Olona y Espinosa de los Monteros: la historia de una foto que ya no da miedo a Vox
Los dos exportavoces de Vox ya no esconden su buena relación, mientras en el partido aseguran que no les preocupa que Espinosa monte un nuevo partido
La postal navideña del año la han protagonizado Macarena Olona e Iván Espinosa de los Monteros. La imagen de ambos cogidos de la cintura en el restaurante Bibo, en pleno Paseo de la Castellana, es la estampa definitiva del fin de una era en Vox y de dos amigos que ya no se esconden. Caminan de espaldas a un mundo que abandonan, el de la política, en dirección al futuro. Es la primera imagen pública de quienes fueran dos pesos pesados del partido de Santiago Abascal, los dos portavoces que más entusiasmo movían entre los seguidores de la formación.
Fuentes próximas a ambos señalan a El Confidencial que es el primer encuentro que mantienen desde que Olona se marchase de Vox, montase su propio partido (Caminando Juntos) e incendiase Bambú con la publicación de un libro ('Soy Macarena'), donde además de verter duras críticas deslizaba serios interrogantes sobre la financiación de la formación.
En Vox parecen haber dado carpetazo a este capítulo y se centran en el futuro. Al menos así lo aseguran fuentes del partido consultadas por este periódico. El exportavoz no ha sido motivo de conversación en el Comité de Acción Política (CAP), el motor del partido. Fuentes de la sala de máquinas aseguran que no hay ningún miedo a que Espinosa forme una marca política propia ante la constancia de que las formaciones sin estructura son flor de un día.
El partido trabaja en un plan de acción política en el largo plazo, en el que pretenden fomentar los perfiles jóvenes, que son un nicho de votos cada vez más afín a Vox. Creen que esta apuesta sumada a la ola antiinmigración europea y que ya está llegando a España, les allana el camino hasta la victoria electoral, emulando a sus socios europeos de Patriots.
Más allá de lo que piensen en Vox, Espinosa de los Monteros ya no se oculta. Hay quien dirá que todo es fruto del espíritu navideño, pero lo cierto es que la buena relación entre él y Olona se ha mantenido en el tiempo. El exportavoz de Vox siempre consideró que con la marcha de Olona el partido perdía una parlamentaria de primer nivel y una mente privilegiada para los asuntos jurídicos. De hecho, desde que se fuera, muchos consideran que el partido ha perdido nivel en este aspecto, cosechando varias derrotas en los tribunales que contrastan con la victoria sobre la inconstitucionalidad del decreto de estado de alarma.
Ambos han compartido una bestia negra: el oráculo de Santiago Abascal, Kiko Méndez Monasterio. El gurú de Vox estuvo detrás del movimiento de Olona a Andalucía, que supuso su tumba política. Espinosa no vio con buenos ojos el movimiento, pero respetó la decisión de la cúpula. Es un hombre disciplinado, que trabajó desde los orígenes del partido. En su casa tuvo lugar la decisiva reunión sobre el futuro de Vox en 2014, tras la derrota de Alejo Vidal-Quadras en las elecciones europeas.
Esta misma disciplina y sentido de la lealtad es la que ha estado detrás de su distanciamiento público con Macarena Olona, aunque en el ámbito privado mantuvieran el cariño y respeto mutuos. La salida de Espinosa fue más cauta que la de Olona, pero en aquel momento, agosto de 2023, su relación con Santiago Abascal ya estaba rota. La deriva del partido no encajaba en el corpus ideológico del exportavoz, que al margen de temas ideológicos tampoco estaba conforme con numerosas decisiones de carácter estratégico (como prescindir de Rubén Manso o Víctor Sánchez del Real, entre otros).
Méndez Monasterio también dinamitó el futuro político de la mujer de Espinosa, Rocío Monasterio, cuando se obligó desde Bambú a votar en contra de los presupuestos de Isabel Díaz Ayuso, una decisión que tuvo mucho que ver en que el PP ganase por mayoría en la siguiente cita electoral autonómica. Muchos han querido que Espinosa de los Monteros vuelva a la política con una formación de corte liberal similar a 'La Libertad Avanza', de Javier Milei. Hasta le presentaron unas encuestas para las elecciones europeas donde le daban más escaños que a Vox. El exportavoz de Vox no mordió el anzuelo y sigue con el firme propósito de vivir alejado de la esfera política, de la que acabó saturado.
Sin embargo, ya no está dispuesto a callarse, ni tampoco a esconderse. La foto con Olona es la prueba definitiva de esas cadenas rotas. Aunque antes ha participado en múltiples actos con Manso y Sánchez del Real, defenestrados en Bambú. Uno de los actos que generó mayor inquietud en Vox fue la proyección de la película sobre la vida de Ronald Reagan, donde hubo expolíticos de Ciudadanos, Vox y PP. En Bambú suscitó expectación la posibilidad de que el evento fuera el prolegómeno de la creación de un partido que fragmente más a la derecha.
Espinosa y Olona ejemplifican el pasado de Vox. Un pasado al que dan la espalda, como en la fotografía de Olona en redes. Es el fin de un capítulo que muchos dentro de la formación añoran, pero que se aleja con paso firme.
La postal navideña del año la han protagonizado Macarena Olona e Iván Espinosa de los Monteros. La imagen de ambos cogidos de la cintura en el restaurante Bibo, en pleno Paseo de la Castellana, es la estampa definitiva del fin de una era en Vox y de dos amigos que ya no se esconden. Caminan de espaldas a un mundo que abandonan, el de la política, en dirección al futuro. Es la primera imagen pública de quienes fueran dos pesos pesados del partido de Santiago Abascal, los dos portavoces que más entusiasmo movían entre los seguidores de la formación.
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