Cómo España empezó a dudar de las ONG: "Ahora la gente se organiza de otra forma"
Estas instituciones han sido muy atacadas en la crisis de la DANA en Valencia. Hay bulos y comentarios racistas, pero estos calan en un voluntariado con sensación de descrédito que ya estudian las propias organizaciones
Durante la crisis de la DANA en Valencia, Lucía Díaz Barcón empezó a hablar por WhatsApp con otras tres chicas de distintos puntos de España. Viendo el panorama, decidieron organizarse para llevar ayuda a la zona. El pasado 8 de noviembre ya tenían un primer autobús lleno de jóvenes voluntarios de Madrid camino a Catarroja en un viaje de ida y vuelta. El 9 montaron otro, ambos llenos de material especializado de la empresa sanitaria de una de las líderes del grupo, para que los voluntarios contasen con su propio EPI. "No tenemos ayudas de nadie, solo el respaldo de algún ayuntamiento. Por eso el primer bus lo tuvieron que pagar los voluntarios (cada uno dio 28 euros), pero ahora con más tiempo nos estamos intentando mover para que esto no sea así y sea todo solidario y voluntario", comenta Díaz.
La de estas jóvenes es una de las decenas de iniciativas solidarias que han aparecido en las últimas semanas con la explosión de la DANA y que han llenado Valencia de voluntarios. Todo tipo de pequeñas asociaciones o grupos informales han ideado planes para poder llevar ayuda a la zona, disparando la conciencia voluntaria. Pero de esas acciones también ha germinado otro discurso. El de las críticas a las instituciones y las organizaciones ya asentadas, como las ONG. En medio de las campañas de bulos y ataques racistas contra Cruz Roja o Cáritas, hay algo que va más allá de movimientos interesados y alimenta las dudas: muchos de los que han acudido estos días a ayudar vuelven con la sensación de ausencia de todas estas entidades.
"Quizá en España lo estemos viendo más ahora, pero yo tengo la sensación de que todo empezó unos años antes. Con la crisis de Ucrania, ahí el voluntariado cambió", cuenta Ignasi Carreras, presidente de Oxfam Intermón, miembro del Board Internacional de Oxfam y director de los programas de formación directiva para ONG-ONL de Esade. "Con el estallido de la guerra, de repente miles de personas anónimas, voluntarios que no pertenecían a ninguna organización, cogieron sus coches y se fueron a la frontera. Se autoorganizaron, la mayoría por redes sociales, y montaron equipos y recogieron material para la zona incluso con más rapidez que muchos grandes nombres. Fue un despertar de un movimiento voluntario informal que sobre todo cala entre los jóvenes y que es un reto a afrontar", detalla.
Esa forma de montarlo todo sin pasar por ONG o intermediarios similares e incluso adelantarse en los primeros momentos a estos grandes entes, ha explotado aún con más fuerza en España durante esta crisis y ha tensado unas costuras que ya llevan un tiempo avisando. El último informe de la Plataforma del Voluntariado de España (PVE) señalaba estos desajustes. Según sus datos, correspondientes a 2023, en nuestro país hay 4,5 millones de personas de más de 14 años que hacen labores voluntarias organizadas, una cifra que es tres puntos superior a la de 2022, pero hay grandes diferencias entre generaciones. Mientras el número general sube, el de los jóvenes de entre 14 y 24 años baja dos puntos. Solo el 7,1% de todos los voluntarios están en esa franja de edad. Un dato que en la presentación del informe señalaron como "sorprendente".
También hay una clara brecha de género. El perfil de la persona que participa en estas labores es, según el informe, el de una mujer de entre 45 y 54 años que colabora con una causa social desde hace más de 5 años, reside en una ciudad de más de 500.000 habitantes, tiene trabajo y disfruta de un nivel de vida medio alto o alto. Pero entre los jóvenes la distancia se agranda, solo un 5,4% de los hombres entre los 14 y los 24 hacen algún tipo de voluntariado por un 8,9% de las mujeres. Una diferencia de casi cuatro puntos que es muy superior a lo que se ve entre las siguientes generaciones, salvo entre los mayores de 65, donde se iguala.
Desde Cruz Roja explican a este medio que no están notando cambios en el comportamiento de la sociedad a la hora de donar o ayudar a través de las vías tradicionales y ciñen todo lo ocurrido a ataques en redes sociales por parte de usuarios concretos que consiguen que su voz salpique y convenza a algunos usuarios. Es más, aseguran que durante esta emergencia no han parado de recibir donaciones y que la población española se ha volcado totalmente. Eso sí, como Cáritas, admiten que cada vez es más frecuente y más intensa la circulación de bulos sin ninguna prueba ni contrastación de la información que se difunde. "Cáritas pide a toda la población que
acuda siempre a las fuentes oficiales e institucionales de información".
