Zapatero, el Schröder español: el expresidente asume el papel clave de lobista prochino
Existen pocos casos parecidos en Europa de un activismo tan intenso a favor de una potencia extranjera de primer orden. Su trayectoria solo es comparable a la del socialdemócrata alemán Gerhard Schröder con Rusia
Allí por donde pasa, siempre se refuerza la relación con China. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero es, desde febrero, el presidente del Consejo Consultivo de la Fundación ONUART y esta orientará este año, por primera vez, buena parte de su actividad hacia el gigante asiático gracias a la financiación de su patrono chino. El presidente Pedro Sánchez inicia, por su parte, el sábado un viaje de cinco días a Pekín y Shanghái.
Desde hace ya cuatro años, el expresidente está volcado en ahondar la relación de Pekín con América Latina —especialmente los países integrantes del Grupo de Puebla— con Europa y, más concretamente, España, empezando por el PSOE. Su desembarco en ONUART le ha brindado una nueva oportunidad.
Fundada en 2007, es una fundación española público-privada con sede en Barcelona, pero que ha desarrollado hasta ahora toda su actividad en Ginebra. Consistió en ofrecer a Naciones Unidas que el célebre pintor mallorquín Miquel Barceló pintase para la Sala XX del Palacio de las Naciones de la ONU una cúpula que el rey don Juan Carlos y Rodríguez Zapatero inauguraron en 2008 junto a Ban Ki-Moon, entonces secretario general de la organización.
El alma mater de la fundación es el diplomático Juan Antonio March Pujol, al que se le ocurrió la idea cuando era embajador ante Naciones Unidas en Ginebra. Tras 13 años en excedencia, está desde junio al frente de la Embajada de España en India. Desde entonces no desempeña ningún cargo en ONUART. Esta fue presidida por Miguel Ángel Moratinos hasta poco antes de que fuese nombrado en 2019 Alto Representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones. El actual presidente es el empresario catalán José Luis Bonet, de 83 años, pero el Consejo Consultivo lo encabeza Zapatero.
ONUART celebra además un concierto anual en esa sala con motivo del Día de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre. Este año sale, sin embargo, por primera vez, del marco de Naciones Unidas para organizar en China dos conciertos, el segundo en Pekín con ocasión del Día Mundial de los Derechos Humanos, pese a que allí no se respetan, según todas las ONG que siguen de cerca la situación del gigante asiático. También promoverá un debate en diciembre en Chengdu, en el suroeste del país, sobre las nuevas oportunidades que brinda la inteligencia artificial.
La fundación precisa en su web que organiza estas actividades gracias a su nuevo patrono, Che-Fu, que “se ha ofrecido a dar su apoyo”. Che-Fu, sobre el que no da más detalles, ha ocupado diversos cargos en su país, presentó ponencias ante congresos del Partido Comunista de China (PCCh) y hoy en día encabeza la World Public Economic Organisation, que se presenta como un organismo de cooperación chino.
La nueva orientación de ONUART es un capítulo más del activismo prochino de Zapatero, que arrancó en 2020 tendiendo puentes entre el PCCh y el Grupo de Puebla, integrado por personalidades progresistas de varios países latinoamericanos. El año pasado fue fructífero para el expresidente, con dos viajes a Pekín en otoño; el primero en octubre para presentar allí, en presencia de sus anfitriones del PCCh, el Gate Center. Es un think tank que él fundó en Madrid seis meses antes. Sus trabajos están alineados con los intereses de la política exterior y económica de China.
Reunión en Ferraz
Este año fue de nuevo invitado a Pekín, a principios de julio, para participar en la Octava Cumbre Mundial de Grupos de Reflexión. Antes, a finales de mayo, recibió en Madrid al equipo que prepara la séptima Exposición Internacional de Importaciones de China, que le pidió que alentase la participación española en su evento.
