Carles Puigdemont quema todas sus naves y se condena al 'exilio' para evitar la cárcel
Su truco de magia dejó más que claro que cumple los dos aspectos que valoran los jueces a la hora de imponer medidas cautelares: el riesgo de fuga y el riesgo de reiteración delictiva
Carles Puigdemont se paseó unos días por España y está de vuelta en Waterloo El expresident ha quemado todas sus naves con su segunda fuga y el espectáculo de este jueves. Si se le detiene en España, sea ahora o más adelante, ingresará sin ninguna duda en prisión incondicional. Con su burla se ha autocondenado a alargar su autodenominado como exilio y no podrá volver y asentarse en Cataluña, salvo que el Tribunal Constitucional considere, en un futuro, que la amnistía le alcanza y borra todos los delitos que se le atribuyen.
Las previsiones de cara al regreso se dieron por completo la vuelta después de lo sucedido en las inmediaciones del Parlament de Cataluña. Lo esperado era que Puigdemont volviera, fuera arrestado en la calle o en la cámara, y pasara a disposición del juez Pablo Llarena. Contra todo pronóstico y tras una actuación policial lamentable que ya apunta a responsabilidades penales, el líder de Junts se volatizó. Con toda la performance dejó más que claros que cumple los dos aspectos que valoran los jueces a la hora de imponer medidas cautelares: el riesgo de fuga y el riesgo de reiteración delictiva.
Hasta ese momento, los dos riesgos ya existían, pero exigían de una interpretación por parte del juez en relación con su pasado, los siete años huido en Bélgica, y su futuro, la evidencia de un futuro juicio en el que se arriesgaba a una pena de hasta 12 años. Después de ese momento, Puigdemont ha dado un manotazo a la necesidad de ponderación. Ha dejado constancia (y ha querido hacerlo) no ya de que hay peligro de nuevas huidas. También de que tiene la paciencia y los medios para planear un truco de magia de esas dimensiones, calculado al milímetro.
Que existió un plan detallado es evidente, aunque ahora nadie quiere reconocer que conocía los detalles. Jordi Turull, uno de los cargos de Junts que más protagonismo asumió en el acto, aseguró en las horas posteriores en declaraciones a Rac1 que no sabe de los preparativos. "No le puedo decir ni quién organizó el regreso, ni quién lo había preparado, ni con quién iba". También desveló que el retorno se produjo días antes y que estaba en Barcelona al menos desde el martes, 48 antes de la fecha fijada para la investidura de Illa.
La elección de Puigdemont pone negro sobre blanco, otro hecho. El de que Junts asumía que nada le libraría de la cárcel, incluso si se prestaba a una detención pacífica. Lo cierto es que sus opciones no eran muchas. Contaba, eso sí, con el apoyo de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado que preveían reclamar al juez Llarena su puesta en libertad con medidas de control. Eso ya no es posible, salvo que ambas asuman defender una absoluta incongruencia. No hay medida capaz de controlar que permanezca a disposición de la Justicia.
La vía del Constitucional
Para regresar a España, con la certeza de que no habrá ni arresto ni cárcel, solo le queda ahora una vía. Aguardar con paciencia al futuro fallo del Tribunal Constitucional. Hace unas semanas, Llarena rechazó perdonar el delito de malversación que le atribuye junto a los exconsellers Toni Comín y Lluís Puig. La decisión se adoptó de forma paralela a la de la Sala de lo Penal. Los magistrados que juzgaron el procés también rechazaron amnistiar la malversación del exvicepresidente del Govern Oriol Junqueras y el resto de condenados por el referéndum ilegal del 1-O.
Tanto el juez como la Sala consideran que obtuvieron un beneficio personal que provoca que la gracia no les alcance y que su acción afectó, además, a los intereses financieros de la Unión Europea. Las decisiones de ambos están pendientes de recurso ante el propio Supremo, sin que aún se haya acordado una fecha de resolución, aunque se prevé, en inicio, para septiembre. Una vez despejada la vía del TS, podrá recurrir al Constitucional.
Que existió un plan detallado es evidente, aunque ahora nadie quiere reconocer que conocía los detalles
No es probable, sin embargo, que el órgano que preside Cándido Conde-Pumpido resuelva de forma rápida. Para comenzar, los recursos sobre la amnistía, a favor o en contra, ya empiezan a acumularse y seguirán haciéndolo. Será necesario ordenar antes de elevar a Pleno su estudio. Por otra, hay cuestiones prejudiciales en marcha que podrían ralentizar más aún el proceso.
Por ejemplo, la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional acordó a principios de julio preguntar a las partes personadas en la causa de los CDR si procede dirigirse al TJUE acerca de la ley ante las dudas de los magistrados de que esta norma pueda contravenir "gravemente" el derecho comunitario y podría suponer "una infracción patente" del mismo. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ya lo ha hecho en los casos de Garriga y Salvadó por supuestos delitos de desobediencia, prevaricación y malversación, precisamente el delito que le afecta. También lo ha hecho el Tribunal de Cuentas. El TC debe esperar a la resolución de la Justicia europea antes de pronunciarse.
Carles Puigdemont se paseó unos días por España y está de vuelta en Waterloo El expresident ha quemado todas sus naves con su segunda fuga y el espectáculo de este jueves. Si se le detiene en España, sea ahora o más adelante, ingresará sin ninguna duda en prisión incondicional. Con su burla se ha autocondenado a alargar su autodenominado como exilio y no podrá volver y asentarse en Cataluña, salvo que el Tribunal Constitucional considere, en un futuro, que la amnistía le alcanza y borra todos los delitos que se le atribuyen.
- El Gobierno de Pedro Sánchez se vuelca en arropar a Salvador Illa en su toma de posesión Marcos Lamelas. Barcelona
- El lado más personal de Salvador Illa: su desconocida mujer, su patrimonio y su afición por el huerto Patricia Casas
- Puigdemont reaparece tras la investidura de Illa: "El procés no ha muerto, solo comienza otra fase" Marcos Lamelas. Barcelona