El Gobierno deja en manos de la Casa Real que Juan Carlos I participe en los actos por la muerte de Franco
Se "acordará" con la Zarzuela pero cualquier invitación se realizará por este cauce. Esto coloca a Felipe VI ante la decisión sobre una posible rehabilitación momentánea del emérito
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El Gobierno arrancará mañana los actos de conmemoración de la muerte del dictador Francisco Franco, que se prolongarán a lo largo de 2025, sin tener clara la participación de Juan Carlos I. Su regreso puntual a España para intervenir en alguna de estas celebraciones queda a expensas de la decisión de la Zarzuela, que mantiene al anterior monarca en una suerte de exilio dorado en Abu Dabi para que los escándalos sobre sus amantes y el dinero negro que tenía sin declarar a Hacienda no hagan más daño a la monarquía.
El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, aseguró esta mañana, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que la presencia del emérito se abordará entre el gabinete del presidente y el jefe de la Casa del Rey. "Lo que hagamos", aseguró, "lo acordaremos". Fuentes del Ejecutivo explican que la invitación, si se produce, se cursará a través de la Zarzuela, lo que deja totalmente la decisión en manos de Felipe VI.
Torres defendió que los jóvenes deben de conocer "de manera objetiva" lo que supuso la dictadura, en un momento además en el que a nivel mundial se ponen en duda los fundamentos de la democracia, y justificó que la fecha escogida sea al fallecimiento del dictador porque "dio paso a la Transición".
La presencia o no de Juan Carlos I es un tema capital en esta conmemoración. Entre los propósitos del Gobierno, admitió el ministro, figura homenajear a quienes hicieron posible la llegada de la democracia. Torres no citó directamente al anterior Rey, pero afirmó que la posición de la Casa Real fue "fundamental". La propia Moncloa ha informado de que habrá un evento para destacar "el importante papel que jugó la monarquía en la Transición".
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Aunque el Gobierno empujó en su día para que el emérito abandonara el país en agosto de 2020, en medio de la enorme polémica por su fortuna en B, la investigación judicial por delito fiscal y las regularizaciones, y no es partidario de su regreso a España, su rehabilitación durante estos años, una vez que la Fiscalía archivó la causa contra él, compete casi en exclusiva a Felipe VI, que ha decidido sobre la conveniencia de sus viajes y ha reconvenido a Juan Carlos I cuando no ha cumplido con el deber de discreción.
Al contrario de lo que sucede con la reina Sofía, en todos estos años el padre del Rey no ha tenido un papel institucional y toda su vida pública se ha limitado a asuntos de carácter privado. Pero los actos que impulsa el Gobierno y que este miércoles desvelará Pedro Sánchez le implican de manera directa por su contribución en el paso de la dictadura a la democracia.
Es llamativo que, según lo expresado por el Ejecutivo, se trate aún de una decisión pendiente. La Moncloa informó que el presidente del Gobierno y el Rey abordaron la semana pasada esta celebración oficial, tras la invitación del Gobierno al monarca al acto de mañana. Como publicó este diario, Zarzuela no lo vio conveniente porque en 1975 la monarquía era la del régimen franquista y solo a partir de 1978 fue parlamentaria y constitucional.
Pero, a pesar de esta apreciación, Felipe VI sí se sumará a alguna de las iniciativas, como la visita institucional a los antiguos campos de concentración de Auschwitz y Mauthausen o el evento que conmemorará el papel de la monarquía en la Transición. Tal vez, hasta que toda la agenda sea desvelada, el momento que más encaja con la participación del emérito. No obstante, a lo largo de este tiempo ya ha estado ausente en actos de enorme relevancia como la jura de la Constitución por parte de la heredera al trono, la princesa Leonor.
El Gobierno arrancará mañana los actos de conmemoración de la muerte del dictador Francisco Franco, que se prolongarán a lo largo de 2025, sin tener clara la participación de Juan Carlos I. Su regreso puntual a España para intervenir en alguna de estas celebraciones queda a expensas de la decisión de la Zarzuela, que mantiene al anterior monarca en una suerte de exilio dorado en Abu Dabi para que los escándalos sobre sus amantes y el dinero negro que tenía sin declarar a Hacienda no hagan más daño a la monarquía.