Ferraz minimiza el lío interno por el cupo catalán y reta a los críticos a hablar en el Comité Federal

La primera reunión de la dirección socialista tras las vacaciones ha propiciado la única oportunidad por ahora de debatir con algo de profundidad el impacto del acuerdo con ERC, que saca a Cataluña del régimen común de financiación y establece un cupo, tras las críticas lanzadas desde algunos territorios y el estado de inquietud que impera en el partido. Algo de terapia se ha hecho, aunque básicamente para ver el lado positivo del pacto.

La cúpula intenta poner el acento en el camino que el acuerdo abre al resto de autonomías, más que en el cambio de paradigma que representa. Y en este sentido se trata de minimizar el lío interno, con la tesis de que todos los dirigentes territoriales aceptan y coinciden con uno de los párrafos que para Ferraz es central en el texto: "Una financiación justa y singular es compatible con la contribución equitativa al sostenimiento del gasto del Estado, que redunda en beneficio de las ciudadanos de Cataluña y en la solidaridad entre territorios".

A esta mención se agarran en la dirección para sostener que nadie puede estar en contra de esto. Y, en cualquier caso, si alguien en el PSOE tiene dudas, emplazan a formularlas en los órganos del partido, en referencia a la reunión del Comité Federal de este sábado. "Será el momento idóneo para mostrar la disensión", aseguran fuentes socialistas.

A diferencia de la Ejecutiva, en el Comité Federal, mucho más amplio, si están representados los dirigentes más críticos. La cita servirá también para convocar el congreso del PSOE, que se celebrará en Sevilla entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre.

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Pedro Sánchez ha decidido que se realice ya, a pesar de que los socialistas no tienen fijada un postura común sobre la nueva financiación autonómica, un debate que ha estallado a raíz del documento suscrito con ERC, que ha permitido la investidura de Salvador Illa. Internamente estaba muy extendido que el cónclave sería este otoño, para facilitar al Gobierno tomar aliento político y acelerar las renovaciones territoriales pendientes. Pero, precisamente, el guirigay que se ha montado con la financiación singular para Cataluña hizo pensar a muchos en el partido que justo por eso se pospondría, para acudir al congreso con ese tema resuelto.

La decisión del presidente ha sido la contraria: celebrar el congreso para forzar un pacto interno. La portavoz del PSOE, Esther Peña, que ha comparecido en rueda de prensa, ha sido explícita sobre ello. "Entre otras cosas se hablará del modelo de financiación", ha dicho.

El reto no es fácil para el PSOE. Aunque tanto desde el Gobierno como desde el partido se va dejando claro que habrá 'café para todos' y se buscarán fórmulas para extender el nuevo modelo acordado con Cataluña al resto, el problema interno es que las críticas superan con creces los habituales reproches de quienes encabezan la oposición contra Sánchez, Emiliano García-Page y Javier Lambán. Otros dirigentes como Luis Tudanca, Miguel Ángel Gallardo o Adrián Barbón se han pronunciado en contra. Hasta Josep Borrell lo ha censurado.

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Gallardo, secretario general del PSOE extremeño, se ha ratificado este lunes en sus dudas. Aunque aplaude que se celebre el congreso porque es "imprescindible" hablar del concierto para Cataluña, reiteró que se opone a los "cupos de insolidaridad" y de "desigualdad", y a todos aquellos que "no supongan justicia social". "Yo no aspiro a que Extremadura tenga más a base de deshidratar, a base de aminorar, a base de adelgazar al Estado", porque este "tiene que ser fuerte", ya que es el que "garantiza la redistribución de la riqueza", señaló.

Estos pronunciamientos son los que la dirección socialista quiere que se hagan de puertas adentro en el Comité Federal del PSOE, este sábado. Y su tesis es que cuando se realicen en Ferraz no serán tan furibundos.