Los #Bulos también han perjudicado a la población afectada por la #DANA. Agradecemos el trabajo de portales como @maldita para desmentir la información falsa sobre Cruz Roja.
— Cruz Roja Española (@CruzRojaEsp) November 11, 2024
El uso responsable de las redes sociales es una responsabilidad compartida por toda la población activa…
Por su parte, Carreras sí asegura que se están notando algunas dinámicas. "Hay que ser conscientes de que las ONG internacionales suelen tener una presencia más importante en zonas alejadas de nuestro entorno. Lugares donde la ausencia de instituciones fuertes se suple con la presencia de estas organizaciones que tienen, además, todo mucho más protocolizado allí", cuenta. "Las grandes emergencias que han surgido en los últimos años aquí son algo nuevo y no hay sistemas de respuesta rápida tan protocolizados. Obviamente, luego las ONG son las entidades clave, las que aguantan más y las que dan un servicio esencial, como ocurrió en la crisis de Ucrania, pero la sensación para muchos voluntarios que llegan en los primeros momentos es que no tienen la presencia que deberían", añade.
El impacto de estas dinámicas en los jóvenes es algo que las propias organizaciones están estudiando desde hace tiempo, incluso se están haciendo diversas investigaciones. "La aparición de este voluntariado informal que utiliza las facilidades que ofrece internet y las redes sociales es una nueva realidad que debemos observar y ver cómo nos afecta, pues ha vuelto a demostrar su fuerza en este caso", cuenta Carreras. "También es cierto que es nuevo porque hasta hace muy poco las emergencias de este tipo apenas aparecían tan cerca de nuestras casas y de manera tan continuada".
El doble filo de las redes sociales
El fenómeno y sus consecuencias se están incluso estudiando en universidades como la de Copenhague, que ha puesto en marcha un proyecto financiado con casi 800.000 euros para estudiar cómo funcionan estos grupos autoorganizados en redes sociales. Poniendo especial atención a los que se mueven en Facebook. Según cifras de los investigadores, durante la invasión de Ucrania y la posterior afluencia de refugiados, en cuestión de días surgieron más de 100 grupos de ayuda daneses en Facebook. ¿El objetivo del proyecto? Ver qué criterios utilizan estos voluntarios informales para decidir quién y cómo recibe ayuda. Las "prácticas de merecimiento", como las denominan los investigadores.
Los directores del proyecto, que analizará tres crisis clave: la de los refugiados sirios en 2015, la del covid y la de Ucrania, ya dan una idea del doble filo que tienen las redes sociales en estos casos. Por un lado, como a Carreras, este tipo de acciones son una muestra de las ganas de la gente de ayudar y del poder que tiene internet para canalizar esa ayuda. Ya no necesitas grandes estructuras ni cantidades ingentes de recursos para ayudar incluso en países más o menos lejanos. Pero a su vez esa falta de estructura puede generar otros problemas. "La estructura ad hoc de los grupos en línea hace que tales decisiones sean menos formalizadas y transparentes", explica el profesor asistente Hjalmar Bang Carlsen, quien dirige el proyecto junto con el profesor asociado Jonas Toubøl.
"Tanto en las ONG gubernamentales como en las establecidas, existen criterios establecidos para determinar quién debe recibir ayuda. Estos procedimientos y principios fijos son menos comunes en el trabajo de ayuda informal. En este caso, los voluntarios deben aclarar consigo mismos y entre ellos a quién quieren ayudar y por qué en cada situación", afirma.
El presidente de Oxfam Intermón no ve mal que surjan grupos que den una respuesta rápida en las catástrofes y canalicen buena parte de las ganas de ayudar de miles de personas. Lo compara con la aparición de muchas ONG actuales hace unos 40 o 50 años. "Ahora la gente se organiza de otra forma y con criterios propios, pero la idea final es poder ayudar y eso es bueno", añade. Pero sí pide que se tenga cuidado cuando se empieza a hablar de dinero. "Normalmente, ahí está la línea roja y donde hay que extremar la precaución".
Los ataques a Cruz Roja o Cáritas en los últimos tiempos han surgido en bastantes ocasiones de influencers o perfiles relevantes en redes sociales que han aparecido como sustitutos de estas organizaciones. Sumada a la sensación de falta de presencia de las instituciones a la aparición de estos perfiles que tienen rapidez y facilidad para la organización, se ha construido un relato que señala a estos nuevos entes como la solución. "El problema ya se ha visto, unos que no saben ni qué hacer con el dinero que reciben, otros que entorpecen las labores, cuando no hay gente que directamente se lleva el dinero y desaparece", comenta el experto.
