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La "confusa" estrategia común de Ábalos y Koldo se estrella en el cohecho: el juez no les cree
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La "confusa" estrategia común de Ábalos y Koldo se estrella en el cohecho: el juez no les cree

El Supremo desarbola sus explicaciones sobre el "piso de lujo" de Jessica y el chalet de Cádiz y ve puntos en común con la casa de la Castellana que Aldama dijo que era una garantía para las comisiones

Foto: El exministro José Luis Ábalos. (Europa Press/Fernando Sánchez)
El exministro José Luis Ábalos. (Europa Press/Fernando Sánchez)
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El plan de José Luis Ábalos y Koldo García de desplegar la misma versión ha fracasado a las primeras de cambio y la instrucción del caso se ha puesto cuesta arriba para ellos. Ninguno de los dos logró convencer al juez del Tribunal Supremo de su inocencia en los asuntos principales que comprometen su futuro. El magistrado Leopoldo Puente ha certificado ahora por escrito la desconfianza que ya dejó ver en su interrogatorio a ambos investigados. En su último auto, llega a calificar de “confusas” las explicaciones del exministro y su asesor. Todo ello, sin entrar a valorar siquiera el fondo de las revelaciones vertidas en su contra por el empresario Víctor de Aldama.

El juez emitió este lunes un auto en el que rechaza el recurso que presentó José Luis Ábalos contra la tramitación del suplicatorio que permitirá investigarle a pesar de su aforamiento como diputado. Entre otras cosas, el exministro de Transportes y exnúmero dos del PSOE bajo la máxima confianza del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, alegó que las acusaciones contra él se basan en simples sospechas. Pero el juez contesta que ya tiene en su poder suficientes indicios. A lo largo de 14 folios, desglosa sus razones, que permiten anticipar una investigación larga y un previsible juicio.

En concreto, el juez se detiene en hechos que ya venían recogidos en los informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y que tienen que ver con las casas de las que disfrutó Ábalos y su novia Jessica por cortesía de la trama corrupta investigada. El juez usa un lenguaje claro para destacar que es mucha casualidad que ambos inmuebles tengan relación con Aldama, el empresario al que los investigadores consideran “el nexo corruptor” de la presunta organización criminal. El auto, de hecho, se permite incluir en ese patrón de conducta el piso en la Castellana que Ábalos iba a comprar al mismo empresario por un precio muy por debajo de mercado.

“Llama la atención que nada menos que tres inmuebles vinculados al señor Ábalos de forma directa o indirecta vengan siempre a presentar como denominador común la continua presencia del señor Aldama, beneficiado por las comisiones generadas por las adjudicaciones que entidades dependientes del Ministerio del que el señor Ábalos era titular”, concluye el auto.

Foto: Jéssica, la pareja de José Luis Ábalos, cuarta por la izquierda. (EC)

Este caso nació por la adjudicación de contratos millonarios desde el Ministerio de Transportes a una empresa vinculada a Víctor de Aldama. El negocio era adquirir material sanitario y el empresario se embolsó más de cinco millones de euros. Lo que está diciendo el juez que deberá decidir si Ábalos termina o no sentado en el banquillo de los acusados ante un tribunal es que hay razones suficientes para pensar que, gracias a esos contratos, el exministro tuvo acceso a un chalet en la playa de Cádiz y a que su novia viviera en un piso de lujo. Esta relación encaja en un presunto delito de cohecho, según los informes de la UCO.

La semana pasada, este periódico tuvo acceso a las comparecencias de Ábalos y Koldo García en el Supremo. El juez preguntó y repreguntó en multitud de ocasiones a los investigados durante las varias horas que estuvieron declarando. Ahora, tras la lectura del auto, Leopoldo López deja claro sus sensaciones. “Ábalos ofreció al respecto una respuesta realmente confusa”, dice en lo que tiene que ver con el piso en el que vivió su novia Jessica.

"Ábalos ofreció al respecto una respuesta realmente confusa"

“Importa señalar que se trata de un piso de lujo, a juzgar por su emplazamiento (en la Plaza de España de Madrid) y por la elevadísima renta que generaba su arriendo”, comienza zanjando el juez. Recuerda que fue la joven la que eligió el piso “personalmente”, según confesó Aldama. Ábalos admite que su novia pernoctó allí “durante un tiempo”, pero que fue “provisionalmente” porque era “un piso de empresa”. El juez no se lo cree.

Responde que el alquiler lo pagaba un socio de Aldama y después se encargó Koldo García. “No parece fácil comprender que se permitiera pernoctar provisionalmente a doña Jessica en el mencionado piso cuando lo cierto es que estuvo residiendo en el mismo, según resulta de lo actuado, durante varios años. También contrasta esa, pretendidamente graciosa, cesión del uso de un piso de empresa, con ciertos mensajes obrantes en las actuaciones en los que doña Jessica dirige ciertas protestas al señor Koldo García por el estado de funcionamiento de algún electrodoméstico, protestas que éste hacía llegar, precisamente, al señor Aldama”.

