Juan Fernández-Miranda: "El PSOE de Pedro Sánchez se parece más al de 1936 que al de 1978"
Pese a los escándalos actuales en torno al Rey Juan Carlos, alega que es "una figura política de primer nivel" y quien pone en marcha la Transición a la democracia de España
Dentro de un año se cumplirán exactamente 50 de la muerte del dictador Francisco Franco y del comienzo de una Transición que aunó a la mayoría política del país y que es ahora denostada por partidos que entonces la defendieron. Un relato esgrimido por el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y sus socios, quien ha señalado en ocasiones a la oposición del PP como heredera del franquismo: "Es falso, porque Manuel Fraga, a quien se refiere Sánchez es uno de los padres de la Constitución y un personaje esencial, como lo fueron en el extremo contrario Carrillo y también Felipe González", explica a El Confidencial Juan Fernández-Miranda, adjunto al director de ABC, que acaba de publicar Objetivo: democracia. Crónica del proceso político que transformó España (Espasa). Acaba de ganar el Premio de Ensayo de esta editorial
El relato negativo de la izquierda sobre el periodo de la Transición se lleva gestando desde la época en la que presidía el gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, con aspectos como las leyes de Memoria o la tergiversación de la Ley de Amnistía de 1977, según Fernández-Miranda, nieto del que fuera presidente de las Cortes franquistas, Torcuato Fernández-Miranda, uno de sus mayores artífices junto al Rey Juan Carlos y al presidente Adolfo Suárez.
Medio siglo del proceso político que ha brindado la mayor estabilidad institucional y democrática que haya tenido nunca España y que está en entredicho por un sector del país después de que durante décadas se mitificara, quizás en exceso. "Sí, uno de los problemas del relato de ese periodo es que se llegó a ensalzar a veces de forma desorbitada", reconoce Miranda, adjunto al director del ABC y que conoce el periodo después de haber escrito también la biografía de su abuelo: Torcuato Fernández-Miranda, el guionista de la Transición. Y no solo es un relato problemático para la izquierda, sino también para una buena parte de la derecha que no ha dejado de criticar el modelo territorial de las autonomías o la ley electoral vigente: "Es hora de explicar de nuevo lo que pasó en esos años porque se ha perdido la verdadera esencia".
PREGUNTA.- ¿Cree que hemos ido hacia atrás? ¿Están los españoles más divididos ahora que en 1978, cuando se completa la Transición con la aprobación por referéndum de la Constitución Española? ¿Hemos vuelto a una división como la de 1936?
RESPUESTA.- Yo creo que está profundamente más dividida que en el 78, pero menos que en el 36, porque son otros tiempos. España es un país civilizado con una clase media muy fuerte y en Europa, precisamente por el consenso que se alcanza durante la Transición. Aun así, yo pienso que si tú lees los resultados de las elecciones del 23, yo creo que España votó moderación. Otra cosa es la lectura que hiciera Sánchez, el segundo en resultados, y lo que buscó para conseguir ser renovado como presidente.
P.- Con todo lo que ha pasado en los últimos años, esa revisión de pactos tácitos de la Transición: ¿No le parece que el PSOE que participa de ese consenso entre el 75 y el 78 fue un espejismo?
R.- No lo sé, ¿es un espejismo el PSOE de Felipe González o lo ha sido ahora el de Zapatero-Sánchez? Desde luego el PSOE de ahora se parece más sin duda al del periodo de 1931-1936. Lo que sí es indudable es que el PSOE post-Sánchez debe decidir si el espejismo es Felipe González o lo fueron Zapatero y Sánchez. Porque es verdad que yo lo que no entiendo de la actualidad es cómo es precisamente la izquierda quien niega la Transición. Me parece que tiene mucho más que reivindicar que la derecha porque ganó mucho más. La derecha ganó una democracia, pero la izquierda ganó la libertad porque estaba en el exilio, no nos olvidemos, y en el caso del PSOE, deshecho además.
P.- ¿Por qué se produce esa ruptura? ¿Cree que forma parte de una hoja de ruta para intereses políticos actuales o se debe a una huella traumática revanchista?
R.- Es que no hubo ruptura, fue de ley a ley. Creo que son ambas razones, y aquí yo siempre respondo con la frase de Felipe González: "Prefiero ser hijo de la Transición que nieto de la Guerra Civil", es verdad que uno de los problemas de la Transición fue que en su momento en los 80 y 90 se mitificó quizás en exceso y hay que volver a explicarla porque algo se ha quedado en el camino y no es comprensible esa ruptura desde la izquierda.
Por eso este libro es una crónica de hechos, una crónica periodística pura. No es el libro de un historiador. Quien lo lea se situará en aquella época para entender realmente bien el proceso. Porque cada poco tiempo, cada tres días pasaba algo gordísimo, aspectos muy difíciles de gestionar y hubo unos líderes políticos enormes, una gran generosidad y una gran inteligencia política. Diecinueve meses en los que la Transición, que es un proceso muy amenazado y en el que hay también violencia, sale adelante de forma casi milagrosa.
