Un derrumbe sin precedentes y 3.000 camiones al día: el Huerna se convierte en una ratonera
El domingo pasado se produjo en la AP-66 un derrumbamiento de grandes piedras y lodo que ha provocado el cierre de esta vía y el traspaso del tráfico a la N-630. Asturias queda así incomunicada de la meseta por autopista
La N-630, la carretera convencional más larga del país que une Gijón con Sevilla, amaneció este lunes en su paso por Pajares con mucho más tráfico del que acostumbra a tener. "Pasamos de encontrarnos con 5 coches a 50", narraba una vecina a EFE. Una media de 6.000 vehículos y 3.000 camiones que habitualmente discurren por la AP-66 tanto para subir a Asturias como para bajar a la meseta, se ven obligados a circular ahora por esta vía secundaria tras el derrumbe de tierra que tuvo lugar el domingo por la mañana y que ha inhabilitado el paso por la autopista en el kilómetro 76, cerca del municipio de Pola de Lena. Toneladas de piedras y de lodo se derrumbaban a la altura del valle del Huerna sobre las 10.15 horas sin causar, en principio, víctimas. Sin embargo, el impacto en la circulación es notable, ya que ha afectado a los cuatro carriles que conforman la autopista. Es un tramo que ya estaba bajo el punto de mira de los expertos.
Más de un día y medio después del suceso, la autovía sigue cortada. Ahora mismo los vehículos están desviados por una carretera nacional que no está habituada a albergar esta cantidad de tráfico, por lo que las retenciones están complicando la jornada. Los principales perjudicados son los centenares de transportistas que utilizan esta vía, la única que conecta directamente Asturias con la meseta y por la que los usuarios pagan hasta 15 euros de peajes. “El problema es que obliguen a los conductores a ir por Pajares, que es una carretera nacional que va atravesando muchos pueblos y que además, frecuentemente se corta por fenómenos atmosféricos”, subraya Juan José Gil, secretario general de la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer). De hecho, ayer la espesa niebla de primera hora de la mañana condicionaba el tráfico y causaba importantes atascos en el puerto de montaña, con la peligrosidad que comporta la circulación de vehículos pesados por este tipo de carreteras.
El remedio que desde Fenadismer ponen sobre la mesa es despejar cuanto antes el carril dirección León, que es el más alejado de la montaña derrumbada, y establecer un bypass provisional que permita al menos abrir un carril de ida y otro de vuelta. “Es la única solución para que el impacto en el sector sea el menor posible; Hay soluciones alternativas a la N-630 que se tienen que llevar a cabo”. Otras organizaciones del área como la Asociación de Empresarios del Transporte (Asetra) también pedían la apertura de un carril de la autopista porque el paso por la nacional supone un mayor tiempo de trayecto y, por lo tanto, mayores costes.
Desde este lunes por la mañana, maquinaria de conservación del Ministerio de Transportes trabaja en la retirada del material desprendido. En este sentido, el ministro del ramo, Óscar Puente, confirmó en X que los trabajos "van para largo" y que "por tanto, se va a comenzar realizando un bypass para que el tráfico pueda pasar con una calzada con un carril para cada sentido", pero no concretó cuándo comenzarán estos trabajos para establecerlo. Además, el riesgo de derrumbe continúa activo por lo que desde Transportes van a colocar provisionalmente unas pantallas de protección que impidan que nuevos desprendimientos puedan alcanzar el bypass que se va a construir.
El testimonio de distintos expertos de la Universidad de Oviedo, recogidos por EFE, concuerda con las palabras del ministro: "Se prevé que dure meses la reparación del talud en la autopista entre Asturias y León”. Por un lado, Carlos López, el decano de la Facultad de Geología, señala que en este punto de la autopista de alta montaña "se dan todos los ingredientes", dado que se trata de un talud de elevada altura, con unas rocas "muy fracturadas y de muy mala calidad" que están "muy expuestas" a la lluvia y a cambios de temperaturas que las "degrada y las altera".
En la misma línea Daniel Arias, profesor de Geotecnia, señala que ante este grave deslizamiento se tendrán que realizar estudios geotécnicos, que podrían durar "uno o dos meses", para, posteriormente, diseñar la solución constructiva y comenzar las actuaciones de restauración, cuya culminación podría llegar en otoño del año que viene. Aucalsa, la entidad concesionaria de la autovía en cuestión, asegura a El Confidencial que "los trabajos continúan, la maquinaria está trabajando y se está evaluando la situación"; sin embargo, ninguna institución ha determinado aún la posible fecha de reapertura.
Sobre posibles víctimas, fuentes de la Delegación del Gobierno en Asturias confirman que “el domingo hubo drones y perros especialistas y no detectaron nada”; sin embargo, sostienen que “no lo podemos asegurar al 100% hasta que no se despeje la zona, pero de momento no tenemos constancia de que haya desaparecidos. Además, ayer la concesionaria inspeccionó las cámaras de seguridad de la autopista para cerciorarse de que todos los vehículos estaban controlados”. Por su parte, José Fernández, secretario de la Unión Independiente de Transportistas Autónomos de Asturias, se muestra también preocupado por los atascos que invaden ahora la carretera nacional, pero subraya que "ha sido un problema de fuerza mayor, tampoco se puede hacer mucho más. Lo más importante es que no hay víctimas".
No es la primera vez que la AP-66 vive un suceso así. En el año 2006, durante el día de Año Nuevo, se desprendieron grandes trozos de piedra de la montaña, prácticamente en el mismo punto debido a un fuerte temporal que azotó a la zona. En aquel momento, Asturias quedó incomunicada por autopista con la meseta durante dos días, y no fue hasta cuatro meses después, en abril, cuando se comenzó a circular por la vía con normalidad. En febrero de 2009 también se produjo un derrumbamiento similar, pero aquella vez en la parte leonesa de la carretera y con consecuencias menos drásticas porque en ningún momento tuvo que cortarse totalmente la vía.
La N-630, la carretera convencional más larga del país que une Gijón con Sevilla, amaneció este lunes en su paso por Pajares con mucho más tráfico del que acostumbra a tener. "Pasamos de encontrarnos con 5 coches a 50", narraba una vecina a EFE. Una media de 6.000 vehículos y 3.000 camiones que habitualmente discurren por la AP-66 tanto para subir a Asturias como para bajar a la meseta, se ven obligados a circular ahora por esta vía secundaria tras el derrumbe de tierra que tuvo lugar el domingo por la mañana y que ha inhabilitado el paso por la autopista en el kilómetro 76, cerca del municipio de Pola de Lena. Toneladas de piedras y de lodo se derrumbaban a la altura del valle del Huerna sobre las 10.15 horas sin causar, en principio, víctimas. Sin embargo, el impacto en la circulación es notable, ya que ha afectado a los cuatro carriles que conforman la autopista. Es un tramo que ya estaba bajo el punto de mira de los expertos.