Feijóo no cederá al "chantaje" de Abascal pese al riesgo de desestabilizar sus CCAA
Génova no modificará su política migratoria y los barones del PP anticipan que pelearán por sacar adelante las cuentas con o sin Vox. Contemplan una prórroga, pero no abrir las urnas: "Si no hay presupuestos, tampoco habrá elecciones"
"Vox, al rescate mediático del Gobierno". Fue la primera reacción oficial de la dirección de Génova al último órdago de Santiago Abascal que, pese a su rotundidad y sus posibles consecuencias, no sorprendió en la sede del PP. Pese a estar destinados a entenderse en el objetivo compartido de desalojar a Sánchez de la Moncloa, entre Feijóo y Abascal existe una distancia sideral que no se ha reconducido desde que Vox abandonó en julio los gobiernos autonómicos de los azules. Más allá de algún saludo de cortesía en los pasillos del Congreso, el contacto es nulo. Y la tensión irá a más.
El líder del PP no va a ceder a las exigencias del partido situado a su derecha para salvar los presupuestos de seis de sus comunidades autónomas. A pesar del avance de las negociaciones en algunas regiones, Vox volvió a poner en aprietos a Feijóo al anunciar que tumbará de forma global las cuentas de Extremadura, Castilla y León, Murcia, Aragón, Comunidad Valenciana y Baleares si el PP no da marcha atrás en su "acercamiento" con el Gobierno y se niega de forma expresa a acoger a más inmigrantes en los territorios donde la legislatura depende de los votos del partido ultraconservador. Pero no arrancará ese compromiso a Génova.
En las filas de los populares se asume que el órdago de Vox tiene "riesgos" para la estabilidad de sus barones autonómicos. Con la única excepción de Alfonso Fernández Mañueco, cuyo mandato caduca a principios de 2026, el resto de presidentes del PP apenas llevan año y medio en el cargo. Y los presupuestos son un bálsamo para la perdurabilidad. En distintas presidencias autonómicas mantienen la presión a Vox, pero se abren a intentar negociar las cuentas de 2025 con otros grupos del arco parlamentario, incluyendo a PSOE o Podemos. El siguiente escenario sería la prórroga presupuestaria. Y el último a explorar, el del adelanto electoral.
El runrún de las urnas sólo ha sonado, hasta el momento, en Castilla y León. Mañueco tiene claro desde hace tiempo, incluso antes del ultimátum de Abascal, que García-Gallardo no le hará el camino fácil. Apretar el botón nuclear pillaría además con el pie cambiado al PSOE, pendiente de la renovación de su liderazgo en este territorio. Pero, al menos de momento, fuentes autorizadas descartan por completo esta posibilidad. "Si no hay presupuestos, tampoco habrá elecciones", zanjan.
Es la misma tesis que se extiende por otros territorios en la misma situación. En la Región de Murcia, por ejemplo, responden al órdago de Vox con una nueva encuesta de la UCAM que refleja que, en este momento, Fernando López Miras lograría mayoría absoluta si vuelven a abrirse las urnas. Pero también alejan la posibilidad de elecciones en el corto plazo, aunque los presupuestos estén en el aire. "Los ciudadanos ya están cansados de tantos procesos electorales", reiteran. Es la misma tesis que se extiende en otros territorios. "No podemos caer en la anticipación. Lo que necesita la gente es estabilidad", apuntan desde una presidencia.
La única comunidad autónoma que, a priori, tiene garantizados los presupuestos es la Comunidad Valenciana. Los efectos de la DANA han obligado a Mazón a reconstruir las cuentas autonómicas, y el PSOE ya comprometió su apoyo. En Aragón, Jorge Azcón aparcó las conversaciones presupuestarias a la espera de que Sánchez apruebe las suyas e incluya un fondo de compensación para la región, una exigencia que elevará a la Conferencia de Presidentes, que se celebrará el próximo 13 de diciembre.
En Baleares, Vox ya ha dado el primer rejón a Marga Prohens por cuestiones que van más allá de la inmigración y que afectan, sobre todo, a la disputa por la política lingüística. Y en Extremadura, donde existía buena sintonía hasta la fecha, también se levantan contra el órdago dictado por la dirección de Vox en Madrid y anticipan que presentarán las cuentas aún a riesgo de perder la votación. "Vamos a trabajar hasta el último minuto para que en 2025 tengamos los mejores presupuestos. Esa es ahora nuestra obligación", apuntan fuentes de la Junta. "Vox y el PSOE están cada vez más alineados", zanjan.
La reunión con Torres y Clavijo, el detonante
Vox hizo público su ultimátum al PP este miércoles, justo en la víspera de la reunión a tres bandas entre el Gobierno, el PP y el ejecutivo de Canarias para intentar desbloquear el pacto migratorio y activar la reubicación de miles de menores migrantes no acompañados que colapsan los centros asistenciales de las islas. Génova aceptó la invitación del Ejecutivo, pero sólo "por respeto" a Fernando Clavijo, con el que suscribió un acuerdo el pasado mes de septiembre. Pero, como publicó El Confidencial, el PP acude con expectativas nulas de conseguir avances de calado. El PP no flexibilizará sus condiciones, y el Gobierno no ha trasladado "gestos" que indiquen que vayan a aceptarlas. La negociación, por el momento, continúa en vía muerta.
El "contexto judicial" del ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, tampoco empuja precisamente al PP a mostrarse optimista. Un dato relevante en este contexto es que no se permitirá acceso a la prensa gráfica en la cita de este jueves. Miguel Tellado, interlocutor del PP, no quiere una foto con Torres, ni tampoco visibilizar acercamiento alguno.
En algunos sectores del partido alejan desde hace semanas la posibilidad de llegar a acuerdos de ningún tipo con un Ejecutivo al que dan por agotado por su "viacrucis judicial". Este mismo miércoles, Víctor de Aldama ha denunciado ante el Tribunal Supremo que Torres amañó presuntamente un contrato de obra pública de 6,5 millones de euros, y afirmó, además, que el ministro le debía favores por facilitarle "encuentros de diversa naturaleza".
La postura de Génova de cara a un acuerdo migratorio, remachan en el PP, no tiene nada que ver con el órdago de Vox. Por eso se ha extendido en el partido la tesis que el partido de Abascal, crecido por su tendencia al alza en las encuestas, ha buscado una "excusa" para justificar su negativa a apoyar al PP en los gobiernos autonómicos. En las filas del PP creen que ese órdago de Vox y su estrategia de "hacer oposición a Feijóo y no a Sánchez" terminará pasándole factura.
"Vox, al rescate mediático del Gobierno". Fue la primera reacción oficial de la dirección de Génova al último órdago de Santiago Abascal que, pese a su rotundidad y sus posibles consecuencias, no sorprendió en la sede del PP. Pese a estar destinados a entenderse en el objetivo compartido de desalojar a Sánchez de la Moncloa, entre Feijóo y Abascal existe una distancia sideral que no se ha reconducido desde que Vox abandonó en julio los gobiernos autonómicos de los azules. Más allá de algún saludo de cortesía en los pasillos del Congreso, el contacto es nulo. Y la tensión irá a más.
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