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Malestar de Ferraz con Extremadura por las críticas al concierto catalán
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Malestar de Ferraz con Extremadura por las críticas al concierto catalán

La dirección se arremanga para controlar el debate en los territorios y en su primer movimiento consigue la retirada del orden del día de una iniciativa en Aragón

Foto: El secretario general del PSOE de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo. (EFE/Jero Morales)
El secretario general del PSOE de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo. (EFE/Jero Morales)

A la dirección socialista no le hacen ninguna gracia las críticas internas al acuerdo con ERC para una financiación singular de Cataluña. Las asume porque no le queda más remedio pero las digiere mal, sobre todo si vienen de federaciones que durante estos años se han mostrado en sintonía con Pedro Sánchez. La oposición de Emiliano García-Page y Javier Lambán se da por descontada pero cuando el ruido va más allá de ellos dos, en la cúpula del PSOE se resienten.

Y eso les ha sucedido con el nuevo secretario general de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, que tras vencer por la mínima en el congreso extraordinario y convertirse en el sustituto de Guillermo Fernández Vara, ha saltado a la política nacional por sus duros reproches al concierto catalán.

Desde que a finales de julio, los republicanos hicieron público el acuerdo, Gallardo no ha escondido que su aplicación, que supone la salida de Cataluña del régimen común, pone en cuestión la solidaridad y la justicia social, y se ha destacado por reclamar un debate interno. Menos contemporizador que otros dirigentes territoriales, en realidad se ha limitado a exponer las mismas dudas que otros de sus compañeros como el presidente de Asturias, Adrián Barbón, o el secretario general del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca.

La diferencia es que ambos han formado parte siempre de la órbita de Sánchez y tienen el control de sus organizaciones -Tudanca menos, por el choque permanente con León-. Gallardo, a los ojos de Ferraz, no deja de ser sólo un recién llegado que, recuerdan, ganó por poco su congreso.

Con un partido al que le ha costado mucho deglutir la pérdida del Gobierno autonómico frente a la popular María Guardiola, en una comunidad sociológicamente de izquierdas, la sensación en la dirección del PSOE es que toda la organización no está entendiendo que la consolidación del liderazgo de Gallardo se produzca a base de enfrentarse a Madrid. Porque la sonoridad de esta discusión "da munición al PP".

Foto: Javier Lambán, secretario general del PSOE de Aragón, este sábado antes de participar en el Comité Federal del partido. (Europa Press/Carlos Luján)

El PSOE celebra entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre en Sevilla su 41º congreso y la voluntad de la cúpula es pactar una postura común sobre una nueva financiación, que dé cobertura a la exigencia de Cataluña de gestionar, recaudar y liquidar todos sus impuestos y reducir su contribución a la caja común y, a la vez, mejore la situación del resto de regiones. La cuadratura del círculo. El cónclave no ofrecerá detalles, pero al menos permitirá fijar los elementos conceptuales del modelo.

Una vez que pase, se celebrarán los congresos autonómicos. Extremadura realizó uno extraordinario en marzo para el relevo de Vara pero los Estatutos obligan a realizar ahora el ordinario. Y a diferencia de otras autonomías, reiteran en la dirección, la victoria de Gallardo fue muy justa. Se impuso con el 56,2% de respaldo a la otra candidata, Lara Garlito. Esta fragmentación podría conducir a otro congreso de división, con la tentación de Ferraz de dar cobertura a un aspirante alternativo.

Foto: Oriol Junqueras y Jordi Turull el día que se aprobó la amnistía. (EFE / JJ Guillen)

La voluntad de la dirección, explican fuentes socialistas, es que no haya congresos de enfrentamiento. Ya hicieron todo lo posible para propiciar un pacto en la Comunidad Valenciana aunque en torno a la candidata que preferían, la ministra de Ciencia, Diana Morant. Y están a expensas de que pueda producirse un acuerdo en Aragón, para promocionar a la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. Al enojo de Ferraz, Gallardo suma el déficit del raso porcentaje de apoyo en su elección.

Aunque los recelos contra el concierto catalán se mantienen en el PSOE, la cúpula considera que se han ido aplacando en las últimas semanas y salvo Lambán y Page, absolutamente críticos, el resto se han visto aliviados por la promesa de una financiación mejor para el resto de autonomías. El presidente de Castilla-La Mancha y el secretario general de Aragón no creen que esto sea compatible con el documento firmado con ERC.

A falta de conocer qué propuesta sobre modelo territorial y modelo de financiación hace ahora el PSOE, en la ponencia política del congreso, y de las enmiendas de las distintas federaciones, Ferraz tampoco quiere que este asunto se les vaya de las manos.

Y lo demuestra tanto por el enfado con Gallardo como por la decisión la semana pasada de enviar una carta al PSOE de Aragón, en la que les instaban a retirar una proposición no de ley sobre financiación autonómica, que censuraba la concesión de privilegios a Cataluña. Ayer la iniciativa fue eliminada del orden del día del Parlamento. Un movimiento que exterioriza lo mucho que a la dirección le ocupa y preocupa el debate interno sobre el concierto catalán, después de semanas en que la decisión fue no comparecer para dar todo el espacio a ERC y amarrar la presidencia de Salvador Illa.

A la dirección socialista no le hacen ninguna gracia las críticas internas al acuerdo con ERC para una financiación singular de Cataluña. Las asume porque no le queda más remedio pero las digiere mal, sobre todo si vienen de federaciones que durante estos años se han mostrado en sintonía con Pedro Sánchez. La oposición de Emiliano García-Page y Javier Lambán se da por descontada pero cuando el ruido va más allá de ellos dos, en la cúpula del PSOE se resienten.

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