Sánchez sorteará el concierto catalán hasta que se celebren los congresos de Junts y ERC
La negociación queda en barbecho hasta que el PSOE tenga claro quién es el nuevo líder republicano y si los de Junts lo apoyan. Los socialistas deben también pactar una postura común. Los recelos ante el pacto con ERC persisten en el PSOE
El debate sobre una nueva financiación autonómica, totalmente diferente al modelo actual, que permita aterrizar el concierto catalán y que conduce a un Estado aún más descentralizado, ha salido completamente del congelador. La celebración del Comité Federal del PSOE cortó este sábado la cinta roja de un largo proceso que arranca sin ningún anclaje técnico y que responde a la exigencia de Cataluña de gestionar su riqueza y contribuir menos a financiar a las autonomías más pobres.
Los socialistas han abordado por fin el acuerdo del PSC con ERC, que ha permitido la investidura de Salvador Illa, después de semanas de controversia pública, en las que la Moncloa y Ferraz han eludido ofrecer alguna aclaración para que el pacto fructificara. Illa ya es el nuevo presidente de la Generalitat y las explicaciones siguen sin darse. Como si la posibilidad de que Cataluña tenga su cupo económico fuera algo que no pertenece a este universo. El presidente del Gobierno, que lo avaló totalmente en la única valoración que ha hecho, no quiere ahora ofrecer más detalles.
En la dirección se escudan en que se ha suscrito un pacto político que debe traducirse en una reforma de la ley de financiación de las comunidades autónomas (LOFCA). Pero los republicanos se agarran a la literalidad del texto, a que Cataluña "recaudará, gestionará y liquidará la totalidad de sus impuestos", compensará después con un cupo al Estado por los servicios que presta en su territorio y mantendrá una cuota de solidaridad para contribuir a la financiación del resto de las autonomías, para esgrimir que se debe cumplir en esos términos.
La intención de la Moncloa es sortear a corto plazo la discusión, a la espera de que tanto ERC como Junts celebren sus congresos. Se ha anunciado una lista alternativa a Oriol Junqueras y los socialistas están a la espera de conocer quién es su interlocutor. El comienzo de las negociaciones para la aplicación del acuerdo se dejan en barbecho hasta saber el resultado.
Y lo mismo sucede con Junts. No hay ninguna señal sobre la posible sustitución de Carles Puigdemont, pese a que en el mundo independentista se abre paso la creencia de que es necesario que ascienda una nueva generación, también en ERC. Pero en el PSOE confían al menos que el congreso de los posconvergentes suponga una reflexión sobre su proyecto, más allá de la bandera de la independencia.
Junts no es solo fundamental para que Sánchez pueda aprobar los presupuestos de 2025, también lo es para que haya una modificación de la LOFCA que, parece claro, mejoraría la financiación de Cataluña. Sobre todo, porque desde el Ejecutivo ya no se insiste en la necesidad de pactarlo previamente con el PP. Aun así, Sánchez comenzará próximamente una ronda con todos los presidentes autonómicos (el PP gobierna 11 comunidades) para abordar, entre otros temas, el espinoso asunto de la nueva financiación.
El presidente pretende encajar el concierto catalán —un término que ni el Gobierno ni Ferraz asume— en un nuevo sistema, en el que todas las autonomías "recauden y gestionen más gravámenes". El propio acuerdo con ERC cita que es un "cambio estructural" en el modelo de financiación y obliga a constituir durante el primer semestre de 2025 una comisión bilateral entre la Generalitat y el Estado que permita su ejecución a lo largo de 2026. En el Gobierno no se esconde que puede costar "años" y que, aunque se debe cumplir con ERC, esas conversaciones las liderará Illa.
Pero el debate está lanzado, aunque el jefe del Ejecutivo pretenda ganar tiempo mientras se confirman los próximos liderazgos en ERC y en Junts y los socialistas acuerden también su posición. A raíz del concierto catalán, Sánchez ha empujado al PSOE a abrir una "nueva etapa autonómica", que deberá definirse en el congreso que el PSOE celebra en Sevilla a finales de noviembre.
El Comité Federal del PSOE es solo el principio. Como se preveía, Emiliano García-Page y Javier Lambán han sido los más duros. Otros dirigentes, como Luis Tudanca (Castilla y León) y Miguel Ángel Gallardo (Extremadura), que también se han mostrado críticos, han encontrado en la promesa de una nueva financiación el asidero para defender que sus autonomías salgan bien paradas. Lo mismo sucede con la ministra de Ciencia, Diana Morant, secretaria general del PSPV, y Juan Espadas, al frente de Andalucía, muy próximos a la dirección y que han apoyado el pacto con ERC, pero que esperan que una propuesta de más financiación del Gobierno ponga en un aprieto al PP en sus autonomías, ambas infrafinanciadas.
Durante estos días, el presidente del Gobierno ha desatado una batalla ideológica contra los barones del PP para sostener que "no es una confrontación entre territorios, sino entre modelos". En resumen, que la cuestión no es solo quien recauda, sino cómo se gasta el dinero. Eso ha dado también munición a Juan Lobato para alinearse con Ferraz en la denuncia de las políticas de Isabel Díaz Ayuso. El secretario general del PSM se ha ofrecido a Sánchez para asumir la parte de la ponencia política del congreso sobre política territorial.
Todos estos dirigentes ven opciones para un acuerdo interno. Pero conseguirlo no será fácil. La modificación del sistema y la promesa de recursos se hace en un momento de "vacas gordas, pero España se ha tensionado por los problemas de dinero en los periodos de crisis, en lo que se produce un bajón de la recaudación del Estado y de las comunidades.
Los recelos ante un concierto catalán siguen intactos, por más que Salvador Illa insista en que "la solidaridad no se ha puesto, no se pone ni se pondrá en duda por parte del PSC" y la Moncloa repita que en Cataluña antes se hablaba de independencia y ahora de financiación.
A los socialistas les quedan meses complicados. El resultado de los congresos de Junts y ERC, de cuyos votos dependen en Barcelona y en Madrid, y la búsqueda de un texto de evolución del Estado autonómico que satisfaga a todos. En el cierre del Comité Federal Sánchez aseguró que él sí asume en el fondo y en la forma la Declaración de Granada (modelo federal y que algunos solo asumen la forma. Pidió a todos "lealtad" y recordó que la primera fortaleza que tiene el PSOE es que sigue en el Gobierno.
El miedo en los territorios es que este paso que quiere dar el presidente dé munición al PP y tenga consecuencias electorales. "El que vaya a las próximas elecciones defendiendo el acuerdo catalán, está muerto", vaticinaba este sábado un dirigente.
El debate sobre una nueva financiación autonómica, totalmente diferente al modelo actual, que permita aterrizar el concierto catalán y que conduce a un Estado aún más descentralizado, ha salido completamente del congelador. La celebración del Comité Federal del PSOE cortó este sábado la cinta roja de un largo proceso que arranca sin ningún anclaje técnico y que responde a la exigencia de Cataluña de gestionar su riqueza y contribuir menos a financiar a las autonomías más pobres.
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