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La tragedia de Valencia abre una crisis de sistema y sitúa al Rey de pararrayos
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El motín de Paiporta

La tragedia de Valencia abre una crisis de sistema y sitúa al Rey de pararrayos

La huida del presidente del Gobierno tras ser agredido y la imagen embarrada de los Reyes, que soportaron la ira ciudadana en Paiporta, simboliza el deterioro profundo de la confianza en el Estado autonómico

Foto: El rey habla con los vecinos, indignados, en Paiporta (EFE/Ana Escobar)
El rey habla con los vecinos, indignados, en Paiporta (EFE/Ana Escobar)
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El sistema político e institucional español ha entrado en fase crítica. El estallido de indignación social por la insuficiente respuesta del Estado ante el desastre humanitario provocado por la DANA cristalizó ayer en unas indeseables escenas de ira contra las máximas autoridades del país. La visita del Rey, la Reina y el presidente del Gobierno, además del presidente de la Comunidad Valenciana, a la zona cero del desastre que se ha cobrado más de doscientas víctimas mortales solo en la Comunidad Valenciana, pasará seguramente a los libros de la historia del país como el motín de Paiporta, la riada social que ha puesto en jaque nuestra democracia. En apenas cinco días, la confianza en el Estado autonómico y la credibilidad de la tarea pública se ha desmoronado.

La justificada ira de las víctimas por el caos y el abandono institucional desembocó este domingo en una intolerable agresión al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que tuvo que ser evacuado del lugar para evitar su linchamiento, y el ataque verbal y físico contra el Rey, quien aguantó la presión y terminó ejerciendo de pararrayos moral de la clase política frente a una sociedad devastada, que apenas ha podido cubrir sus necesidades más básicas de agua, alimentación y ropa seca si no es por la solidaridad ciudadana. Y que sigue sin conocer la dimensión real de la tragedia.

La huida del presidente, que vuelve a comprobar la desconexión emocional con la calle, y la imagen embarrada de los Reyes ante un brote inédito de ira marca el deterioro absoluto del sistema que arrastra años de polarización, crispación y desconfianza en las instituciones.

La comitiva de autoridades fue recibida al grito de "asesinos, asesinos" en medio de una lluvia de botellas de plástico y bolas de lodo. Por momentos, la seguridad de los máximos representantes del Estado estuvo amenazada. Sánchez fue desalojado tras recibir un golpe en la espalda con una barra. Rápidamente, se señaló a personas vinculadas con grupos ultras que habrían ido a boicotear la visita. "El Gobierno no se va a desviar de su principal objetivo", dijo horas después el líder socialista.

Foto: La seguridad protege a Pedro Sánchez cuando le lanzaban objetos. (Europa Press) Opinión
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En cuestión queda si la presencia de los Reyes en la zona cero fue oportuna. La Zarzuela había informado desde hacía días que esa era su voluntad para mostrar su cercanía y solidaridad con las víctimas de las terribles riadas. Pero no se midieron bien los riesgos de la seguridad y la Moncloa intentó desvincularse de esa decisión. El ministro de Transportes, Óscar Puente, portavoz no oficial del Gobierno, calificó anoche en La Sexta de "inoportuna" y un "error de cálculo" la visita institucional a Paiporta.

Pese a los graves momentos de tensión, Felipe VI salió con dignidad del trance. Permaneció cercano a las víctimas de la tragedia, les dio amparo moral e incluso se atrevió a hacer pedagogía de la acción de las instituciones en nombre del Estado. "No hagáis caso a todo lo que se publica porque hay mucha intoxicación informativa y hay muchas personas interesadas en que haya caos", respondió ante la desesperación de unos vecinos que suplican por que lleguen más medios de rescate. "No hay otra manera. Están en ello… Están yendo a todos los lugares posibles", señaló frente a la impotencia general. "¡Tiene que irse este Gobierno!", increpó una mujer, a lo que don Felipe respondió con lo obvio: "Esto es una democracia". Al lado, el rostro desolado de la Reina, que trataba de apaciguar a las víctimas que lo han perdido todo.

Foto: Sánchez y Mazón. (EFE/Kai Försteling)

Después, reunido el centro de mando operativo con Sánchez y Mazón, enfatizó que "hay que garantizar que el Estado está presente en toda su plenitud", en lo que supone una enmienda a la actitud dubitativa o egoísta entre las administraciones de distinto color político. "No es especulativo. Creo que los medios van creciendo y la eficacia también", recalcó, al tiempo que transmitió la importancia de que "la gente perciba que los mecanismos del Estado en los distintos niveles están funcionando", así como de entender "el enfado y la frustración" de los afectados.

Pero lo cierto es que el desastre de Paiporta retrata con crudeza cómo el sistema autonómico ha fallado en el instante más dramático posible. Una tragedia que pone al descubierto el descontrol en la gestión política, el caos administrativo y una insólita dejación de funciones en general que extiende la sospecha de que se haya podido especular con el despliegue de medios. Prevenir una hecatombe de esta naturaleza no es posible, pero sí lo es minimizar riesgos y reaccionar mejor ante los estragos. Pasan los días y no se sabe aún cuál es la cifra aproximada de víctimas mortales, ni tan siquiera de desaparecidos. La herida interna drena al exterior y daña gravemente la imagen de España ante el mundo.

Tendrá que explicarse mejor por qué el Gobierno central evitó tomar el mando en una emergencia nacional. A Sánchez le perseguirá su frase "si quieren ayuda, que la pidan", como si se tratara de terceros países. Mientras, nadie duda ya de que el Ejecutivo valenciano sucumbió con estrépito ante la adversidad desde primera hora. También Mazón deberá aclarar por qué retrasó la petición de auxilio y por qué la administración autonómica parece actuar a ciegas sobre el terreno. Hasta el PP valenciano es un clamor por la falta de liderazgo político en la Generalitat.

La crisis del Estado ya está siendo aprovechada por sus enemigos. "Enfangados hasta la corona, se marcharán con la cola entre las piernas", escribió ayer Carles Puigdemont en las redes sociales donde compartió el vídeo del tumulto sobre el Rey, Sánchez y Mazón. "Estado fallido", proclamó el secretario general de Junts, Jordi Turull.

El sistema político e institucional español ha entrado en fase crítica. El estallido de indignación social por la insuficiente respuesta del Estado ante el desastre humanitario provocado por la DANA cristalizó ayer en unas indeseables escenas de ira contra las máximas autoridades del país. La visita del Rey, la Reina y el presidente del Gobierno, además del presidente de la Comunidad Valenciana, a la zona cero del desastre que se ha cobrado más de doscientas víctimas mortales solo en la Comunidad Valenciana, pasará seguramente a los libros de la historia del país como el motín de Paiporta, la riada social que ha puesto en jaque nuestra democracia. En apenas cinco días, la confianza en el Estado autonómico y la credibilidad de la tarea pública se ha desmoronado.

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