La nueva Moncloa se fortalece con más académicos y especialistas en derecha radical
Jose Rama, hasta ahora número dos de Diego Rubio y experto en nuevos partidos, gana peso en el nuevo organigrama. Se están realizando exámenes a todos los asesores para hacer un "cambio estructural".
El esbozo de la nueva etapa que estrena la Moncloa con el nombramiento de Diego Rubio como nuevo jefe de gabinete de Pedro Sánchez está a punto de culminar. Presidencia se prepara para un "cambio estructural", que lleva semanas fraguándose con una profunda revisión de los equipos.
La nómina de asesores que trabajan para el presidente, unos 200, han sido sometidos estos días a intensas evaluaciones para decidir sobre su permanencia. Un proceso de enorme tensión, que se ha saldado ya con algunos despidos. Rubio, con un perfil muy académico, ha buscado nuevo talento fuera de los muros de la Moncloa, con fichajes procedentes del mundo universitario.
La persona al cargo de todas estas gestiones ha sido José Rama Caamaño, que ya era el número dos de Rubio en su anterior destino en Presidencia, como secretario general de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica. Rama, según confirman distintas fuentes, ejerce un papel central en la remodelación del gabinete del presidente.
Con una formación de excelencia como Diego Rubio y también en la treintena, es profesor de Ciencia Política en excedencia en la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en las formaciones populistas y los nuevos partidos que han surgido tras la Gran Crisis de 2008. Incluso es coautor del primer libro en lengua inglesa sobre el auge de la ultraderecha en España: VOX. The Rise of the Spanish Populist Radical Right. En la Moncloa se le visualiza ya como la mano derecha del jefe de gabinete aunque no está confirmado el puesto que ocupará. Si relevará a Antonio Hernando, que era el director adjunto con Óscar López, o será aupado a otro cargo.
Aunque Hernando sigue ejerciendo sus funciones como segundo en el escalafón del equipo presidencial, su salida de la Moncloa se da por supuesta, según distintas fuentes. En las próximas semanas habrá vacantes en el Gobierno con la marcha de la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica,Teresa Ribera, para ocupar una vicepresidencia y la comisaría de la Competencia en la nueva Unión Europea. En el partido está muy generalizada la creencia de que Sánchez acometerá una remodelación algo más amplia, que puede afectar también a la cúpula del PSOE.
La sensación es que aprovechará el congreso socialista de finales de noviembre y la promoción de Ribera para acoplar todas las piezas y engrasar al Ejecutivo y el PSOE de cara al próximo ciclo electoral que, técnicamente, comenzaría en febrero de 2026 en Castilla y León y en junio en Andalucía. Pero no es descartable, y con ello se especula ya en círculos políticos, que puedan adelantarse a 2025.
Con la reconfiguración de su equipo en la Moncloa, Sánchez se prepara para un nuevo combate. El ascenso de Rubio supone toda una revolución que marca otras prioridades. El presidente ha iniciado el curso político con nuevos matices en su discurso. Una atención mayor a los problemas de los jóvenes, el empleo, la vivienda, la dignidad laboral, y una batalla ideológica contra los barones del PP, sustentada sobre los datos en gasto social para "confrontar modelos no territorios".
Sánchez insiste mucho internamente en que si los ciudadanos están satisfechos con las políticas públicas del Gobierno progresista se puede impedir un ascenso de la ultraderecha. Y en el PSOE están convencidos de que las próximas elecciones generales, sean cuando sean, volverán a significar una prueba emocional sobre si España está dispuesta o no a que Vox, y ahora también Alvise, tengan influencia real y gobiernen con el PP. En este contexto se explica también la proyección de Rubio y Rama, este último también estudioso de las motivaciones del voto y de la participación electoral. Aunque ambos con muy poca experiencia en campañas.
A la espera de que se confirmen todos los nombramientos y la nueva estructura del gabinete, presumiblemente la próxima semana, el presidente ha puesto a pleno rendimiento la caldera de la Moncloa. Queda por ver qué lugar se concede ahora al equipo de Ferraz y el grado de coordinación entre los dos centros de poder, muy engrasados durante el mandato de Óscar López. En la etapa del virreinato de Iván Redondo hubo muchos problemas. Ahora, impera en ambos mundos una sensación de desconcierto, a expensas de que todo se recoloque definitivamente con la crisis de Gobierno y el congreso del PSOE.
El esbozo de la nueva etapa que estrena la Moncloa con el nombramiento de Diego Rubio como nuevo jefe de gabinete de Pedro Sánchez está a punto de culminar. Presidencia se prepara para un "cambio estructural", que lleva semanas fraguándose con una profunda revisión de los equipos.