La UME, la joya sin presupuesto: 42 millones del Gobierno en mantenerla y 76 millones en asesores
La partida de asesores ha crecido en 36 millones desde 2018, mientras que lo destinado al sostenimiento de la UME ha aumentado en 10 millones en el mismo período
La pandemia de covid-19, Filomena, el terremoto de Lorca, la erupción del volcán de Palma y ahora, la catástrofe de la DANA en Valencia -que suma ya más de dos centenares de fallecidos-. La Unidad Militar de Emergencias (UME) se ha ganado el respeto nacional e internacional a fuerza de jornadas interminables, barro, sangre, sudor y lágrimas. Esta joya del Ejército español, fundada en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, se ha convertido en un referente global y un aliado imprescindible para los gobiernos autonómicos para afrontar cualquier catástrofe. Una joya del Departamento de Defensa a la que bien se podría nutrir de más recursos financieros.
De acuerdo con el Presupuesto de Defensa para 2023, prorrogado este año, la UME cuenta con una partida presupuestaria de 42 millones de euros en materia de "gastos de operación y sostenimiento". En concreto, se establecen 42.012.980 euros para afrontar inversiones militares asociadas al funcionamiento operativo de los servicios; infraestructura; maquinaria; instalaciones; utillaje; transporte; agua; gas; combustible; vestuario; alimentación; productos farmacéuticos; telecomunicaciones; limpieza; dietas; traslados; o arrendamiento de medios de transporte entre otros. Esta partida no incluye el gasto salarial de los efectivos que forman parte de la unidad (3.218 según los últimos datos oficiales del Ministerio de Margarita Robles), que no aparece especificado en el presupuesto.
Aun así, se trata de una cifra irrisoria en comparación con otras que se pueden encontrar en los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Basta echar un vistazo a los informes de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) para comprobar que el presupuesto en asesores para este 2024 asciende a 76,9 millones de euros. Una partida que en 2023 era de 72,6 millones y en 2018, antes de que llegase a la Moncloa Pedro Sánchez, se situaba en los 40,5 millones.
Es decir, que en los últimos seis años, el presupuesto en asesores ha crecido 36,4 millones de euros. En cambio, esta partida presupuestaria de la UME ha crecido en 10,5 millones desde 2018. De 2022 a esta parte, esta partida ha crecido solo en 2 millones de euros, si bien es cierto que en los últimos tiempos se han llevado a cabo inversiones para renovar el material de esta unidad militar en el marco del Plan Vital UME, desarrollado en 2016 por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. En este marco se prevé invertir 33,6 millones en los próximos dos años para renovar los vehículos de la unidad.
El Plan Vital UME, diseñado por el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) en 2016, es hijo de la crisis económica. Entre sus objetivos está garantizar la operatividad, disponibilidad y acción resolutiva de la UME minimizando la inversión. "Se trata de evitar un elevado esfuerzo presupuestario por reposición simultánea de los materiales... Gracias a este plan, la UME mejora su parque de vehículos con una considerable reducción de costos", explicaba la revista del Ejército en 2019.
Los presupuestos de Defensa fijan en 10 millones lo destinado al Plan Vital UME este 2024. Cifra que sumada a la partida anterior hacen un total de 52 millones de euros, todavía por debajo de los 76 millones presupuestados para asesores.
Un historial de éxito
Pese a su corta historia, la UME carga a sus espaldas con un extenso historial de acciones en el terreno que le ha hecho ganarse el aplauso de toda la sociedad española. Entre sus intervenciones más destacadas se encuentra su participación en la borrasca Filomena en enero de 2021, un fenómeno que paralizó la capital de España. Los efectivos de la UME participaron en labores de limpieza, rescate y facilitaron el acceso en infraestructuras clave.
Todo el mundo recuerda también su Operación Balmis de 2020 en plena pandemia de coronavirus. En aquel momento, se arremangaron para desinfectar infraestructuras, montar hospitales de campaña, trasladar pacientes e incluso cadáveres. Su nombre ha sonado también fuera de las fronteras nacionales, desplegándose en Haití tras el devastador terremoto en 2010 o asistiendo en incendios en Portugal, Grecia y Chile.
Críticas cruzadas
Estos días hemos sido testigos de críticas cruzadas entre nuestros gobernantes y altos dirigentes de la UME. En declaraciones a El Confidencial, Juan Montenegro, jefe del Estado Mayor (JEMAD) entre 2009 y 2011 y presente en la gestación de la unidad, lamentaba que "somos capaces de dar apoyo logístico en Afganistán, pero no somos capaces de llevarles agua a los vecinos de Paiporta". Desmiente al Gobierno de Sánchez afirmando que "es la UME quien despliega en coordinación con la comunidad autónoma" sin que los gobiernos autonómicos tengan que pedir efectivos. Al mismo tiempo, achaca al Ejecutivo de Carlos Mazón un gran desconocimiento sobre el funcionamiento de la UME: "Su ventaja es que se despliega en cuestión de horas".
A su vez, ha cargado contra Mazón el general jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), Francisco Javier Marcos, que ha insistido en que sin autorización no pueden acceder a una zona de emergencia: "Quien dirige la emergencia y a dónde vamos y no, es la comunidad autónoma".
La pandemia de covid-19, Filomena, el terremoto de Lorca, la erupción del volcán de Palma y ahora, la catástrofe de la DANA en Valencia -que suma ya más de dos centenares de fallecidos-. La Unidad Militar de Emergencias (UME) se ha ganado el respeto nacional e internacional a fuerza de jornadas interminables, barro, sangre, sudor y lágrimas. Esta joya del Ejército español, fundada en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, se ha convertido en un referente global y un aliado imprescindible para los gobiernos autonómicos para afrontar cualquier catástrofe. Una joya del Departamento de Defensa a la que bien se podría nutrir de más recursos financieros.