"La idealización del norte nos va a salir cara": cómo se convirtió en una postal para turistas
Si tiene la sensación de que todo el mundo se ha ido a Asturias o Galicia este año, no está solo. El turismo de playa se ha quedado para el extranjero y el nacional persigue el fresco
Algo de verde en primer término, lo más importante es el verde. "Prao, hierba". Seguramente, algo de monte asomando al fondo, unas cumbres o tal vez el mar. Como complemento, "una vaca, de esas de orientación cárnica, que son más marroninas, y que quedan mejor en las fotos". Para variar, tal vez aparezca alguien escanciando sidra con el telón de fondo de "uno de esos pueblos que parecen pintados para acoger visitantes". ¿Qué falta en el conjunto? Quizá, una puesta de sol.
Son las pinceladas con las que el geógrafo Ícaro Obeso, de la Universidad de Oviedo, describe la típica imagen del norte que aparece en publicidad, redes sociales u otros reclamos turísticos. Una colección de tópicos a la que él mismo se refiere como una "idealización del norte que nos va a salir cara". El geógrafo explica que nunca antes había visto tanta gente comprando casas y pasando el verano en comunidades como Asturias o Cantabria. Los datos lo confirman: aunque no hay atisbos de crisis en el sur, el turismo se ha disparado en el norte hasta el punto de que lugares como Cabárceno o determinadas playas como la de las Canteras están completamente llenas.
"El cambio es bastante dramático, sobre todo en los últimos años pospandemia", explica Beatriz Camiña, vecina de Cangas do Morrazo, uno de esos puntos críticos de la turistificación del norte. "Antes el turismo era más manejable y se concentraba principalmente en los meses grandes del verano, pero ahora, con la creciente fama de las Illas Cíes, Cabo Home y las comparaciones de las playas de Aldán y O Hío con el Caribe, ha habido una masificación, con más tráfico y gente por todas partes". Hasta el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, admite la preocupación por la saturación turística en la comunidad.
Aunque es un proceso gradual desde los años noventa, cuando comunidades como Asturias (paraíso natural) comenzaron a apostar por el turismo, no ha sido hasta después de la pandemia que se ha producido la gran explosión, azuzada por el cambio climático. "Lo noto en la gente que nos visita, pero también en cómo se habla del norte fuera del norte", añade. Las redes sociales se han llenado de publicaciones que mitifican cierto estilo de vida relacionado con unos valores contrapuestos al desfasado turismo de sol y playa del Levante y el sur. Mientras que el visitante extranjero se concentra en el litoral buscando lo que no tiene en su país, el turista local dirige su mirada hacia las bondades del menos explorado (por ahora) norte en busca de esa exclusividad perdida y alentada por las redes sociales.
"Lo que antes era una calita relajante, ahora es un sitio para hacer botellón"
"Parece que el norte se asocia a valores de respeto por el paisaje, el valor de la identidad, buena gastronomía, clima más fresco, tradiciones…", valora el geógrafo. "Frente a la masificación del litoral y otro turismo más unido a ocio de discoteca o bar, que se busca más el disfrute estético, es ese lugar donde hay festejos con mucho arraigo o actividades como el senderismo". Y frente a las publicaciones ensalzando la elegancia del norte, algunos locales han popularizado otro tipo de mensaje: el que repite "no vengáis al norte, no hay nada que ver aquí", que intenta detener de forma irónica la invasión turística.
"Yo lo relaciono con un verano más introspectivo", añade Janira Planes, estratega de marca en Hamlet y especialista en cultura de internet. El norte está caracterizado por una aesthetic muy particular. "El norte en redes sociales está asociado a más tranquilidad, más calma, cierta soledad. Personas que son más de hacer ejercicio, de ir a andar, de leer o estar en casa si llueve". Aunque no considera que haya una tendencia tan grande comparada, por ejemplo, con el "Mediterráneo moral", otro de los conceptos exitosos en redes sociales. Al menos, según su algoritmo.
