Humedad del 70% y garitas a casi 30 grados: los problemas de los policías en la frontera inteligente de Melilla
Los agentes denuncian las condiciones en las cabinas que controlan el paso de Beni Enzar. El calor y los fallos del aire acondicionado dificultan su labor en un momento clave: la fase de retorno de la Operación Paso del Estrecho
La delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, inauguró el pasado 13 de junio las nuevas instalaciones de la frontera entre la ciudad autónoma y Marruecos. Allí se instauró entonces un nuevo mecanismo de reconocimiento facial, la primera fase de lo que el Ejecutivo bautizó como la nueva "frontera inteligente". No obstante, y lejos del glamour de esta mejora, los policías denuncian solo dos meses después problemas mucho más mundanos en las garitas donde se encargan de controlar quién entra y quién sale de territorio nacional.
Pese a lo tecnológico de la "frontera inteligente", estos días, con el calor apretando y con un extra de trabajo como consecuencia de la fase de retorno de la Operación Paso del Estrecho (OPE), la situación en las cabinas del paso de Beni Enzar es complicada. Según aseguran las fuentes policiales consultadas, en su interior se están alcanzando "temperaturas de 28 grados y cotas de humedad en torno al 70%".
Con este panorama, la única opción de mejorar la climatización, como lamentan las fuentes consultadas, es tirar de ventilador. Según claman las mismas fuentes, los continuos fallos en el aire acondicionado provocan que las condiciones para trabajar de los agentes no sean las mejores. Una situación especialmente delicada al tratarse de una tarea que obliga a los policías a permanecer durante horas en la misma cabina controlando los pasaportes.
El secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Melilla, Jesús Ruiz Barranco, denunció en una entrevista con Popular TV en la ciudad autónoma que le parecía incomprensible que estas nuevas cabinas tuvieran estos problemas a las pocas semanas de ser inauguradas: "No entiendo que se den instalaciones nuevas, que cuestan 10 millones de euros, y que fallen desde el minuto 1".
Lista de polémicas
Las aguas policiales, al menos en lo relativo a la gestión de Interior de la Operación Paso del Estrecho, bajan agitadas. Las primeras críticas llegaron cuando el ministerio ofreció cubrir las plazas de refuerzo para este operativo, considerado uno de los más grandes de Europa en materia migratoria, con agentes voluntarios a los que no se les abonaban ni las dietas. Este hecho les obligaba a acudir prácticamente como voluntarios sin obtener una contraprestación económica con la que asumir los gastos propios de vivienda en su nuevo destino temporal.
De esta forma, 7 de cada 10 plazas de refuerzo quedaron vacantes. Pese a que desde Interior aseguraron que el despliegue era suficiente, a principios de julio, y como publicó El Confidencial, los mandos en el Puerto de Tarifa, donde se produce un importante volumen de entradas y salidas, tuvieron que recurrir a policías en prácticas para sacar adelante las tareas de identificación relativas a la OPE, puesto que con la plantilla existente no era posible. Ahora, con los problemas en las cabinas de la frontera inteligente de Melilla, llega un nuevo episodio.
En otras partes
Los problemas con las temperaturas en dependencias policiales, sin embargo, no afectan únicamente a los agentes desplegados en los puestos fronterizos que controlan la OPE desde Melilla. Como ha denunciado el SUP en un comunicado de prensa, en Madrid también hay varias comisarías donde se estarían superando las temperaturas máximas que la ley establece para un puesto de trabajo.
Como señala el sindicato, tanto en la Jefatura Superior de Policía de Madrid, como en la comisaría de distrito de Arganzuela, se han sobrepasado ampliamente los 27 grados que marca la ley. De hecho, en las primeras instalaciones, el sindicato denuncia que se han tocado los 40 grados: "Han intentado mitigar el problema con ventiladores y equipos de aire acondicionado portátiles, siendo insuficiente y no llegando a cubrir las necesidades mínimas".
Consideran "inaceptable y una vergüenza que las instalaciones no cuenten con unas condiciones mínimas adecuadas para el trabajo y para la atención al ciudadano" y exigen a la Dirección General de la Policía "una intervención urgente antes de que ocurra un mal mayor".
La delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, inauguró el pasado 13 de junio las nuevas instalaciones de la frontera entre la ciudad autónoma y Marruecos. Allí se instauró entonces un nuevo mecanismo de reconocimiento facial, la primera fase de lo que el Ejecutivo bautizó como la nueva "frontera inteligente". No obstante, y lejos del glamour de esta mejora, los policías denuncian solo dos meses después problemas mucho más mundanos en las garitas donde se encargan de controlar quién entra y quién sale de territorio nacional.
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