Entretelones del despliegue militar en Valencia: aprender de la catástrofe para no repetirla
Hay que tener claro que los militares se mueven con órdenes, no con deseos. Y sin entrar en dirimir la responsabilidad en la toma de decisiones, no es posible ni conveniente incorporar muchos efectivos de golpe
La catástrofe en Valencia arrastra ya más de 200 fallecidos. La situación es dramática y la población se ha sentido abandonada. Se pedía a gritos la intervención de las Fuerzas Armadas. Los militares llegaron entre un clamor de necesidad y críticas por un despliegue tardío. De todo se aprende o se debería aprender. Y esto aplica a las catástrofes. Como ocurre con las investigaciones de los accidentes aéreos, las lecciones de hoy salvarán vidas mañana. De esta ya tristemente famosa DANA podemos (y debemos) sacar muchas conclusiones. Que sea la primera la grandeza de nuestro pueblo, con todos nuestros defectos y divisiones.
En el drama, los españoles se crecieron ante la adversidad. El mejor ejemplo han sido los voluntarios que, contra viento y marea, sin organización ni medios, se han volcado para ayudar a sus vecinos cuando todavía las autoridades analizaban la situación. Kilométricas filas de gente, pertrechada con lo que tenía a mano —mochilas con víveres, botellas de agua, escobas, palas y cepillos— marcharon desde varios puntos de la comunidad (y luego de todo el país) hasta las zonas afectadas.
También el lado más oscuro del drama, con las insoportables imágenes de robos y saqueos a quienes ya lo ha perdido casi todo. Algo incalificable donde la justicia debería actuar sin contemplaciones. Y, de telón de fondo, la demostración palpable de una clase política (de todos los colores) mediocre e incompetente. Unos dirigentes a los que la realidad les vino grande y, en el momento más delicado, solo hicieron cálculos políticos. Una clase política más preocupada por el control de una cadena pública de televisión o de una alcaldía que de lo realmente importante. Alejada de la realidad, distante del pueblo, que quedó retratada ante la explosión de rabia y desesperación de quien se siente abandonado. Tan solo la Corona estuvo a la altura de lo que se espera de quien dice servir al país.
Órdenes, no deseos
De la UME ya está casi todo dicho. Su labor es encomiable y ejemplar en todo tipo de desastres, sean incendios, epidemias, inundaciones, terremotos o volcanes. Son los que llegan primero, evalúan y coordinan el resto de intervenciones, según los niveles de la catástrofe. Su creación durante el mandato del presidente Rodríguez Zapatero no estuvo exenta de polémica y fue criticada al interpretarse como una división dentro del ejército que acabaría como una especie de fuerza presidencial.
Es cierto que dentro de las Fuerzas Armadas; la UME —al igual que ocurre con la Guardia Real— son vistas como una suerte de Primera División. Esto tiene mucho que ver con la típica (y hasta cierto punto sana) rivalidad inter armas. Pero también con el hecho de que, cuando se dotaron sus cuadros, se tuvo que tirar de pilotos, mandos y efectivos que salieron de otras unidades operativas. En el fondo, su enfoque ha sido correcto y su creación, un acierto. Por eso idigna más informes como el publicado por El Confidencial donde se muestra que la UME está dotada para su sostenimiento con 42 millones de euros anuales, mientras el Gobierno se gasta 76 en asesores.
El despliegue del resto de unidades militares comenzó con una aparente lentitud, mientras a los medios llegaban testimonios de militares preparados y deseosos de ir a ayudar y, a la vez, frustrados de que la orden no llegase. Porque, lo primero que hay que tener claro, es que los militares se mueven con órdenes, no con deseos. Y sin entrar en dirimir ahora aquí la responsabilidad en la toma de decisiones (que debería hacerse), es cierto —como explicó el teniente general Javier Marcos, jefe de la UME—que no es posible ni conveniente incorporar muchos efectivos de golpe sin disponer de un apoyo logístico apropiado.
