La caída de Errejón noquea a Yolanda Díaz cuando intentaba reflotar Sumar
El Gobierno de coalición sufre otro enorme daño en su ADN político. Ábalos golpea al PSOE con su implicación en un caso de corrupción y Sumar ve cuestionado su discurso feminista
Cuando Sumar trataba de salir del pozo de la invisibilidad política y recuperar pulso electoral, la dimisión de Íñigo Errejón, en medio de denuncias de acoso y violencia sexual, asesta un golpe durísimo a una formación que no acaba de consolidarse como referente de la izquierda alternativa. El mazazo se produce en el lugar que más duele, sobre su ADN feminista que, primero Podemos y ahora Sumar, han convertido en una de sus principales señas de identidad.
Como si un guionista malévolo se empeñara en imaginar el modo de hacer más daño al Gobierno de coalición, en apenas dos semanas el PSOE se ha enfrentado a la previsible imputación de su exministro de Transportes y exsecretario de Organización, José Luis Ábalos, por presunta corrupción, y a la caída del político que más brillaba en Sumar, por su tóxica manera de abordar su relación con las mujeres. El partido que más ha querido protegerlas tenía a un acosador dentro. Tras un primer testimonio anónimo, la actriz y presentadora Elisa Mouliaá ha hecho público que Errejón la acosó sexualmente y ha presentado una denuncia.
En medio del impacto que han causado estos hechos, es aún pronto para medir lo profundo que puede ser el desgaste de Sumar. Las fuentes consultadas reconocen el "daño reputacional" pero confían también en que la salvaje actualidad política digiera este escándalo con otro nuevo y la plataforma de Yolanda Díaz pueda recuperarse del "shock".
La revelación sobre el comportamiento inadecuado de Errejón, que acudía a terapia desde hace meses para tratarse una adicción al sexo y a algunas sustancias, ha desatado una refriega interna en todo el espacio que inicialmente dirigieron el ya exportavoz y Pablo Iglesias, sobre quiénes conocían su manera de actuar, desde cuándo y por qué no se le apartó antes, en su etapa en Podemos, en Más Madrid y ahora en Sumar.
Pero mientras se dirime esta batalla en el ámbito de la izquierda alternativa, la caída de Errejón supone un frenazo a los intentos de Yolanda Díaz de reflotar Sumar. Acusada dentro de su propia organización de ser demasiado "blanda" con Pedro Sánchez, sólo la sucesión de batacazos electorales, en las gallegas, las vascas, las catalanas y las europeas, provocó una reflexión en serio sobre el papel de Sumar dentro de la coalición.
Desde su nombramiento como portavoz, en enero pasado, ha contribuido a fortalecer el discurso de Sumar, a darle un sentido frente al PSOE. El primero en este espacio que reprendió a los socialistas, les reclamó "recuperar la iniciativa política", no estar "sumergidos" en el lodazal de la corrupción, repensar el aumento del gasto militar y volcarse en los problemas de acceso a la vivienda.
Aunque después del 23-J su aspiración era convertirse en ministro, tuvo que conformarse con que Díaz le diera el Ministerio de Sanidad a Mónica García, lanzada desde hace meses a mejorar su proyección nacional y a que ni siquiera se pensara en él como portavoz (inicialmente fue Marta Lois). En el seno de Sumar lo que se interpretó es que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no quería tan cerca "a nadie que le haga sombra".
Tras conseguir mantener el tipo en las elecciones generales (31 diputados frente a los 35 de Unidas Podemos cuatro años antes), Díaz no ha logrado dar visibilidad a su acción política y a la de sus ministros. De hecho, tras la dolorosa derrota de las europeas, que supuso además la resurrección de Podemos, dejó la coordinación de Sumar para volcarse en la gestión y rehacer su figura con el logro pendiente de la reducción de la jornada laboral.
La situación electoral de Sumar es dramática. Las encuestas les conceden la mitad de parlamentarios y la escisión de Podemos hace imposible reeditar el Gobierno de coalición en el futuro, con la izquierda dividida en tres marcas. La defenestración de Errejón abunda en esta situación de debilidad. Pero, aunque esta crisis pueda superarse, el problema de fondo es la viabilidad del movimiento de Yolanda Díaz y su propio liderazgo.
Por eso han comenzado los primeros movimientos para una reunificación de todas las fuerzas, incluida Podemos, bajo la batuta negociadora del líder de IU, Antonio Maíllo. Si es que en unos meses todavía hay materia que reagrupar.
Cuando Sumar trataba de salir del pozo de la invisibilidad política y recuperar pulso electoral, la dimisión de Íñigo Errejón, en medio de denuncias de acoso y violencia sexual, asesta un golpe durísimo a una formación que no acaba de consolidarse como referente de la izquierda alternativa. El mazazo se produce en el lugar que más duele, sobre su ADN feminista que, primero Podemos y ahora Sumar, han convertido en una de sus principales señas de identidad.
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