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Ni Junts, ni PNV: Vox amenaza ahora con torpedear las 'leyes Feijóo' en el Congreso
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FISURAS EN LA DERECHA

Ni Junts, ni PNV: Vox amenaza ahora con torpedear las 'leyes Feijóo' en el Congreso

En lo que va de mes, Vox ha tumbado dos iniciativas del PP en la Cámara Baja. Abascal reivindica su autonomía de Feijóo y hace tambalear su Ley de Conciliación: "Por su cara bonita, no vamos a apoyar cualquier cosa"

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i); junto al presidente de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso (EFE / Borja Sánchez-Trillo)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i); junto al presidente de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso (EFE / Borja Sánchez-Trillo)
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Feijóo acelera su agenda social en el Congreso en busca de poner contra las cuerdas al Ejecutivo. Este mismo martes, el PP registrará su Ley de Conciliación y Corresponsabilidad Familiar y se espera que en las próximas semanas llegue también a las Cortes una nueva Ley de Vivienda y Suelo, con recetas lo suficientemente "transversales", opinan los populares, como para lograr el respaldo puntual de Junts o PNV. No obstante, Sánchez puede no ser el único con problemas en sede parlamentaria. En Vox anticipan también a Feijóo que no darán gratis sus votos, y que en ningún caso pueden dar por sentado en Génova que siempre estarán ahí.

"Por su cara bonita, no vamos a apoyar cualquier cosa", advirtió el propio líder de Vox este lunes, un aviso a navegantes que en la dirección del PP se toman muy en serio. La pasada semana, un fuerte malestar se apoderó de las filas de los populares después de que los ultraconservadores bloqueasen por sorpresa en el Congreso una moción con la que pretendian sacar lustre a la medida que Feijóo pactó con sus barones el pasado 6 de septiembre: solicitar al Ejecutivo la inyección de 18.000 millones de euros procedentes de los fondos UE a las autonomías. Vox se abstuvo y privó al PP de la posibilidad de presumir una nueva victoria frente a Sánchez.

"No sabemos a qué están jugando", comentaban diputados del PP al término de la votación. "Los votantes de Vox no entienden que su partido sirva para dar oxígeno al Gobierno", añadían también voces de la cúpula popular. En la dirección de Bambú, no obstante, apuntan a que la tesis de ubicarse en el bloque de Sánchez por actuar contra los intereses del PP "ya no hay quien se la crea". Y deslizan que si Feijóo no se toma en serio las negociaciones con Vox e incorpora sus enmiendas, sufrirá en más de una ocasión para materializar su ansiada "alternativa" en las Cortes.

Foto: La secretaria general del PP, Cuca Gamarra (EFE / Zipi Aragón)

Este mismo mes, Vox tumbó también una proposición no de ley del PP en la Cámara Baja contra el cupo catalán pactado entre PSC y ERC. Era la primera vez que el Congreso iba a condenar el acuerdo fiscal para Cataluña por la ausencia de los diputados de Junts pero, en el último momento, los de Santiago Abascal pasaron a la abstención y condenaron al fracaso la iniciativa. En el PP no daban crédito. Pero Vox reivindica así su autonomía, su peso parlamentario —cuentan con 33 diputados, indispensables para que cualquier propuesta de Feijóo vea la luz— y su negativa a diluirse como una 'muleta' del PP a nivel parlamentario aún a riesgo de situarse en la foto junto al bloque del Gobierno.

"Feijóo todavía no ha entendido una cosa muy importante. Vox es un partido independiente, que no obedece a intereses espurios y no obedece, desde luego, a otro partido político", retrató Santiago Abascal este lunes, tras un encuentro con el líder opositor venezolano, Edmundo González. El político vasco reivindicó que la oposición de Vox al Gobierno sería "contundente", pero eso no significa, a su juicio, que tengan que convertirse en "víctimas de ningún chantaje de quien piensa que estamos obligados a votar cualquier cosa", zanjó.

Para Vox resulta prioritario hacer notar su completa emancipación del PP tras su salida de los gobiernos autonómicos el pasado mes de julio. La ruptura que ejecutó Abascal le deja vía libre para ensayar una especie de oposición a Feijóo, con el que la interlocución sigue congelada más allá de intercambiar algunos mensajes puntuales y de índole estrictamente personal. Y deja claro que si Génova no le da un papel relevante en las negociaciones parlamentarias, estudia sus enmiendas y, en definitiva, le permite participar en el debate de sus iniciativas, su apoyo no estará ni mucho menos garantizado.

Foto: El exvicepresidente de Vox de Valencia, Vicente Barrera (i), junto al presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón. (Europa Press/Jorge Gil)

La cruzada desplegada por Vox amenaza con tambalear las grandes banderas sociales con las que Feijóo pretendía conquistar postulados de inspiración más socialdemócrata ante la debilidad del Gobierno. En el partido de Abascal evitan posicionarse aún sobre la anunciada Ley de Conciliación del PP, con la que el líder popular pretende ahondar por primera vez en la semana laboral de cuatro días, en línea con las recetas de otros mandatarios europeos.

Dependerá, en todo caso, de las posibles cesiones de los populares a los ultraconservadores una vez comience la ronda de contactos anunciada por Génova con todos los grupos parlamentarios, con la única excepción de EH Bildu, y en la que también se abordará la prometida Ley de Vivienda y Suelo, que tendrá como base la liberalización de suelo y la construcción de más inmuebles. El equilibrio de Feijóo es complicado, porque un excesivo acercamiento a los postulados de Vox puede alejar a otros actores fundamentales en la votación, como es el caso de PNV y Junts. Los peneuvistas han ratificado su alianza con el Ejecutivo pese a abrirse a apoyar de forma puntual propuestas del PP, mientras que los neoconvergentes son "imprevisibles"; zanjan en el PP.

PP y Vox llevan meses jugando al gato y el ratón. En Génova lamentan que sus ya exsocios autonómicos hayan contribuido a dar oxígeno a la coalición de Gobierno en su peor momento político vetando algunas de sus propuestas, pero ellos han hecho lo propio con otras iniciativas de Vox en Congreso y Senado con las que los ultraconservadores intentaban sacar cabeza, como la propuesta de los de Abascal para que la Cámara Alta condenase el papel de Zapatero en al crisis de Venezuela.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto al presidente de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)

A nivel territorial, la relación en el bloque de la derecha tampoco goza de mejor salud. En territorios como Castilla y León o Extremadura, el PP ya ha comenzado a desmontar grandes banderas de Vox, como es el caso de la controvertida ley de concordia; y en Baleares la popular Marga Prohens echó por tierra el veto parental con el que los de Abascal pretendían acabar con el "adoctrinamiento" en las aulas. Y los de Abascal están decididos a tumbar los presupuestos autonómicos de los barones del PP en seis autonomías, amenaza que plantean incluso extender a los ayuntamientos.

Feijóo acelera su agenda social en el Congreso en busca de poner contra las cuerdas al Ejecutivo. Este mismo martes, el PP registrará su Ley de Conciliación y Corresponsabilidad Familiar y se espera que en las próximas semanas llegue también a las Cortes una nueva Ley de Vivienda y Suelo, con recetas lo suficientemente "transversales", opinan los populares, como para lograr el respaldo puntual de Junts o PNV. No obstante, Sánchez puede no ser el único con problemas en sede parlamentaria. En Vox anticipan también a Feijóo que no darán gratis sus votos, y que en ningún caso pueden dar por sentado en Génova que siempre estarán ahí.

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