Junts mantiene la tensión sobre el PSOE y se abre a acordar con el PP enmiendas al pacto fiscal
El partido de Carles Puigdemont mantiene su fidelidad al acuerdo alcanzado con el Ejecutivo pero, a diferencia del PNV, contempla negociar con los populares para introducir algunos cambios en la reforma tributaria
El PP mira a Junts para intentar ahondar la debilidad parlamentaria del Ejecutivo. Y Junts hace lo propio para mantener la tensión con el Gobierno y demostrar a Sánchez que tiene que trabajarse los siete votos que le sustentan en el Congreso. La pinza que Génova exhibió esta semana con el partido de Carles Puigdemont a cuenta de la suspensión del impuesto del 7% sobre el valor de la producción eléctrica, en contra del criterio de PSOE y Sumar, se mantiene vigente. Y podría afectar a la reforma fiscal que tanto le costó al Gobierno atar con sus socios.
Feijóo cambió de estrategia y decidió utilizar su mayoría absoluta en el Senado para intentar modificar el acuerdo fiscal del Ejecutivo. ¿Cómo? Renunciando a vetar la reforma tributaria en la Cámara Alta e impulsando enmiendas parciales que pasarán 'vivas' al Congreso, con la esperanza de que Junts y/o PNV las apoyen e intentar poner —una vez más— contra las cuerdas a Sánchez. Este miércoles, el PP introdujo todas sus iniciativas de golpe en la fase de ponencia de la Comisión de Hacienda del Senado. Junts y PNV votaron en contra de esta primera fase. Pero, al menos los posconvergentes, están dispuestos a negociar con el PP algunas modificaciones en el trámite parlamentario.
El paquete de enmiendas del PP incluye guiños para intentar atraer a nacionalistas catalanes y vascos, con iniciativas como una nueva deducción en el impuesto a la banca; la exención del IRPF para jóvenes de entre 18 y 34 años en su primer año laboral; obstáculos para prorrogar el impuesto a las energéticas; la rebaja inmediata del impuesto de Sociedades para pymes; o la exención fiscal de las ayudas para los afectados por la DANA.
Sin ir más lejos, este mismo miércoles durante la sesión de control al Ejecutivo, la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, exigió a Sánchez que dejase de "coser a impuestos" a los catalanes y que parase de "apretar a las pymes". Y tanto Junts como PNV plantaron al Ministerio de Hacienda en la reunión que habían convocado para comenzar las negociaciones de la extensión del impuesto a las energéticas, lo que constata las dificultades del Ejecutivo para subir impuestos con su actual mayoría en el Congreso.
Tanto fuentes del PP como de Junts ven margen para negociar cambios en la reforma fiscal. En total, los populares han introducido 15 enmiendas, mientras que los independentistas han registrado otras cuatro, que afectan por ejemplo a la bajada del IVA de productos básicos o retrasar el impuesto a los cigarrillos electrónicos. El Senado debatirá y votará la ley en el pleno el próximo 18 de noviembre. Y, para entonces, PP y Junts pueden aterrizar algún acuerdo, por ejemplo a través de enmiendas transaccionales. Tras esa votación, el texto volverá al Congreso. Y ese será el momento clave.
Para tumbar las modificaciones aprobadas por el PP en el Senado, el Gobierno necesita el apoyo de todos sus socios, incluido Junts. La formación independentista deberá decidir hasta dónde quiere llevar el órdago al Ejecutivo, y hasta qué punto concede una nueva victoria a Feijóo. En la Comisión de Hacienda de este miércoles, el senador de Junts, Joan Bagué, afirmó que, por el momento, votarían en contra de "algunas enmiendas" del PP que "a lo mejor podemos compartir" por "seriedad, rigor y compromiso" con el acuerdo cerrado previamente con el Ejecutivo.
Mucho más taxativa fue la portavoz del PNV, María Dolores Etxano, que cerró del todo la puerta a incorporar enmiendas que vayan más allá de lo pactado con el PSOE en el Congreso. En la dirección de Génova asumen que la posibilidad de acuerdos con los peneuvistas son, en este momento, mucho menores que con Junts por la "dependencia" del PNV al PSOE en País Vasco.
En la cúpula de Feijóo limitan, no obstante, la colaboración con el partido de Puigdemont a "acuerdos puntuales" en materia fiscal en el objetivo compartido de elevar la presión al Gobierno, cada uno con fines distintos. Pero mantienen en vía muerta la opción de activar una moción de censura, que Junts también descarta. Carles Puigdemont aprieta la soga al Ejecutivo en la víspera de la negociación presupuestaria. Pero no le ahoga.
El PP mira a Junts para intentar ahondar la debilidad parlamentaria del Ejecutivo. Y Junts hace lo propio para mantener la tensión con el Gobierno y demostrar a Sánchez que tiene que trabajarse los siete votos que le sustentan en el Congreso. La pinza que Génova exhibió esta semana con el partido de Carles Puigdemont a cuenta de la suspensión del impuesto del 7% sobre el valor de la producción eléctrica, en contra del criterio de PSOE y Sumar, se mantiene vigente. Y podría afectar a la reforma fiscal que tanto le costó al Gobierno atar con sus socios.
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