Despliegue masivo
En estos momentos, el número de militares desplegados en Valencia supera la cifra de 8.000 efectivos. De ellos, algo más de 2.000 pertenecen a la UME y el resto se reparten entre los tres ejércitos, con una presencia mayoritaria, como es lógico, del Ejército de Tierra. Sobre el terreno hay más de 1.600 vehículos, 12 helicópteros y el Buque de Asalto anfibio Galicia, con lanchas de desembarco (LCM) y dos helicópteros SH-60F. Este navío desembarcó tropas de Infantería de Marina que ya están sobre el terreno, a la vez que sus LCM están recorriendo el litoral al objeto de localizar zonas idóneas para desembarcar material y equipos en caso de necesidad.
El Ejército del Aire y del Espacio colabora con cerca de 600 efectivos, que pertenecen a la Academia General del Aire, Ala 11, Ala 14, Ala 35, Ala 48, Escuadrones de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA y SEADA) y EZAPAC, así como elementos procedentes de varios acuartelamientos. Entre el material destacan dos helicópteros NH90 Lobo, muy importantes para apoyo logístico y búsqueda y rescate, así como gran número de vehículos y maquinaria de obras.
Tierra está enviando hombres y material desde toda España. Lo fundamental es, por una parte, personal para tareas de limpieza, desescombro y ayuda en general, además de elementos organizados adiestrados para tareas específicas, como son los ingenieros, zapadores y expertos en logística. Mencionar, entre otras muchas, las aportaciones que han llegado desde Valencia, del Regimiento de Defensa NBQ nº1 (RNBQ-1), muy importante por sus capacidades de lucha biológica, personal del Regimiento de Operaciones de Información nº 1, del Regimiento de Transmisiones nº 21, diversos elementos de Policía Militar enviados desde el Batallón de PM nº1, 5 helicópteros del Batallón de Helicópteros de Emergencias (BHELEME II) y una sección del Regimiento de Caballería Lusitania.
Hay unidades de ingenieros llegados de Burgos (RING nº1) y Salamanca (REI nº11), secciones de zapadores aportados por la Brigada XI (Badajoz), Brigada X (Córdoba), varias secciones de la Bandera de Zapadores de la Legión (Almería), zapadores de la Brigada I y elementos de otra unidad muy especializada, como son los pontoneros del Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros nº 12, ambos desde Zaragoza.
La lista abarca casi todas las provincias, con un importante despliegue del Mando de Operaciones Especiales desde Alicante, tropas de infantería y artillería desde Murcia, e incluso desde Canarias, donde la Brigada Canarias XVI envía un numeroso contingente del Regimiento de Infantería Canarias nº50. También destacar por su importancia el helicóptero enviado desde Logroño por el BHELMA III y, sobre todo, los dos helicópteros pesados CH-47F Chinook enviados por el Batallón de Helicópteros de Transporte (BHELTRA V) desde Madrid y cuyas capacidades son notorias.
El trabajo de las tripulaciones de los #helicópteros de las Fuerzas Aeromóviles del #EjércitodeTierra sigue siendo fundamental en los esfuerzos de recuperación.
— Ejército de Tierra 🇪🇸 (@EjercitoTierra) November 6, 2024
📽️ Un Chinook de las #FAMET ha sido el único medio capaz de trasladar vehículos desde el cauce del río, donde las grúas… pic.twitter.com/vi3Q4X2cc0
Dos unidades a examen
Las unidades militares en situaciones de emergencia aportan una serie de cualidades que podríamos resumir en tres pilares: organización, disciplina y medios. Es algo a donde los voluntarios y otras organizaciones civiles, pese a su encomiable esfuerzo y entusiasmo, no pueden llegar. Otra de sus virtudes es la capacidad de adaptación a una situación cambiante y extrema, fruto del adiestramiento militar. Hay que tener en cuenta que este tipo de intervenciones se rigen, coordinan y desarrollan como si de una operación militar se tratase. Vamos a ver como ejemplo dos unidades que conocemos muy bien.
La Brigada Guadarrama XII, con sede en Madrid, aporta un importante contingente del Regimiento Alcázar de Toledo, más elementos del Batallón de Zapadores XII, con toda su logística añadida. Lo reseñable en este caso es que la brigada estaba justo en el momento del desastre iniciando unas importantes maniobras en San Gregorio (Zaragoza). Eran maniobras del tipo Gamma, de entidad 'brigada' y son las más importantes que realiza al involucrar casi a la brigada al completo (a las que El Confidencial estaba invitado para dar cobertura).