El chalet en Cádiz

Idéntico resultado tuvieron las explicaciones sobre el chalet en Cádiz que la trama compró para que lo disfrutase Ábalos: “Sorprende que, habiendo explicado en su declaración voluntaria el señor Ábalos que su propósito era arrendar una vivienda en la costa para poder disfrutarla con su familia, intercambiara con el señor Koldo García una serie de anuncios inmobiliarios a fin de escogerla y sorprende ese intercambio de anuncios porque las referidas viviendas no se ofrecían en alquiler sino a la venta”.

Foto: Koldo en su declaración en el Supremo.

Aldama estuvo al frente de la operación de compra. Ábalos dijo desconocer ese extremo porque él con quien trataba era con Koldo. La casa se adquirió a nombre de una empresa llamada Have Got Time. Aldama contó con la colaboración de unos empresarios del sector de los hidrocarburos que querían ganarse el favor de Ábalos, según los investigadores.

“La referida vivienda —dice el juez— fue adquirida por la mencionada empresa para, sin apenas solución de continuidad, arrendar la vivienda, con opción de compra, al señor Ábalos. También llama la atención que, cuando éste dejó de abonar las rentas pactadas y, tras la reclamación que le fue enviada por la propiedad con relación a las cantidades debidas, el señor Koldo García reaccionara de forma airada, remitiendo además esa reclamación y sus quejas, no a los representantes de Have Got Time, propietaria del inmueble, sino, precisamente, al señor Aldama.

"De todos los chalets ubicados en la costa andaluza, precisamente el señor Ábalos vino a arrendar con opción de compra un piso que adquirió con ese fin una empresa vinculada entonces con el señor Aldama", añade.

El piso de la Castellana

Aldama aportó al Supremo un contrato firmado por él y por Ábalos para adquirir otra casa en el Paseo de la Castellana de Madrid. Según contextualizó el empresario, el piso estaba valorado en 1,9 millones y en realidad la intención no era que Ábalos entrase a vivir en la casa. Simplemente, era una garantía para el caso de que el ministro no recibiera las comisiones pactadas a cambio de la adjudicación de contratos amañados desde su departamento. Si la trama no cumplía con su parte, al menos se aseguraba el piso.

El juez subraya en su auto que “se fijaba un precio aparentemente muy inferior al de mercado (750.000 euros)” y que Ábalos, tras reconocer que suscribió el contrato, explicó que nunca llegó a disponer del piso, ni a ocuparlo, ni a pagar por él ninguna clase de renta, señalando además que se encontraba en mal estado y que incluso se hallaba ocupado por una tercera persona”. “Lo cierto es, sin embargo, que dicha explicación resulta cuando menos confusa”, insiste de nuevo el magistrado, que usa el mismo término para poner en duda al diputado.

“Ábalos asegura que firmó el contrato porque necesitaba un piso para residir en Madrid, lo que se compadece mal con que estuviera ocupado en ese momento por una tercera persona y además con que se encontrara en mal estado, razones que a la vez aduce para explicar que, finalmente, no llegara nunca a satisfacer ninguna renta ni a ocuparlo él mismo”, expone Leopoldo Puente.

Foto: José Luis Ábalos. (Europa Press/Fernando Sánchez)

“En cualquier caso, sí dispuso de un contrato privado y de la posibilidad de hacerlo valer ante la propiedad, pudiendo así adquirir un piso que, aparentemente, habría podido vender después por un precio muy superior”, concluye el juez, que da principio de veracidad al relato de Aldama. “El propietario de este piso, entre todos los posibles existentes en Madrid, resulta ser, precisamente, el señor de Aldama”, apostilla el magistrado.

Por estos indicios que ya obran en la causa, el juez cree que ya hay motivos para investigar a Ábalos. No necesita siquiera para ello que lleguen los nuevos informes de la UCO sobre el contenido de los móviles de Aldama. El empresario sostiene que le pagó comisiones de dinero en metálico a Koldo y a Ábalos y que una parte le dijeron que iban para el partido. El auto del magistrado incide en que “existen indicios racionales de que el señor Ábalos pudo haber obtenido beneficios económicos procedentes del señor Aldama de otra naturaleza distinta a la entrega de cantidades en metálico”.

Ábalos pidió comparecer voluntariamente ante el juez y lo hizo el 12 de diciembre, diez meses después de la detención de su asesor, Aldama, y otros implicados en la investigación. Despejó hacia su asesor los hechos que se le imputan, una estrategia que Koldo asume. A su salida del Tribunal Supremo, el alto cargo socialista se mostró satisfecho con su actuación: “Creo haber dado las aclaraciones suficientes”. El juez, en cambio, las ve "confusas".

El plan de José Luis Ábalos y Koldo García de desplegar la misma versión ha fracasado a las primeras de cambio y la instrucción del caso se ha puesto cuesta arriba para ellos. Ninguno de los dos logró convencer al juez del Tribunal Supremo de su inocencia en los asuntos principales que comprometen su futuro. El magistrado Leopoldo Puente ha certificado ahora por escrito la desconfianza que ya dejó ver en su interrogatorio a ambos investigados. En su último auto, llega a calificar de “confusas” las explicaciones del exministro y su asesor. Todo ello, sin entrar a valorar siquiera el fondo de las revelaciones vertidas en su contra por el empresario Víctor de Aldama.

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