Montero desata la ira de todos sus socios por la "nefasta" negociación de la reforma fiscal
La ministra de Hacienda sale achicharrada antes del debate presupuestario: "todo se ha hecho del revés". Hay quien pide la intervención de Bolaños para desatascar el acuerdo
La tragedia de la DANA y el cúmulo de escándalos varios que atraviesan la vida política española han orillado por momentos el problema fundamental del Gobierno: la mayoría de investidura es incoherente y desaparece cada vez que el Parlamento aborda cuestiones ideológicas que van más allá de su rechazo en genérico a la "ultraderecha". El llamado bloque plurinacional hace aguas en el punto más crítico del año, justo cuando el Gobierno debe traer a la Cámara Baja su proyecto de Presupuestos Generales para 2025, que en caso de ver la luz será ya avanzado el año. La titubeante negociación de las medidas fiscales es un negro preludio, como lo fue el doble intento fallido de aprobar el techo de gasto, que Junts impidió en julio y en septiembre.
Los socios señalan a la ministra de Hacienda como la principal culpable del "esperpento" parlamentario. "Se ha metido en un callejón sin salida ella sola", "se ha cubierto de gloria", "es nefasto, todo lo ha hecho del revés", enumeran los grupos. A María Jesús Montero se le ha visto esta semana notablemente nerviosa, incapaz de salvar las diferencias antagónicas de sus supuestos aliados en materia fiscal, e inusualmente esquiva con los periodistas. "Cuando negocio no hablo", afirmó en los pasillos del Congreso este miércoles. Ayer no se despegó del teléfono móvil en toda la mañana.
Al final del Pleno, el Gobierno maniobró para desconvocar, por tercera vez, la Comisión de Hacienda que debía elevar al pleno el dictamen para la transposición de una directiva europea que fija en el 15% el impuesto de Sociedades para las multinacionales. Sobre ese proyecto pretendía colgar Moncloa su reforma fiscal, tramitado por la vía de urgencia. Pero se dio de bruces con la cruda realidad: la mayoría progresista que evoca Pedro Sánchez no existe.
Hay quien incluso reclama la intervención del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el desatascador oficial del Gobierno, que precisamente ayer mismo logró el hito de aprobar una ley integral para modernizar la administración de Justicia tras largos años de espera. En esa reforma, por cierto, se ha introducido el final de las golden visa, entre otras cuestiones ajenas a la materia de debate. Moncloa también sacó ayer la polémica renovación del Consejo de RTVE.
Fuentes socialistas del Gobierno aseguraron ayer que se "está explorando una solución" alternativa para intentar llegar al lunes con un acuerdo de mínimos a la Comisión de Hacienda. Si se ha aplazado otra vez es porque hay todavía una ventana para el acuerdo, afirman los más optimistas.
Pase lo que pase, Montero sale achicharrada de la negociación, justo antes de meterse en harina presupuestaria. A la ministra de Hacienda se le acusa de haber llevado una negociación errática que priorizó a los de Carles Puigdemont por delante del resto de socios progresistas, con los que el PSOE compartía el objetivo de extender los impuestos extraordinarios a la banca y a las eléctricas. Pero la irrupción de Repsol, que amenazó con retirar inversiones millonarias en Tarragona, surtió el efecto buscado en Junts: eliminar el gravamen al sector energético. Para Sumar, Podemos, ERC y Bildu esa era una medida innegociable. No darán su brazo a torcer. "Lo que no puede ser es que se priorice a Junts y se den por hecho los votos progresistas. Debió haber empezado justo al revés", indican voces de estos partidos.
