Feijóo y Sánchez toman nota del hartazgo social y ordenan "serenar" el combate público
El líder del PP sigue el ejemplo del Rey en la zona cero y elude entrar en colisión con el Gobierno; al contrario, le ofrece toda su ayuda para la reconstrucción. Justo ayer Mazón pasó al ataque para intentar salvar su gestión
La tragedia causada por la DANA ha provocado un cambio de rasante en la política española, cuyos efectos son aún desconocidos, pero que ha obligado a Moncloa y a Génova a echar el freno, abandonar temporalmente la batalla partidista y hacer un llamamiento a la unidad nacional. El motín de Paiporta de este domingo fue, sobre todo, la expresión de dolor de un pueblo devastado, pero también un inquietante estallido de ira e indignación con la clase dirigente que, al parecer, PP y PSOE están decididos a canalizar para evitar que sea pasto del populismo.
El papel desempeñado por Felipe VI en el municipio peor parado en las riadas, y también horas después ante el centro de coordinación de las emergencias llamando a la cooperación de todos, es importante para explicar el giro de Feijóo en Génova, donde hizo una declaración institucional y ofreció todo su apoyo a Moncloa para sacar adelante su plan de reconstrucción.
Si el dirigente gallego fue el primero en descargar en el Ejecutivo central, el jueves, la responsabilidad de no haber avisado antes a la población del desastre y de intentar así blindar a su barón valenciano, este lunes marcó distancias con Mazón y se situó en la neutralidad institucional.
Tanto en Génova como en Moncloa aseguran haber tomado nota de la condenable agresión a Pedro Sánchez, quien tuvo que ser evacuado del lugar por el equipo de seguridad de Moncloa, y de los episodios inéditos de violencia sobre los Reyes, que aguantaron el tipo y ofrecieron una lección de dignidad. PP y PSOE se proponen seguir el ejemplo. Así, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se citó en el Congreso con los grupos parlamentarios (excepto Vox, que no acudió) para ofrecerles información del desastre, aunque fuera parcial.
En la dirección del PP planean una tregua larga al Gobierno, pese a que son bien conscientes del riesgo de que Sánchez utilice su apoyo en beneficio propio. La tentación del líder socialista de plantear unos Pactos de la Moncloa bis para el plan de reconstrucción de Valencia, o incluso de vincular las ayudas al proyecto de los Presupuestos Generales de 2024, como medida de presión, es algo que tienen muy presente en el equipo cercano a Feijóo. "Una cosa es ayudar a las familias de las víctimas y a los damnificados y otra es ayudar a Pedro Sánchez", responde un portavoz oficial de Génova.
La traducción de estos buenos propósitos, sin embargo, es bastante más compleja. Así, en el mismo día en que Feijóo llamaba a los suyos a "arrimar el hombro" y evitar el forcejeo con el Gobierno central, el presidente de la Comunidad Valenciana salía al ataque para defender su muy cuestionada gestión. Mazón, fortalecido al menos en lo moral por permanecer hasta el final en compañía de los Reyes, quedó otra vez en fuera de juego tras el desmarque de Génova del barrizal político.
Fuentes de la dirección nacional del PP aseguran que el Gobierno central ha estado desde el primer momento en "una labor de desgaste muy potente" contra Mazón, con toda la artillería ministerial en contra. De ahí su necesidad de explicarse públicamente en Cope, crecido tras haber aguantado una lluvia de objetos y barro junto al Rey. "No somos el partido del pásalo ni lo queremos ser. Tenemos la posibilidad de incendiar a la opinión pública o de serenarla, y elegimos lo segundo", insisten desde Génova 13.
Mientra tanto, el presidente valenciano se escuda en que los avisos hidrológicos no fueron constantes el día de la tragedia. Mazón culpó a la Confederación Hidrológica del Júcar, que depende del Gobierno, y que desactivó "hasta tres veces" la alerta, "a la una, las dos y las cuatro". Veloz, el Ejecutivo desmintió esta información porque, explican, las confederaciones hidrográficas "no lanzan alertas", ya que solo son competentes los servicios de emergencia autonómicos. De hecho, constatan, fue el propio Centro de Coordinación de Emergencias. También tuvo un encontronazo con la ministra de Defensa, Margarita Robles y el mando operativo de la UME.