Cuando se precisa su intervención en Valencia, la brigada ya tenía todos sus medios acorazados y buena parte de los mecanizados y motorizados en Zaragoza. El personal ya había enviado allí todo su equipo en los convoyes de carga y la activación les llegó en el peor momento posible. Sin embargo, en menos de 24 horas los medios descritos anteriormente estaban en disposición de marchar hacia la zona afectada. Baste decir que muchos de los soldados han tenido que ir casi con lo puesto y dotarse de equipo sobre la marcha, al tener todo ya en el campo de maniobras.
Otra unidad que merece la pena destacar es el Regimiento de Caballería Farnesio nº12, ubicado en Valladolid. Esta unidad se encuentra en estos momentos muy comprometida con dos importantes misiones en curso. Una es la de adiestramiento de soldados ucranianos, labor que se lleva a cabo en Toledo y que ha exigido el desplazamiento de parte de su personal. La otra es el relevo que en menos de dos meses deberán hacer a las tropas españolas desplegadas en Eslovaquia.
Ambas misiones ya habían puesto al límite la capacidad material del Regimiento y aún así, han sido capaces de aportar del orden de 70 efectivos con casi una quincena de vehículos. Hay que mencionar que Defensa ha impuesto unas rígidas normas de comunicación a las unidades militares (algo habitual en estos casos), por lo que mucha información es reservada.
No todo el material sirve
Otra cuestión muy interesante es la del material que se necesita, sobre todo en lo tocante a vehículos. Lo cierto es que no todo vale. En redes sociales ha habido comentarios reclamando la presencia del material pesado. Hablamos de vehículos blindados como los carros de recuperación Búfalo, basados en el chasis del Leopardo y por ello también llamados a veces Leopardo de recuperación. Son vehículos muy potentes, dotados de pala empujadora y grúa para 30 toneladas. Sobre el papel podrían parecer idóneos, pero no es así.
Un Búfalo pesa más de 60 toneladas e incluso el más ligero y moderno blindado de zapadores, el Castor, se acerca a las 40 toneladas. Esto es mucho peso y sería contraproducente su despliegue en una catástrofe por varios motivos. En primer lugar, su transporte es muy complejo al precisar góndolas de camión para llevarlos. La propia infraestructura viaria, casi arrasada, dificultaría en extremo su traslado y al moverse por sus propios medios destrozarían las calles por donde pasaran. Recordemos que son vehículos de cadenas.
Comparativa en tamaño y movilidad en zona urbana de un VCR 8x8 zapador perteneciente a elementos del Batallón de Zapadores Paracaidistas VI (BZPAC VI)/BRIPAC 🇪🇸🪂 respecto a un mas antiguo BMR perteneciente a la UIP de la Policía Nacional 🇪🇸👮🏻♂️ en Valencia. pic.twitter.com/P6xSjNeKXU
— Galileo 🇪🇸 (@GalileoArms) November 5, 2024
Además, son máquinas de combate, pensadas para trabajar en tales condiciones, por lo que la visión que sus operadores tienen del exterior no es la idónea para zonas urbanas con personas moviéndose a su alrededor. Otros blindados más ligeros podrían ser más útiles. Por ejemplo, hemos visto vídeos del vehículo de recuperación Freccia VCREC desplegado allí por el Regimiento de Caballería Lusitania, o los blindados BMR empleados por la policía y el Lusitania. Ambos son de ruedas, pero si nos fijamos en el caso del Freccia (también mal llamado Centauro de recuperación), vemos que trabaja muy despacio y siempre con un militar por delante dirigiendo el movimiento.
Frente a estos medios pesados, mucho más útiles son los vehículos ligeros y potentes. Se están realizando tareas de remolque y retirada de coches con blindados VAMTAC, mucho mejores para operar en entornos estrechos y ambientes reducidos. Muy útiles son los camiones frigoríficos y medios de procedencia civil o directamente civiles, como retroexcavadoras o grúas. Aparte de este material móvil, los helicópteros y drones son de gran utilidad, así como otros apoyos logísticos, como cocinas de campaña, que ya se están empleando, transportes de agua y vehículos de transporte en general.
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