Sectores del PP piden "mesura" a Génova con la crisis de Venezuela: "Hay que ser más cautos"

Desde el mismo momento en que Nicolás Maduro se atrincheró en el poder tras las elecciones del 28 de julio, la dirección nacional del PP desplegó un ataque sin cuartel contra el Gobierno de España por su negativa a reconocer a Edmundo González como presidente legítimo, el presunto papel de José Luis Rodríguez Zapatero como "gran urdidor" del régimen chavista y la supuesta "connivencia" de Sánchez con la "dictadura". Feijóo situó la crisis de Venezuela como una cuestión capital, y lideró con diligencia el reconocimiento nacional e internacional del líder opositor con sendas iniciativas en Congreso, Senado y Parlamento Europeo.

El partido cerró filas desde el primer momento con la estrategia comandada por el presidente del PP y su implicación en la delicada situación de Venezuela. Pero esa hoja de ruta encontró sus primeros baches cuando trascendió que Edmundo González iba a recibir asilo en España con ayuda del Gobierno para escapar de la persecución del régimen chavista. El vicesecretario de Institucional, Esteban González Pons, ha sido la cara visible de los mensajes de trazo grueso con los que el PP ha intentado acorralar al Gobierno, y que no comparten en algunos sectores del partido. "Hay que ser más cautos, tener cuidado y leer bien las señales", avisan en esta corriente crítica.

El dirigente popular escaló sus acusaciones el pasado jueves, después de que Edmundo González hiciese público que firmó, bajo coacción del régimen de Maduro, un documento en el que reconocía la victoria del líder chavista. Era el salvoconducto para poder salir del país. El líder opositor rubricó el escrito en la residencia del embajador español en Caracas, Ramón Santos, que recibió en su residencia a la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez; y a su hermano y presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez. El PP estalló, y González Pons, coinciden distintos dirigentes consultados, cometió "un error" y "no midió" sus ataques contra el Ejecutivo.

Durante una entrevista matutina en esRadio el pasado jueves, el vicesecretario de Institucional acusó directamente al Gobierno de estar "implicado" y ser "cooperador necesario" en el "golpe de Estado en Venezuela" por el papel que, a su juicio, había jugado el embajador español en las coacciones del régimen chavista a Edmundo González. Feijóo no replicó las palabras de su responsable de internacional, pero sí exigió el reemplazo del embajador y la dimisión del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares por "mentir" y "ocultar" las presuntas negociaciones con emisarios de Maduro para tramitar el asilo de González.

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Pese a diferir en el tono, en la dirección del PP aseguraban respaldar el fondo del mensaje de González Pons. "La equidistancia", justificaban, también es "colaboracionismo". Pero no fue el Gobierno el responsable de desbaratar la estrategia 'dura' de Génova, sino el propio Edmundo González, que negó las especulaciones sobre "supuestas coacciones" del embajador español y ensalzó, además, el papel de José Manuel Albares a la hora de garantizar su "bienestar" y "libertad de decisión".

En privado, distintos miembros del partido llaman a Génova a aprender de la experiencia, levantar el pie del acelerador y acotar el trazo grueso de sus discursos en lo que se refiere a la política internacional y a la propia crisis de Venezuela. El líder opositor, advierten desde los niveles intermedios del partido, "está superado por las circunstancias" de su situación política y familiar, y eso le lleva a exhibir una sintonía con el Gobierno que desmonta el discurso duro del PP. Según estas fuentes, el tajante desmentido que emitió Edmundo González en la noche del jueves no hace, sino, empañar otros hitos de la estrategia del partido, como haber conseguido que el Congreso reconozca al líder opositor pese al 'no' del PSOE.

"Prudencia y moderación", recetan en las filas de los populares, una posición que comparten en algunas baronías del PP, donde piden no "pasarse de frenada" con las críticas al Gobierno por esta cuestión. "Sánchez está frotándose las manos con todo esto", recela un presidente autonómico. En el partido hay quien ve también la mano del Ejecutivo en el comunicado de Edmundo González, motivo de sobra, argumentan, para tratar el asunto con "mesura" para no caer en la "trampa" de los socialistas. "Se pueden decir las cosas de muchas maneras, y Pons no estuvo acertado", reflexiona otra fuente territorial.

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"FAES puede permitirse ese tipo de mensajes, Feijóo no", comenta otra voz del PP con peso en el Congreso. No en vano, la Fundación presidida por el expresidente José María Aznar entró también en la polémica y acusó a José Manuel Albares de poner "mesa y mantel" a Nicolás Maduro para "coaccionar" a Edmundo González.

El ministro de Asuntos Exteriores, por su parte, exigió al PP unas "disculpas" por las palabras del vicesecretario de Institucional y reiteró que el Gobierno no se ha inmiscuido en los encuentros solicitados por el propio González. "Había que garantizar su seguridad y dejarle un espacio en el que pudiera tener las reuniones que considerara", justificó Albares en una entrevista para TVE.

Génova ignora la petición del ministro, y seguirá poniendo el foco en las explicaciones que adeuda el Gobierno sobre por qué el embajador de España en Venezuela ha sido "testigo de coacciones" y recibió en la embajada a Delcy Rodríguez, que tiene prohibido pisar suelo europeo tras ser sancionada por la UE por "violar derechos humanos". Incidirán también en el silencio de Zapatero y el rol que juega en la "dictadura" de Maduro, así como en la necesidad de que Sánchez escuche el mandato del Congreso y de la Eurocámara para reconocer a Edmundo González e impulse un frente para "deponer al dictador", gracias a su rol como presidente de la Internacional Socialista.