¿Qué quiere Rabat a cambio de las aduanas? Nuevas contrapartidas de Sánchez sobre el Sáhara
Las autoridades marroquíes abortaron el estreno de las aduanas de Ceuta y Melilla por razones que la diplomacia española intenta dilucidar. Quizás se resista a su apertura o trate de lograr nuevas contrapartidas sobre el Sáhara
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Dos años y ocho meses negociando con Marruecos la reapertura de la aduana de Melilla y la puesta en marcha de una en Ceuta y resulta que el día de la inauguración, el miércoles 8, las autoridades marroquíes mandan dar media vuelta a las furgonetas con los primeros productos de exportación procedentes de España.
El Gobierno de España no las debía de tener todas consigo. Por eso, la delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, dio el miércoles una rueda de prensa dedicada, en buena medida, a hablar de la aduana, pero rehusó precisar que se iba a intentar abrir ese día y que ella misma se desplazó a la frontera. Su homóloga de Ceuta, Cristina Pérez, guardó silencio.
Lo sucedido en ambas fronteras es un esperpento, pero quizás lo sea aún más en la de Melilla, porque ahí funcionó durante siglo y medio una aduana que Rabat cerró unilateralmente en agosto de 2018. La furgoneta que entró en Marruecos a las 10 h., cargada con electrodomésticos y menaje del hogar, fue devuelta porque no podía ser precintada adecuadamente para ser llevada al puerto de Beni Enzar donde hubiese sido escaneada. La aduana terrestre marroquí no dispone de ese aparato.
La carga fue entonces trasvasada a un pequeño camión, pero al entrar los aduaneros marroquíes pusieron pegas con el Documento Único Administrativo que se utiliza en el comercio entre la UE y países terceros. Echaron de nuevo para atrás el envío. Se subsanó el problema, pero, por tercera vez, pasadas las 20 h.30 -casi 11 horas después de la primera entrada- la expedición fue rechazada sin que hayan quedado claros los motivos. El camión irá finalmente en barco a Almería y de ahí a Nador, según anunció hoy jueves la Cadena SER desde Melilla.
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Por el lado marroquí no hubo el miércoles ningún intento de exportar nada a las dos ciudades, aunque en el documento suscrito por ambas partes, y que varios operadores económicos han visto en Melilla, está previsto que envíen pescado, frutas, verduras y áridos.
En un país tan jerarquizado y centralizado como Marruecos, decisiones de esta índole no las toman los aduaneros en la frontera, ni tampoco el Ministerio de Asuntos Exteriores. Se adoptan directamente en el entorno del rey Mohamed VI, donde de verdad reside el poder. El monarca está de vacaciones en los Emiratos Árabes Unidos desde el 26 de diciembre.
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Lo sucedido el miércoles es vivido un poco como una humillación por las élites de las dos ciudades. “El pitorreo marroquí”, titula el digital Ceuta Ahora resumiendo una opinión generalizada. El Gobierno de Melilla, en manos del Partido Popular, denunció la “opacidad” con la que actúa la diplomacia española y reiteró su rechazo de una aduana que no funcione “en pie de igualdad”. El Gobierno de Ceuta, también del PP, dijo que quería “ser cauteloso”.
Marruecos aceptó, en abril de 2022, la apertura de esas aduanas justo después de que el presidente Pedro Sánchez diese su respaldo a la solución que propugna el rey Mohamed VI para resolver el conflicto del Sáhara Occidental. ¿Por qué frustra su puesta en marcha tras dos años y ocho meses de negociación secreta con el Gobierno de España, al que pone así en aprietos?
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Sin saber a ciencia cierta qué se dice en las arcanas del poder en Rabat, tres son las hipótesis que baraja la diplomacia española.
1. Marruecos no quiere esas aduanas, aunque sean de mínimos, porque su apertura y buen funcionamiento pueden ser interpretadas como un paso hacia el reconocimiento de la soberanía española sobre Ceuta y Melilla. Por eso no solo no serán equiparables a las que la UE mantiene con países terceros, como las de Grecia con Turquía, sino que exportar a través de ellas será un auténtico Vía Crucis.
Esta hipótesis se ha visto en parte confortada por la nota que publicó el miércoles por la tarde Residentes de Ceuta, una minúscula asociación que es la voz oficiosa de Marruecos en la ciudad autónoma. En ella resalta que el compromiso alcanzado entre Madrid y Rabat sobre este asunto “entra en conflicto con la realidad de lo que significa Ceuta para el ideario nacional de Marruecos”. Alude así a que es una ciudad “ocupada” a la que hay que tratar de “liberar”.
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Descarta a continuación que esas aduanas vayan a ser “un paso comercial conforme a los estándares convencionales y habituales”. Así se deducía ya de lo publicado por el diario El País el 2 de enero cuando reveló que el comercio estaría restringido a un camión sin remolque al día, festivos españoles y marroquíes excluidos, con solo determinadas mercancías a bordo. En realidad, es más bien una furgoneta.
La asociación afín a Marruecos en Ceuta duda, por último, de que haya “importadores genuinamente marroquíes”, es decir, patriotas de verdad, “con voluntad de importar producto desde Ceuta con todas las implicaciones que tal acción conlleva”. ¿Qué implicaciones? Pues, aunque no lo explicita, probablemente contribuir a la prosperidad de una ciudad “ocupada”.
2. Marruecos, y esta es la segunda hipótesis, ha decidido elevar el precio que ha de pagar España a cambio de esas aduanas. El presidente Emmanuel Macron fue, en julio y octubre, más lejos que Sánchez y reconoció directamente la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, como también hizo Donald Trump en diciembre de 2020, justo antes de que concluyese su presidencia. Trump regresa ahora a la Casa Blanca. El objetivo de la Casa Real marroquí, donde de verdad se ejerce el poder, sería que Sánchez emulara a esos dos jefes de Estado.
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3. Marruecos, y esta es la tercera hipótesis, quiere que a cambio de las aduanas, España le transfiera el control del espacio aéreo del Sáhara Occidental que, para los vuelos civiles, ejerce la empresa pública ENAIRE desde Las Palmas de Gran Canaria. En la hoja de ruta desvelada el 7 de abril de 2022, al término de la cena de Sánchez con Mohamed VI, se anunciaron no solo las aduanas sino el inicio de “conversaciones sobre la gestión de los espacios aéreos”.
Esta frase ha sido unánimemente interpretada por la prensa marroquí como que España iba a traspasar el control del espacio aéreo a ONDA, la empresa pública que lo gestiona en Marruecos. La construcción, a mediados del año pasado, de una torre de control en Smara, el más pequeño aeropuerto del Sáhara Occidental, constituyó, a ojos de algunos diarios marroquíes, un claro indicio de que se estaba preparando la entrega a Marruecos de la gestión del espacio aéreo de la antigua colonia española.
Dos años y ocho meses negociando con Marruecos la reapertura de la aduana de Melilla y la puesta en marcha de una en Ceuta y resulta que el día de la inauguración, el miércoles 8, las autoridades marroquíes mandan dar media vuelta a las furgonetas con los primeros productos de exportación procedentes de España.