde escuchó los reproches “por los ataques injustificados del Ejército israelí” contra la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL), el contingente de “cascos azules” desplegados en el sur del país. España aporta unos 650 militares a la FINUL a la que también contribuyen Francia e Italia, que formularon la misma protesta ante los representantes israelíes.
En la agenda de la comunicación que la Moncloa tiene colgada en su web figura Zvi Vapni como embajador de Israel en España, pero en realidad este diplomático israelí nunca se instaló en Madrid. Fue nombrado a finales de noviembre embajador del Estado hebreo en los Países Bajos, aunque aún no ha tomado posesión del cargo.