El Gobierno asume que la escalada entre ERC y Junts encarece los Presupuestos: "No nos viene bien"
La guerra entre las dos formaciones sacude el Congreso. Rufián se rebela contra las acusaciones de "pagafantas". Preocupación en el Ejecutivo porque, inmersos en esta pugna, ambos subirán el precio de su apoyo a las cuentas
Casi una mañana entera de debate sobre la financiación singular de Cataluña y el posible concierto fiscal y lo que realmente sacudió el Congreso fue la virulencia del enfrentamiento entre Junts y ERC. La guerra entre los dos partidos se libra ya abiertamente también en Madrid, de manera tan virulenta que incluso ha desconcertado al Gobierno.
Desde el comienzo de la legislatura la Moncloa ha sido muy consciente de que el continuo tira y afloja entre las dos formaciones independentistas supondría un foco de tensión por la tentación de ambos de pedir siempre un poco más que el otro, todas las veces en que son necesarios sus votos. Pero ahora asume que esa dinámica se disparará en la negociación de los próximos presupuestos.
Porque el combate ya es a campo abierto, sin escondrijos ni disimulos. El portavoz de ERC, Gabriel Rubián, explotó en la tribuna del hemiciclo, después de semanas en las que Junts ha cargado de manera inmisericorde contra el acuerdo con el PSC, que ha permitido la investidura de Salvador Illa, porque les parecía insuficiente. Cuando todo el mundo en España, menos el Gobierno, reconoce que es lo más parecido a un concierto fiscal (salvo en que mantiene una aportación a la caja común), los posconvergentes lo niegan.
De esta manera han tratado de presentar a los republicanos como una formación que en términos de cultura popular se denominaría 'pagafantas'. Para Junts, ERC da sus votos a cambio de nada. Al contrario de Carles Puigdemont, que somete a Pedro Sánchez a un chantaje continuo. A pesar de que la legislatura pasada, su formación era totalmente irrelevante y de que la presión de ERC obligó al Ejecutivo a conceder los indultos a los líderes independentistas, la eliminación de la sedición y la reforma de la malversación.
Por primera vez en la Cámara los republicanos se han levantado públicamente contra el mantra de Junts de "a cambio de nada". "Cada vez que ustedes mientan miserablemente, yo saldré. Y me da igual lo que digan las redes y sus medios de comunicación", advirtió Rufián.
Esta escalada preocupa al Ejecutivo. Consideran que el conflicto "nunca se había evidenciado como ahora". En Cataluña se están matando políticamente pero en el Congreso se mantenían las formas. Y el Gobierno reconoce que será malo en la negociación de presupuestos porque encarecerá el apoyo. La rivalidad conlleva que uno siempre exija más que el otro.
ERC ya ha encajado mal que la Moncloa retire la senda de estabilidad para negociarla con Junts porque eso supone plegarse de nuevo a sus exigencias. Y han advertido que de cara a un acuerdo sobre las cuentas del próximo año, parten de cero, en alusión de que ya no vale nada de lo que previamente se pueda haber hablado. Los republicanos tienen intención de, como hace los posconvergentes, plantear otros temas que no estén vinculados para el Ejecutivo.
Si ets d'ERC o respectes a ERC…passa-ho.
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) September 26, 2024
Ja n'hi ha prou. pic.twitter.com/F6j2SyLWZx
En definitiva, al Gobierno los votos les costarán más caros. Pero, a diferencia de lo que sucedía hace unas semanas, cuando no disponía de apoyos para sacar adelante las cuentas de 2025, el cambio de actitud de Junts tras la reunión en Suiza ha abierto una rendija de negociación. El encuentro con Puigdemont, según fuentes conocedoras, fue muy duro pero al final se llegó a un "hilo" del que tirar, que permite sentarse a hablar primero de los objetivos de déficit y luego de los presupuestos.
El Ejecutivo, consciente de que opera en un campo minado, tiene decidido esperar a que pasen los congresos de Junts (finales de octubre) y ERC (finales de noviembre) para presentarlos. Sobre todo el de los republicanos para saber quién es el interlocutor, si gana Oriol Junqueras o no.
Pero para la senda de estabilidad, el paso previo para elaborar las cuentas del siguiente ejercicio, no esperará. Los nuevos objetivos de déficit se presentarán en las próximas semanas. Con la idea de que Junts los apoye. Pero si al final no hay pacto se enviarán al Congreso igual. Si no salen adelante estarían en vigor los anteriores. Y todos los esfuerzos se centrarían en conseguir respaldo a los presupuestos.
Casi una mañana entera de debate sobre la financiación singular de Cataluña y el posible concierto fiscal y lo que realmente sacudió el Congreso fue la virulencia del enfrentamiento entre Junts y ERC. La guerra entre los dos partidos se libra ya abiertamente también en Madrid, de manera tan virulenta que incluso ha desconcertado al Gobierno.