Fuentes del equipo de la vicepresidenta y fundadora de Sumar, Yolanda Díaz, avisan de que llevarán el debate hasta el final. "Que cada uno se retrate en el Pleno", remarcan al tiempo que acusan al PSOE de "diluir" el impuesto a la banca y conchabarse con "las derechas vasca y catalana" para eliminar el gravamen especial a las eléctricas. "Lo que creo es que Montero está de acuerdo en perdonarle esos impuestos a las eléctricas", se malician desde Podemos, que plantearon como salida aprobar una prórroga del gravamen actual vía real decreto, aunque esta es una fórmula que el PNV y Junts rechazan.
Es unánime la crítica a la vicepresidenta por haber introducido una reforma fiscal por la puerta de atrás. "Es un error. Nunca se debió sacar del marco presupuestario", denuncian los grupos, que acusan directamente a Moncloa de poner en peligro la directiva europea del 15%. Si esta no se aprueba antes del próximo 1 de enero, España recibirá una sanción. La reforma fiscal estaba vinculada al quinto pago de los fondos europeos, unos 7.000 millones.
Tras pactar con Junts, los socialistas intentaron ganarse a Sumar a cambio de meter nuevos impuestos como el de los seguros sanitarios, las socimis, el de los vapeadores o el IVA de los pisos turísticos al 21%. Una circunstancia que enfadó al PNV, que salió en defensa del sistema mixto de sanidad público-privada que opera en Euskadi. "Vía muerta", proclamó su portavoz, Aitor Esteban, muy encendido con el "espectáculo" ofrecido por Hacienda.
El bloqueo es tal que los socialistas exploraron a la desesperada la opción de renunciar a la reforma fiscal con tal de salvar el proyecto de ley con la directiva europea. Pero rápidamente Junts dejó claro que, o se aprueban todas sus enmiendas -que fueron registradas en nombre del PSOE- o no apoyarán nada. "A ver si entienden que tenemos un pacto y que han de cumplirlo. O todo o nada", señalaron fuentes del grupo de Míriam Nogueras, descartando que vayan a apoyar la directiva europea mientras decae todo lo demás.
Por su parte, ERC anunció que para sumarse a la armonización europea del impuesto de Sociedades, antes los socialistas deberán renunciar a sus pactos con Junts. La pugna política entre los dos partidos independentistas, y entre el PNV y Bildu, está muy presente en el Congreso. El Gobierno lo sabe y por eso decidió a última hora retrasar, por tercera vez, la votación en la Comisión de Hacienda, consciente de que los vetos cruzados entre unos y otros hace inviable cualquier pacto.
A última hora de la mañana del jueves, el PP anunció extraoficialmente que darían sus votos para salvar la directiva europea si el Gobierno renunciaba a su "impuestazo" como llaman a la reforma fiscal planteada por Moncloa. "Ese apoyo es un caramelo envenenado", avisó el PNV, y el PSOE optó por darse tres días más de margen para intentar, a la desesperada, un acuerdo de bases con sus socios. Estos son más que pesimistas. "Vía muerta".
La tragedia de la DANA y el cúmulo de escándalos varios que atraviesan la vida política española han orillado por momentos el problema fundamental del Gobierno: la mayoría de investidura es incoherente y desaparece cada vez que el Parlamento aborda cuestiones ideológicas que van más allá de su rechazo en genérico a la "ultraderecha". El llamado bloque plurinacional hace aguas en el punto más crítico del año, justo cuando el Gobierno debe traer a la Cámara Baja su proyecto de Presupuestos Generales para 2025, que en caso de ver la luz será ya avanzado el año. La titubeante negociación de las medidas fiscales es un negro preludio, como lo fue el doble intento fallido de aprobar el techo de gasto, que Junts impidió en julio y en septiembre.
- El PNV sitúa en "vía muerta" la reforma fiscal y censura el "espectáculo" de Moncloa Itziar Reyero
- PSOE y Sumar pactan más impuestos a pisos turísticos, socimis, seguros sanitarios y al lujo Carlos Rocha
- La bronca entre el PSOE y Sumar deja en el aire la subida de impuestos del Gobierno Itziar Reyero Javier Jorrín