La vida en el Norte, la vida mejor. pic.twitter.com/vm0bx0qAxK
— Marta (@reruxxi) August 1, 2024
El resultado, una mezcla de de hastío, saturación e incluso ciertos problemas de convivencia entre los locales y los visitantes. "Muchos de los turistas son jóvenes y familias que buscan una experiencia de playa, montaña, naturaleza, pero sin las multitudes típicas", explica Camiña. "Buscan un clima más fresco, buena gastronomía, tranquilidad, naturaleza y una experiencia auténtica (incluso con todas nuestras romerías), pero esa tranquilidad ya se ha perdido en gran medida". La gallega lamenta la evolución del modelo hacia el turismo de masas: "Ya no es el turismo de hace años, ese que dejaba dinero en el pueblo, ahora la gran mayoría opta por traer su propia comida, compra bocatas y gasta lo menos posible".
Así se reinventó el norte
Para que esto haya sido posible, han confluido una serie de factores, empezando por el clima. Ante veranos cada vez más cálidos, muchos han encontrado en el norte un refugio climático. Es el caso de Adán, alicantino de 26 años que acaba de cancelar sus vacaciones en el sur para irse al norte: "Me encanta mi ciudad, pero cada vez me gusta menos ir", explica. "El calor es cada vez peor (si no tienes aire acondicionado o piscina, vas a pasarlo mal), a ciertas horas es imposible estar en la calle, los sitios están cada vez más enfocados a turistas extranjeros (que no es malo, la inclusión está genial) pero se pierde la esencia cuando todo se hipermasifica. Lo que antes era una calita oculta y relajante que conocían cuatro gatos, ahora es el sitio preferido para el botellón".
Una de las razones por las que gran parte de España ha dirigido la mirada al norte es esa sensación de exclusividad que se ha perdido en las regiones costeras. Incluso los andaluces han empezado a desplazarse al norte para pasar sus vacaciones. Es el caso de Ángel, malagueño de 24 años, que siempre que puede, viaja a Cantabria. "De pequeño me llevaron al norte y me gustó mucho, porque Andalucía es un poco secarral y yo estaba acostumbrado a ver el monte marrón, los arbustos marrones, un poquito de verde así como oscuro y feúcho, y cuando llegas al norte, ver el verde tan vivo de la naturaleza está muy guay", explica. "En este último lustro se nota en Málaga que cada vez hay más guiris, cada vez más turismo, más playas llenas y piscinas reservadas, antes te juntabas solo con tus vecinos y ahora hay más gente que no conoces".
Gastronomía, naturaleza, cultura, fresquito y cielos encapotados, como cuenta con ironía Obeso, que una vez conoció a una chica que estaba un poco decepcionada porque se había encontrado con cielos totalmente despejados y no los cielos grises que suelen verse en las imágenes del norte. Un "ambiente como de cuento de hadas, tipo Edimburgo", como recuerda el geógrafo, a quien le llama la atención, por su profesión, cómo el paisaje se convierte en "un marco de fondo donde exhibirnos". Él mismo se declara culpable de contribuir a esa idealización del norte subiendo fotos de montañas asturianas. Pero ¿quién no lo ha hecho alguna vez?
Uno de los ejemplos que propone Planes es la influencer Marta Pombo y su grupo de amigas, que en sus últimas publicaciones aparecía pasando sus vacaciones en la playa de Laredo o San Sebastián. En una de las publicaciones reivindicaba el carácter norteño, otra de las cualidades de esa idealización: "Me está pareciendo la gente de San Sebastián súper amable. Todo el mundo vive tranquilo, no está con prisas".
Frente al estrés de la masificación, la vida slow y contemplativa del norte. Como recuerda Obeso, el modelo residencial del norte con zonas mucho menos densas y más viviendas tradicionales lo favorece frente a las construcciones verticales de Benidorm. De repente, hasta las fiestas de prau se han puesto de moda en redes sociales. "¿Dónde se encuentra hoy un ambiente festivo organizado por los vecinos, donde los beneficios reviertan en la comunidad?", se pregunta. "Esa naturalidad gusta mucho de Asturias".
