Lobato, el perfil moderado del PSOE-M que acabó abrasado tras desafiar a Sánchez
El exsecretario general de los socialistas madrileños fue presentado en 2021 como una apuesta de futuro para la región. Sánchez, incluso, dijo que el partido estaba "más unido y fuerte". Pero de aquello ya no queda nada
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Juan Lobato estrenó la secretaría general del PSOE-M el 13 de noviembre de 2021, durante el XIV congreso regional, abrazado a Pedro Sánchez y con un mensaje triunfal. El ya exlíder de los socialistas madrileños situó la cita como un "punto de inflexión" para crecer y el presidente del Gobierno, incluso, dijo que el partido encaraba el futuro "más fuerte y unido" en la región. Pero de eso solo queda la hemeroteca y la certeza de que la Comunidad de Madrid es una plaza maldita para la formación.
El discurso de unidad durante ese cónclave regresa ahora como un bumerán en forma de paradoja. Lobato, el candidato de futuro, ha acabado abrasado por desafiar a Sánchez. Del todo a la nada en tres años. El exsecretario general dimitió este miércoles tras la polémica por su visita al notario, 24 horas después de anunciar su resistencia, y superado por el choque con Moncloa. "Sin duda mi forma de hacer política no es igual ni quizás en ocasiones compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene", dijo en su carta de despedida.
Lobato apela en su despedida al talante moderado del que siempre ha hecho gala. Era su receta para hacer oposición a Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea, pero también ante su propio partido y ante Sánchez en temas como la amnistía o el cupo catalán. Cuando no fue tibio, los rechazó abiertamente, con un tono y unas formas en las antípodas del debate actual. "La gente está hasta las narices de insultos y polémicas que no tienen nada que ver con sus problemas", repetía una y otra vez, tanto en público como en privado, atrapado en tierra de nadie entre una batería de propuestas, mientras Más Madrid le superaba en la izquierda.
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El estilo de Juan Lobato era reconocido en algunos sectores del PSOE, pero muchos otros pedían y piden otra cosa. El ruido de sables desde Ferraz sonaba desde hace tiempo con un catálogo de posibles sustitutos, pero el caso de la notaría ha sido la gota que ha colmado el vaso. El exlider de los socialistas madrileños recibió información confidencial sobre el caso de Alberto González Amador, el novio de Ayuso, y se negó a utilizarla. Lobato, incluso, levantó acta ante notario de los mensajes recibidos, lo que se ha entendido como un intento de salvarse a sí mismo. Pero lo peor es que salpica a Pilar Sánchez Acera, la antigua jefa de gabinete de Óscar López, que a su vez era la mano derecha de Pedro Sánchez. Material altamente inflamable como para jugar con fuego.
Ruido de sables
Lobato, pese a la presión y los toques de atención, estaba convencido de que no había una alternativa de peso para el PSOE-M y que repetiría en el cargo. Si el delegado del Gobierno, Francisco Martín, tenía una sobreexposición mediática es porque encajaba en el plan orquestado para la región. Poli bueno y poli malo. Y si los nombres de ministros se sucedían eran especulaciones. Meses antes, incluso, defendió que representaba una apuesta de futuro y que el tiempo de los paracaidistas había pasado.
"Esto es un proyecto serio. Tengo 38 años, soy técnico de Hacienda del Estado, he dejado una alcaldía con mayoría absolutísima porque el PSOE estaba en un momento muy complicado y había que dar un paso al frente. Tengo mi vida resuelta, con mi trabajo profesional, con un sueldo importante y trabajando de ocho a tres. Yo me he metido en esto para ir en serio, no para vacilar unos mesecitos a ver qué pasa. Este es un partido serio y que ha tomado una decisión estratégica en Madrid muy clara. Y es apostar por un proyecto en el que nos dediquemos de verdad en una etapa importante y darle continuidad a un proyecto en Madrid", declaró antes de las elecciones autonómicas en una entrevista con El Confidencial.
La realidad, sin embargo, es que el proyecto ha terminado. Lobato se ha quedado solo tras su desafío a Ferraz y ni siquiera había avisado de su dimisión a todo el grupo parlamentario. Los apoyos que obtuvo hace tres años miran para otro lado e internamente, como publicó este periódico, varias voces reclamaban su dimisión antes del congreso federal de este fin de semana. El martes denunció un "linchamiento" de algunos dirigentes socialistas y prometió guerra, pero el órdago no duró ni dos días. El PSOE-M entra de nuevo en un proceso de transformación, con la operación ministro en marcha, y la necesidad de buscar un nuevo portavoz en la Asamblea. Habrá que buscar otro punto de inflexión.
Juan Lobato estrenó la secretaría general del PSOE-M el 13 de noviembre de 2021, durante el XIV congreso regional, abrazado a Pedro Sánchez y con un mensaje triunfal. El ya exlíder de los socialistas madrileños situó la cita como un "punto de inflexión" para crecer y el presidente del Gobierno, incluso, dijo que el partido encaraba el futuro "más fuerte y unido" en la región. Pero de eso solo queda la hemeroteca y la certeza de que la Comunidad de Madrid es una plaza maldita para la formación.