Es más, las críticas a estas organizaciones vistas estos días en España no son algo solo visto en nuestro país. Durante los huracanes Helene y Milton, en EEUU, las organizaciones del país americano recibieron unos ataques muy similares y que pueden verse en las explicaciones que dio la Cruz Roja Americana. En ese caso, los más interesados parecían venir del terreno político, en plena campaña electoral. Incluso el propio Donald Trump dejó caer que durante la emergencia las víctimas pro-Trump estaban siendo peor tratadas que las demócratas.
 Paralizamos las donaciones y os explico el porqué de manera detallada. Quiero ser lo más transparente posible y que entendáis que esto es complejo y se puede morir de éxito.  pic.twitter.com/8y8DNrG2kr
— Angel Gaitan (@Angel_gaitan_of) November 6, 2024
Las ONG asentadas tienen sus cuentas auditadas y son públicas, además de que responden a una legislación clara sobre el uso de los fondos. En el caso de los influencers ya son varios los perfiles que han pedido ayuda con las donaciones por los problemas para gestionarlas y la incapacidad para saber qué hacer con el dinero. "En las ONG hay experiencia, estructura y profesionalidad, esos son sus grandes fuertes y lo que les convierte en elementos esenciales y de confianza, no solo en un primer momento, sino en lo que viene después, que es igual o más duro que los primeros días", comentan desde Cruz Roja.
La crisis de los intermediarios
Ante la situación en las redes sociales, las organizaciones están empezando a mostrar su músculo, pero hay quien piensa que ya empieza a ser tarde. En sitios como TikTok hay toda una tendencia por el llamado contenido "de amabilidad". Que básicamente es la aparición de uno o varios influencers que van regalando dinero o materiales a gente desconocida. El ejemplo más llamativo de este tipo de contenido es MrBeast, uno de los youtubers más grandes del mundo, que ha basado su popularidad en estas acciones caritativas.
En un primer momento todo parece una gran acción. Desde sus canales recauda dinero que luego dedica a personas necesitadas, incluso ha llegado a pagar operaciones masivas de vista para personas con pocos recursos, pero muchos expertos señalan los peligros de este tipo de actuaciones. La filantropía influencer, como lo denominan en The Johnson Center for Philanthropy, es una evolución de lo que se vio en los años 90 con la aparición de famosos y artistas para recaudar dinero para acabar con el hambre o situaciones similares, con la vuelta de tuerca de internet y la economía de la atención. Lo que impacta más en los intermediarios, como las ONG, y desacredita en parte su trabajo, concentrando todo en las figuras.
Matthew Wade, de la Universidad La Trobe, señala que "bajo este modelo de filantropía, el secreto y la discreción simplemente no son una opción. Para ser efectiva al máximo, la filantropía al estilo de MrBeast debe ser un espectáculo ruidoso que atrae a audiencias masivas, ofertas de marca y ventas de productos, todo lo cual puede canalizarse hacia el próximo gran gesto filantrópico. Está obligado a ser magnífico para sostener este motor perpetuo de filantropía impulsada por la atención".
Ante esta situación, Carreras cree que los objetivos de las ONG son bastante claros. "Cada vez hay más gente necesitada de sus servicios en nuestras zonas y las emergencias se multiplican, por lo que la solución pasa por montar equipos más preparados para estas situaciones en estas áreas y concienciar de la situación a todo el mundo. Igual que veremos que los gobiernos invierten en más sistemas de emergencias y demás, las ONG deberán hacerlo. Eso atraerá a más gente y se verá en el futuro. Lo que ahora está claro es que en el medio plazo, cuando la atención desaparece, son estas organizaciones las que siguen ahí con la gente".
Durante la crisis de la DANA en Valencia, Lucía Díaz Barcón empezó a hablar por WhatsApp con otras tres chicas de distintos puntos de España. Viendo el panorama, decidieron organizarse para llevar ayuda a la zona. El pasado 8 de noviembre ya tenían un primer autobús lleno de jóvenes voluntarios de Madrid camino a Catarroja en un viaje de ida y vuelta. El 9 montaron otro, ambos llenos de material especializado de la empresa sanitaria de una de las líderes del grupo, para que los voluntarios contasen con su propio EPI. "No tenemos ayudas de nadie, solo el respaldo de algún ayuntamiento. Por eso el primer bus lo tuvieron que pagar los voluntarios (cada uno dio 28 euros), pero ahora con más tiempo nos estamos intentando mover para que esto no sea así y sea todo solidario y voluntario", comenta Díaz.
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