El geógrafo apuesta por desmitificar estos clichés asociados al norte, porque no encajan con su realidad social. Se trata, más bien, de una postal del pasado. "Cada vez hay menos gente que tenga relación con la agricultura o la ganadería, se está transformando en una economía de pensionistas donde unos pocos montan nuevas iniciativas de turismo de naturaleza, pero que tampoco son capaces de generar una gran actividad económica que genere empleo", recuerda. La gran paradoja es que la mitificación de la vida rural del norte termine reorientando su economía hacia el turismo.
La tranquilidad y el fresco se pagan
Este boom es también el resultado de un esfuerzo de décadas por parte de las administraciones para promover el turismo del norte, coincidiendo con el final de la desindustrialización y la mejora de las infraestructuras. Regiones que no habían sido explotadas durante la gran explosión del turismo de sol y playa y que encontraron en el turismo una nueva vía de ingresos. Una explosión decisiva también a nivel demográfico, como añade Obeso, que sospecha que la población flotante que pasa parte del año en el norte ha compensado la caída en población que el envejecimiento y la migración vaticinaban.
"Durante mucho tiempo se habló en Asturias de que se iba a bajar de la barrera del millón de habitantes, un tema que tocaba el orgullo autonómico y que ocupaba muchas tertulias y debates; no se ha llegado a producir porque desde 2021 se empezaron a notar los efectos de la apertura pospandémica", explica el geógrafo. El impulso turístico, añade, ha atraído nueva "mano de obra barata" de otras regiones de España, algo que ocurrió con anterioridad en regiones playeras como la Costa del Sol, el Levante o las islas Baleares y Canarias, además de teletrabajadores o nómadas digitales.
"Hemos pasado de cierto 'tenéis que venir más' a la gente hablando de invasión y colonización"
La consecuencia más clara, el crecimiento del precio de la vivienda en las regiones del norte, que durante mucho tiempo había sido relativamente asequible. Según el INE, la tasa interanual durante el primer trimestre del año aumentó un 5,1% en Asturias, un 1,6% más que el último trimestre del año. Galicia es la comunidad en la que más ha subido el precio de la vivienda en el último año, con un encarecimiento de un 21,3% por metro cuadrado entre mayo de 2023 y mayo de 2024. En Cantabria el precio de la vivienda aumentó un 5,1% durante 2023.
La consecuencia imprevista de esta idealización que se produce no solo desde fuera, sino también desde dentro en un ciclo paradójico, como sugiere Obeso. "Hemos pasado de cierto 'en el norte tenemos lo mejor y tenéis que venir más' a la gente que habla de invasión o incluso colonización, con problemas para acceder a la vivienda o que haya lugares típicos donde los locales ya ni van", explica. Síntomas claros son el aumento de los rescates en alta montaña o los coches de visitantes engullidos por las mareas gallegas.
"Siento que este es un año en el que la gente se está quedando más en España", concluye Planes. "Quizá es la influencia del libro de Anna Pacheco o que como sufrimos los efectos del turismo aquí nos lo pensamos un par de veces antes de salir afuera". Como añade Ángel, se trata también de una cuestión económica. Su sur natal, especialmente ciudades como Sevilla o Málaga, está cada vez más caro en comparación con determinadas zonas de Asturias, Cantabria o Galicia, donde aún se puede encontrar alojamiento más o menos barato. Al menos, hasta que dejen de serlo.
Algo de verde en primer término, lo más importante es el verde. "Prao, hierba". Seguramente, algo de monte asomando al fondo, unas cumbres o tal vez el mar. Como complemento, "una vaca, de esas de orientación cárnica, que son más marroninas, y que quedan mejor en las fotos". Para variar, tal vez aparezca alguien escanciando sidra con el telón de fondo de "uno de esos pueblos que parecen pintados para acoger visitantes". ¿Qué falta en el conjunto? Quizá, una puesta de sol.
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