La Policía busca en Madrid una segunda casa del jefe de la UDEF corrupto con otros 27 millones

La Policía Nacional está buscando una segunda vivienda con dinero escondido de Óscar Sánchez Gil, el jefe de la UDEF de Madrid que ocultaba 20 millones de euros en las paredes de su casa en Villalbilla y otro millón en su despacho en la Jefatura Superior de Policía. Los investigadores sospechan que el nuevo inmueble guarda otros 27 millones en billetes, según han informado a El Confidencial fuentes próximas a las diligencias.

Sánchez Gil, conocido por sus compañeros con el alias 'el Anodino', se ha negado a colaborar en la localización de la casa. La Unidad de Asuntos Internos la sitúa en una zona concreta de las afueras de Madrid, pero no la ha encontrado todavía. El inspector fue detenido el pasado 6 de noviembre junto a su mujer, también policía nacional, por su implicación en una red que trató de introducir por el puerto de Algeciras un cargamento de 13 toneladas de cocaína, el mayor alijo aprehendido en España.

El inspector y su pareja ingresaron automáticamente en prisión provisional. El matrimonio tiene dos niñas pequeñas. Responsables de la investigación se acercaron a Sánchez Gil para proponerle un acuerdo: si les ayudaba a encontrar su segunda vivienda, harían gestiones para conseguir que su mujer quedara en libertad provisional y pudiera cuidar de las hijas de ambos. El inspector pidió unas horas para pensarse la oferta. Al día siguiente, les comunicó que no le interesaba, precisan las mismas fuentes.

El cálculo de 27 millones de euros es una estimación aproximada. La Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional detectó la existencia de este escondite en las intervenciones telefónicas de la llamada 'operación Machala'. Los investigadores manejan pruebas de que Sánchez Gil cobraba un millón de euros por cada contenedor con cocaína que ayudaba a colar por la frontera española.

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El día de su detención hallaron 20 millones de euros detrás de los tabiques y un doble techo de su vivienda familiar, un adosado con jardín y piscina en una tranquila urbanización próxima a Alcalá de Henares. Además, guardaba fajos de billetes empaquetados en un armario de su propio despacho en las oficinas de la Sección de Delitos Económicos de la Brigada de Policía Judicial de Madrid.

Sin embargo, los agentes están convencidos de que recibió más dinero. La organización desmantelada usaba el negocio de la importación de fruta como tapadera. La cocaína procedía de Colombia. Primero usaron Costa Rica y Panamá para triangular la mercancía y blanquear su origen. En los últimos meses, habían comenzado a emplear Ecuador como país intermedio. El contenedor de 13 toneladas intervenido en Algeciras procedía precisamente del puerto ecuatoriano de Guayaquil. El estupefaciente apareció entre cajas de plátanos.

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El policía corrupto entró en contacto con la organización durante su etapa en las Unidades de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional, entre 2009 y 2019. Allí trabó relación con un confidente habitual del cuerpo, Ignacio Torán, y comenzó a cooperar con él cuando en 2020 dio el salto a la Sección de Delitos Económicos de la Jefatura Provincial de Madrid.

El policía corrupto y su mujer llevaban una vida discreta y eran muy reservados. El inspector era conocido por sus compañeros con el sobrenombre de El Anodino porque ni siquiera daba los buenos días. Escondía en las paredes de su casa un gigantesco secreto.

Otros miembros de la organización no guardaban tanto las apariencias. La Policía hizo registros en una vivienda de El Campello, Alicante, que ocultaba una piscina interior, vestidores con ropa, zapatos y bolsos de marca y una bodega con referencias de vino y cava exclusivas. En otra mansión ubicada en Madrid hallaron seis coches de lujo, entre ellos, un Lamborghini Huracan Spyder, valorado en más de 300.000 euros.