P.- Luego hay también una persistente crítica a la Transición por parte de la derecha, que se ha centrado históricamente en las autonomías, el modelo territorial que habría facilitado la ruptura de Cataluña con el procés, la amenaza soberanista del PNV y la ley electoral.
R.- Fíjate que la aportación de Fraga en el pleno de Reforma Política fue cambiar el sistema electoral. ¿Por qué? Por proteger o por garantizar un bipartidismo fuerte. Y eso fue una aportación de Fraga. Es decir, que Fraga, aunque es verdad que en sus intentos de liderar el proceso fracasó, hizo aportaciones más que interesantes, aparte de formar el germen del principal partido de la derecha democrática.
P.- Pero Manuel Fraga es precisamente el perdedor de ese proceso, aunque luego su partido es el que se consolide como la mayoría de la derecha.
R.- Fraga intentó hacer una Transición que fue fallida porque intentó hacerla ley a ley. De hecho, llegó a aprobar tres leyes. Derecho de asociación, derecho de reunión... Por supuesto que su esquema fue el que falló, porque era hacer reformas una a una. Consiguió aprobar la ley de reunión, consiguió aprobar la ley de manifestación, consiguió aprobar la ley de asociaciones, pero ya a la cuarta el búnker le dijo que se acabó. En cambio, la ley de la reforma política que triunfa es una ley que establece el cambio en un solo movimiento. Ese fue el éxito. Y eso fue un debate jurídico intensísimo en aquella época. El que encontró la llave fue Torcuato Fernández.
Fraga intentó hacer una Transición que fue fallida porque intentó hacerla ley a ley.
P.- La crítica a la Ley de Amnistía del 77, ¿es la peor de las traiciones de la izquierda?
R.- La ley de amnistía y la reconciliación son dos palabras que aparecen por primera vez en un documento del Partido Comunista en 1956, cuando se cumplen 20 años de la Guerra Civil. Y es el PCE en el exilio el que dice que hay que ir a la reconciliación entre españoles y hace falta una amnistía. Por eso digo que la izquierda debe reivindicar la Transición. Pero es que, además, hay conceptos que utiliza la izquierda del siglo XXI que en 1975 no existían. Son conceptos como el olvido o la memoria que llegan con las transiciones de Sudáfrica o de Argentina.
P.- La cuestión del Rey es una de las que más se ha desprestigiado y la que más mitificada estaba. Hace poco tú mismo explicabas en un tuit que hay que criticarle todo lo que ha hecho mal, pero que realmente fue una pieza fundamental. De alguna forma, sin el Rey no habría habido Transición porque el ejército franquista confiaba en él, y sin el monarca no se habría sumado al proceso.
R.- Sí, yo creo que el Rey Juan Carlos, que ahora mismo está muy señalado por los escándalos del final de su reinado, es una figura política de primer nivel y en esos años es un estadista en toda regla y es él el que pone en marcha un proceso. Es quien asume ese papel de verdad, porque además tiene una responsabilidad con los militares.
Además, el Rey Juan Carlos está solo el 20 de noviembre de 1975. Empieza a rodearse de gente con mucho acierto. Es el que permite que se transite desde la figura personalísima que tenía el Rey cuando hereda el poder de Franco hasta la sociedad, el día que se vota. Y ese es el relato de este libro. Un relato que yo creo que revela lo mejor de España y probablemente la primera vez en décadas o siglos en que la clase política arrastra a la ciudadanía hacia el consenso y no al revés.
P.- ¿No es la elección por parte de Francisco Franco de Juan Carlos I como sucesor lo que pavimenta ya mucho antes la Transición?
R.- Hay una convicción, tal vez ciega, pero segura, de que hay que ir hacia una democracia, hacia el futuro, hacia Europa. La Transición es un proceso que empieza de arriba hacia abajo, de la élite política hacia la ciudadanía, y luego vuelve de abajo hacia arriba con las elecciones y la Constitución.
Dentro de un año se cumplirán exactamente 50 de la muerte del dictador Francisco Franco y del comienzo de una Transición que aunó a la mayoría política del país y que es ahora denostada por partidos que entonces la defendieron. Un relato esgrimido por el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y sus socios, quien ha señalado en ocasiones a la oposición del PP como heredera del franquismo: "Es falso, porque Manuel Fraga, a quien se refiere Sánchez es uno de los padres de la Constitución y un personaje esencial, como lo fueron en el extremo contrario Carrillo y también Felipe González", explica a El Confidencial Juan Fernández-Miranda, adjunto al director de ABC, que acaba de publicar Objetivo: democracia. Crónica del proceso político que transformó España (Espasa). Acaba de ganar el Premio de Ensayo de esta editorial
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