Nadie quiere construir colegios en Mallorca: los bajos precios de las licitaciones dejan desiertas obras públicas
La Asociación Balear de Constructores advierte que si los presupuestos no están ajustados las empresas no se presentan a los concursos públicos o deciden no continuar. El goteo es incesante
"Antes de 2020, las obras que quedaban desiertas estaban contadas", reconoce Sandra Verger, directora general de la Asociación de Constructores de Baleares. Apenas llegaban a una decena, pero con la pandemia llegó "la tormenta perfecta". Muchos de los proyectos quedaron paralizados y a otros se les impulsó con fondos europeos. Después llegó la guerra de Ucrania, lo que supuso un incremento desorbitado del precio de los materiales: había contratistas que apenas guardaban 48 horas los presupuestos ante la fluctuación constante de los costes. Fue entonces cuando este fenómeno empezó a afectar a las licitaciones de las obras públicas y a quedar desiertas. La solución desde la administración fue establecer unos sistemas de compensación de precios de los contratos adjudicados, algo que, según la patronal, muchos organismos no han llegado a efectuar.
Como resultado, este año han quedado 43 obras desiertas en Mallorca por un importe de 27,5 millones de euros. Una cantidad inferior a la de 2023, con 60 proyectos por valor de 42 millones. "Se reduce la tendencia", reconoce Verger, "pero no a los niveles que debería". Los precios de los materiales de obras están estabilizados desde aproximadamente un año, señalan los constructores, por lo que piden a la administración que no ponga como excusa que no se puede sacar la licitación a un precio actualizado. Las empresas constructoras, señala la directora, "asumieron pérdidas en contratos que tenían adjudicados y ahora no se van a arriesgar. A las obras que no salen a precio de mercado, ya no se presentan".
El hecho de que este tipo de concursos queden desiertos conlleva la pérdida de fondos europeos, una inyección a la que se puede optar con las obras licitadas antes del 31 de diciembre. No se trata de obras de importes considerables, como ocurrió en 2023 y en 2022, ahora la media está en los 2 millones de euros, pero son inversiones públicas, que, de no hacerse, afectan negativamente a la ciudadanía.
¿Cuáles son los trabajos que han quedado varados? Entre los ejemplos están los 1,4 millones de euros perdidos para un almacén de material estratégico del Ministerio de Defensa y, por la misma cantidad, la ejecución de las obras del paseo marítimo de cala Millor. Tampoco se llevará adelante un lote de guarderías en el municipio de Santa Margalida por 2 millones de euros. El importe más elevado perdido por valor de 5,5 millones es la reforma interior del pabellón de una residencia de personas mayores en Ibiza, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea, los fondos Next Generation. Le sigue la ampliación del CEIP Sant Miquel en sant Llorençs des Cardassar por 3 millones de euros.
El importe de la licitación es la causa principal de que las obras queden desiertas, pero en ocasiones también se les suma un plazo muy ajustado para ejecución de los trabajos. Es un añadido más a que los constructores no se vean con la capacidad de realizar la licitación en un lapso breve y, por tanto, no se presenten para la realización de proyectos.
Con todo, Verger confía en que los organismos públicos empiecen a ser más conscientes de que las empresas constructoras no se presentarán si salen perdiendo. Apunta además a que, cuando el presupuesto no es ajustado a la realidad, la obra "puede dar problemas". ¿Por qué? "Esto derivaría en que los materiales se puedan ver afectados o que la empresa no decida continuar; la penalización que puede poner el órgano de contratación por abandonar la obra puede salir más a cuenta que seguir ejecutando la misma".
Además, un plazo de ejecución muy ajustado puede favorecer la siniestralidad laboral en el sector. Así lo denuncia Miguel Pardo, secretario general de CCOO Hábitat por lo que destaca la importancia de que las empresas no asuman riesgos para sus trabajadores. "Las licitaciones con un tiempo muy limitado pueden derivar en condiciones precarias, jornadas excesivas y relegar a un segundo plano la prevención laboral", asegura Pardo.
"Antes de 2020, las obras que quedaban desiertas estaban contadas", reconoce Sandra Verger, directora general de la Asociación de Constructores de Baleares. Apenas llegaban a una decena, pero con la pandemia llegó "la tormenta perfecta". Muchos de los proyectos quedaron paralizados y a otros se les impulsó con fondos europeos. Después llegó la guerra de Ucrania, lo que supuso un incremento desorbitado del precio de los materiales: había contratistas que apenas guardaban 48 horas los presupuestos ante la fluctuación constante de los costes. Fue entonces cuando este fenómeno empezó a afectar a las licitaciones de las obras públicas y a quedar desiertas. La solución desde la administración fue establecer unos sistemas de compensación de precios de los contratos adjudicados, algo que, según la patronal, muchos organismos no han llegado a efectuar.
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