Sánchez exhibe confianza ciega en "su" fiscal general y confirma una reunión con Puigdemont
El presidente patrimonializa la figura del fiscal, imputado, tras conocerse que borró su teléfono. No da fecha, pero por primera vez hace público que se verá con el líder de Junts: "A efectos políticos, la amnistía ya se aplica"
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En pleno torbellino judicial sobre el fiscal general del Estado por la supuesta revelación de secretos en el caso que afecta a la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Pedro Sánchez ha explicitado su confianza ciega en Álvaro García Ortiz. "Antes del informe de la UCO ya manifesté la confianza del Gobierno de España en su fiscal general del Estado. Después del informe de la UCO, aún más", ha declarado a preguntas de los periodistas en una comparecencia en Moncloa para hacer balance del curso político. El uso del posesivo "su" denota el alineamiento del Ejecutivo con Ortiz, cuya imputación es la primera de la historia de quien ostenta la máxima responsabilidad en la cadena fiscal. Se le había cuestionado si su defensa acérrima al fiscal mina la autonomía del Ministerio Público. El socialista ya incendió los ánimos cuando en la campaña de las generales de 2019 exclamó: "¿La Fiscalía de quién depende? Pues ya está".
Sánchez ha vuelto a salir en defensa pública de Ortiz. El viernes, instó desde Bruselas a "pedir perdón" al fiscal tras conocerse que no había mensajes en su teléfono móvil en las fechas claves en las que se produjo la filtración que investiga el juez del Supremo Ángel Hurtado. Porque los borró. Por si fuera poco, tal y como ha avanzado El Confidencial, el magistrado acaba de reclamar que se le facilite el listado completo de números de teléfono que se clonaron durante la entrada y registro al despacho de García Ortiz. Se trata del primer paso destinado a recuperar las comunicaciones eliminadas.
El jefe del Ejecutivo ha negado que tuviera conocimiento del intercambio de correos electrónicos entre la Fiscalía y el abogado de Alberto González Amador, novio de la presidenta madrileña. "No", ha zanjado pese a que la Justicia investiga ese cruce de mensajes entre altos miembros de Moncloa y del PSOE con el exsecretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato. Sobre el resto de casos judiciales que comprometen a su entorno familiar, su Gobierno y su partido, ha respondido con un escueto: "El tiempo pondrá las cosas en su sitio".
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Durante su comparecencia en Moncloa, Sánchez ha afirmado por primera vez en público que está abierto a reunirse con el líder de Junts, Carles Puigdemont, quien se mantiene prófugo de la Justicia. El presidente ha tirado de ironía al asegurar que los últimos acercamientos entre el PP y Junts son un "éxito de la amnistía", que permite normalizar el pacto político también con la derecha. Preguntado por cuándo se reunirá con Puigdemont, ha afirmado que "la sociedad española ha pasado página" al proceso separatista que culminó en 2017 y se ha mostrado dispuesto a verse tanto con él como con Oriol Junqueras, elegido nuevo dirigente de ERC. "Yo no tengo ningún problema, no sé cuándo me reuniré, pero me reuniré", ha zanjado.
El presidente ha respondido que, "a efectos políticos, la amnistía ya se aplica, incluso por parte del PP", como lo demuestra su acercamiento con Junts en materia de acuerdos fiscales en el Parlamento. Sánchez ha hecho hincapié en esta 'pinza' que ha protagonizado el cierre del curso legislativo, aunque en Moncloa no temen que Puigdemont vaya a aprobar en ningún caso una moción de censura con Vox, ni siquiera dan importancia a la moción de confianza.
Precisamente sobre la durabilidad de la legislatura ha bromeado que se trata de “la pregunta clásica estilo Broncano”: “Hasta 2027”. Y sobre la fragilidad de su mayoría en el Parlamento, ha manifestado que su Gobierno "suda la camiseta" para sacar cada acuerdo, aunque desdramatiza las derrotas.
"Habrá veces en que perdamos, como pierde cualquier gobierno de coalición en Europa. Lo importante son los avances logrados y los retrocesos que se han evitado. No hace falta irse muy lejos para saber lo que estamos evitando si hubiera habido un Gobierno de coalición entre Feijóo y Abascal", ha sido su reflexión final.
En su balance de año, Sánchez ha ofrecido una imagen muy complaciente de la situación de España, fortalecida por los datos macroeconómicos. Ha citado en varias ocasiones al semanario The Economist y ha sacado pecho de poder romper las previsiones de crecimiento, aunque ha admitido "debilidades estructurales" como en la vivienda o en empleo.
En pleno torbellino judicial sobre el fiscal general del Estado por la supuesta revelación de secretos en el caso que afecta a la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Pedro Sánchez ha explicitado su confianza ciega en Álvaro García Ortiz. "Antes del informe de la UCO ya manifesté la confianza del Gobierno de España en su fiscal general del Estado. Después del informe de la UCO, aún más", ha declarado a preguntas de los periodistas en una comparecencia en Moncloa para hacer balance del curso político. El uso del posesivo "su" denota el alineamiento del Ejecutivo con Ortiz, cuya imputación es la primera de la historia de quien ostenta la máxima responsabilidad en la cadena fiscal. Se le había cuestionado si su defensa acérrima al fiscal mina la autonomía del Ministerio Público. El socialista ya incendió los ánimos cuando en la campaña de las generales de 2019 exclamó: "¿La Fiscalía de quién depende? Pues ya está".