Pero ese mensaje de serenidad de Feijóo al PP pilló a Carlos Mazón en fuera de juego. El presidente valenciano, lejos de rebajar la tensión con el Gobierno central, pasó al ataque y se escudó en que los avisos de la Confederación Hidrológica del Júcar, dependiente del Estado, no fueron constantes. “Hasta tres veces” se desactivó la alerta, dijo Mazón, al que se le señala por haber reaccionado tarde y mal. Fuentes del Ejecutivo central desmintieron esa información porque la competencia de lanzar alertas es de los servicios de emergencia autonómicos, mientras desde Génova insistían en que no es momento de buscar culpables, sino de cooperar.
“Es el momento de arrimar el hombro”, enunció Alberto Núñez Feijóo en una declaración institucional leída desde la sede nacional. "No importa el PSOE ni el PP", repetía. "Lo que importa es el pueblo español, son nuestros compatriotas valencianos. No caeré en las críticas al Gobierno", aseguró el líder de los populares.
"La gente no está dividida en partidos, sino en opiniones políticas. Los que ahora despejan las calles no se preguntan a qué partidos han votado. Todos debemos estar unidos ante el dolor como un único cuerpo. Esta tragedia ha golpeado a todos los españoles, no a un partido o a otro", reiteró. Esa apelación a la unidad vuelve a chocar con la gestión comunicativa del equipo de Carlos Mazón. Hasta ahora, el presidente de la Generalitat había huido del choque político contra el Gobierno, pero justo este lunes decidió también cambiar de estrategia y pasar a la ofensiva contra el Ejecutivo, al que culpa de la tardanza de mandar la alerta a la población por las inundaciones.
En ese deseo de demostrar unidad se explica la ronda de reuniones que el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, mantuvo en la tarde de ayer con los grupos parlamentarios en el Congreso, a la que no acudió Vox, y en la que el Gobierno facilitó a los partidos información de la crisis. El portavoz del PP, Miguel Tellado, trasladó al ministro que podrán contar con sus votos para “sacar adelante todas las medidas de apoyo a la reconstrucción”, entre ellas, el ‘Plan Valencia’ propuesto por Feijóo para la reparación y revitalización de las zonas afectadas, previo diseño y concreción con la Generalitat.
El ministro Bolaños, que compareció en el Congreso al finalizar las reuniones con los grupos, realizó constantes apelaciones a la unidad y celebró la predisposición del PP a “trabajar juntos” y apoyar el decreto urgente de ayudas que aprobará este martes el Consejo de Ministros. El presidente Sánchez ya anunció que se autorizará a la Comunidad Valenciana a gastar todo lo que necesite para ayudar a los damnificados por la DANA y recuperar la normalidad. Mazón demandó ayer un fondo de contingencia extraordinario de 31.400 millones de euros. Precisamente, el Gobierno de España sigue sin activar el mecanismo europeo de protección civil.
“Las reuniones han sido útiles, ha habido una buena disposición con los grupos parlamentarios a trabajar conjuntamente con el Gobierno y trabajar en lo que esté a su mano. Es una buena noticia que los grupos estén a la altura de las circunstancias”, afirmó Bolaños. “Esa unidad es imprescindible, el Gobierno de España va a estar ahí. Aquí no hay ninguna diferencia, queremos ayudar a las personas afectadas a superar esta situación tan trágica”, cerró.
El Gobierno lleva varios días volcado en la gestión de la crisis para tratar de superar la imagen de descoordinación entre los distintos niveles de la administración. A la pelea inicial entre Moncloa y la Generalitat valenciana para repartirse las culpas por una reacción tardía e insuficiente, se le une el malestar de los alcaldes de las poblaciones más afectadas, algunos socialistas, con el presidente Mazón. Pero las discrepancias y la depuración de responsabilidades políticas tendrá que esperar. Ahora toca la reunificación.
La tragedia causada por la DANA ha provocado un cambio de rasante en la política española, cuyos efectos son aún desconocidos, pero que ha obligado a Moncloa y a Génova a echar el freno, abandonar temporalmente la batalla partidista y hacer un llamamiento a la unidad nacional. El motín de Paiporta de este domingo fue, sobre todo, la expresión de dolor de un pueblo devastado, pero también un inquietante estallido de ira e indignación con la clase dirigente que, al parecer, PP y PSOE están decididos a canalizar para evitar que sea pasto del populismo.