Ni medusas ni erizos: el nuevo invertebrado que está proliferando en las playas españolas (y que es mejor que no te pique)

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Las playas españolas están lidiando con un nuevo habitante marino que, de un tiempo a esta parte, ha comenzado a multiplicarse en sus aguas, llamando la atención de científicos y bañistas. La situación ha puesto en alerta tanto a expertos como a pescadores, quienes aseguran que este invertebrado puede resultar bastante desagradable si se tiene la mala suerte de rozarlo. Aunque parezca inofensivo a simple vista, es recomendable mantener la distancia y evitar cualquier tipo de contacto directo.

La proliferación de esta especie no es casual. El incremento de la temperatura del mar, impulsado por el cambio climático, ha propiciado condiciones favorables para su reproducción. Este aumento de ejemplares en el Mediterráneo y el Atlántico ha obligado a las autoridades a tomar medidas preventivas en algunas zonas, especialmente en Canarias, donde los avistamientos se han vuelto frecuentes, especialmente durante los meses más cálidos.

Este nuevo visitante de las costas españolas es el gusano de fuego (Hermodice carunculata), un poliqueto de colores vivos y cerdas urticantes que, aunque nativo de aguas más cálidas, ha encontrado en España un hábitat donde prosperar. Este gusano destaca por su apariencia llamativa y su peligrosa capacidad para causar un dolor intenso en la piel de quienes lo tocan accidentalmente.

¿Qué es el gusano de fuego?

El gusano de fuego es una especie marina con cuerpo alargado y segmentado, cubierto de cerdas que actúan como su principal mecanismo de defensa. Este animal, que puede llegar a medir hasta 30 centímetros de longitud, es fácilmente reconocible por sus tonos rojos, verdes y marrones que advierten de su peligrosidad. Su cuerpo está cubierto de cerdas blancas o translúcidas, que, al entrar en contacto con la piel humana, liberan una toxina que produce una sensación de ardor, enrojecimiento y, en algunos casos, ampollas.

Este invertebrado es un depredador voraz que se alimenta de corales, anémonas y pequeños crustáceos, lo que representa un desafío para la biodiversidad marina en las áreas donde se asienta. Su presencia en las costas españolas afecta especialmente a pescadores y buceadores, quienes deben extremar precauciones para evitar encontrarse con él en su entorno natural.

De cuerpo alargado y segmentado y tonos rojos, verdes y marrones, este invertebrado está cubierto de cerdas blancas o translúcidas que al tocarlas liberan una toxina

El cambio climático ha sido clave en la expansión de esta especie invasora, que hasta hace poco tiempo era casi desconocida en aguas españolas. Las autoridades han comenzado a lanzar campañas informativas para advertir tanto a los habitantes locales como a los turistas sobre el riesgo de estos gusanos y las mejores prácticas para evitar problemas en las playas.