Por esas mismas fechas fue también el promotor de una reunión, en la sede del PSOE en la madrileña calle Ferraz, entre parte de la cúpula socialista (María Jesús Montero y Santos Cerdán) y el PCCh, de la que dio cumplida cuenta la delegación china. Esta aprovecho su estancia en Madrid para entrevistarse también con Esteban González Pons, vicesecretario general del Partido Popular.
Zapatero alentó, además, la visita de diez días a China, en agosto, de Juan Lobato, secretario general del PSOE madrileño, y de otros 13 responsables socialistas procedentes de varias comunidades autónomas. El viaje fue sufragado, según el diario El País, por la Fundación Cátedra China, que encabeza el empresario Marcelo Muñoz, y la propia Cátedra China, en cuyo claustro el expresidente del Gobierno tiene un peso decisivo. En un correo enviado después a ese periódico, Cátedra China acabó, sin embargo, desvinculándose del periplo socialista chino.
Hay pocos casos parecidos en Europa de un activismo tan enérgico a favor de una potencia extranjera de primer orden por parte de un político de primer nivel como lo fue, y lo sigue siendo, Rodríguez Zapatero, a juzgar por su predicamento entre los socialistas.
“Quizás el único caso comparable sea el de Gerhard Schröder”, el excanciller socialdemócrata alemán, comenta un exembajador en Berlín, aunque el expresidente español no consta que cobre de empresas chinas. Schröder sí estuvo a sueldo de varias entidades rusas (Gazprom, Rosneft) e hizo lobby político y económico por cuenta del Kremlin. Toda su actividad fue legal.
En su último informe anual, sobre el año 2023, pero publicado en marzo pasado, el Departamento de Seguridad Nacional de Moncloa señala que en España “China continúa desarrollando diversas capacidades que podrían ser empleadas para la ejecución de una estrategia híbrida”. Está enfocada en “la obtención de información política, militar o científico-tecnológica, así como en la construcción de redes de influencia en las altas esferas de poder político y económico, con capacidad de ejercer presión sobre temas de especial interés o sensibilidad”. No menciona a ninguno de los integrantes de esas redes.
La renuncia del diplomático Juan Antonio March, a principios de año, a seguir ocupando cargos en ONUART ha sido achacada, por fuentes de su entorno, a su deseo de pasar página tras 17 años ejerciendo como vicepresidente y presidente de la fundación. Otras fuentes diplomáticas no oficiales señalan que era incompatible que el nuevo embajador de España en India siguiese, aunque solo fuera nominalmente, en una organización que iba a adquirir un cariz más prochino. La rivalidad entre ambas potencias es notoria.
Antes de que llegara Rodríguez Zapatero a ONUART, March, que estaba en excedencia, mostraba públicamente sus simpatías hacia Pekín. “Dentro de quince años, la totalidad de los premios Nobel serán chinos”, declaró, por ejemplo, en 2020 en una entrevista con el Diari de Terrassa.
Una de las tareas de March en Nueva Delhi consiste en intentar que la empresa pública española Navantia consiga el contrato, valorado en unos 1.800 millones de euros, para la construcción de seis submarinos convencionales para la Marina india. Con tal propósito, la empresa pública española se ha asociado con el gigante indio de la ingeniería, Larsen&Toubro. Un equipo de evaluadores chinos visitó el astillero de Cartagena a finales de junio.
En esa carrera, Navantia tiene ahora un solo competidor, pero es de peso: el astillero alemán Thyssenkrupp Marine Systems, que también se ha buscado un socio indio, Mazagon Dock Limited. Nueva Delhi tomará la decisión a principios del año próximo.
Allí por donde pasa, siempre se refuerza la relación con China. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero es, desde febrero, el presidente del Consejo Consultivo de la Fundación ONUART y esta orientará este año, por primera vez, buena parte de su actividad hacia el gigante asiático gracias a la financiación de su patrono chino. El presidente Pedro Sánchez inicia, por su parte, el sábado un viaje de cinco días a Pekín y Shanghái.
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