Junts apunta a una revisión del pacto con el PSOE porque Puigdemont no ha sido amnistiado
Turull anuncia que lo plantearán en la siguiente reunión secreta con los socialistas y el mediador internacional y sostiene que las condiciones del acuerdo han cambiado tras la investidura de Illa
El núcleo duro del Gobierno se encuentra estos días ebrio con la elección de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. No es solo satisfacción, es puro gozo. Pero en unas semanas se estrenará el nuevo curso político y el Ejecutivo seguirá dependiendo de los siete votos de JxCAT. Durante mucho tiempo se ha especulado sobre qué efectos tendría sobre la legislatura el pacto entre el PSC y ERC en Cataluña, consumado con la investidura de Illa. Junts alude ya a la existencia de un "marco mental" diferente al que le llevó a apoyar un nuevo mandato de Pedro Sánchez. Y sobre todo apunta al incumplimiento de la promesa de amnistiar a Carles Puigdemont.
La formación pretende abordarlo en la siguiente cita que mantenga con representantes socialistas fuera de España. La mesa de negociación secreta con encuentros mensuales, que suelen celebrarse en Suiza, que forma parte del pacto para investir a Sánchez. "En la próxima reunión con el mediador internacional este tema estará sobre la mesa y a partir de entonces se tienen que tomar decisiones", aseguró ayer en RAC1 el secretario general de Junts, Jordi Turull.
El acuerdo entre el PSC y ERC, según Turull, "cambia las condiciones" de lo acordado en Bruselas y obliga a "hablar". Pero el mayor problema con el Ejecutivo, subrayó, radica en la ejecución de la amnistía a Puigdemont. "La ley de amnistía se ha de aplicar y queremos ver cómo el Gobierno hace todo lo posible para que se aplique", declaró.
En las negociaciones con Junts siempre se les insistió en que, una vez aprobada por el Congreso, su cumplimiento dependía del Tribunal Supremo y aunque se intentó no dejar ni un solo resquicio para borrar todos los delitos del expresidente, al final los magistrados han resuelto que no es amnistiable la malversación. Por eso Puigdemont sigue en busca y captura en España y debía ser detenido y puesto a disposición judicial durante los días que ha pasado en Barcelona.
A pesar de que nadie más que el Supremo tiene potestad sobre la situación jurídica de Puigdemont, Junts quiere que el Ejecutivo "no mire para otro lado". Turull escuchó ayer unas manifestaciones previas del ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños, en las que responsabilizaba a los Mossos de la segunda fuga del expresidente y sostenía que "España es un Estado de derecho donde la ley se cumple y donde se han de cumplir los mandatos judiciales que emanan, en este caso, del Tribunal Supremo", y no le hicieron ninguna gracia.
"Si el discurso es el de Bolaños de hoy", frente a lo que "está haciendo algún juez", dijo en referencia a Pablo Llarena, el pacto con el PSOE "tiene muy poco recorrido por no decir ninguno". Por eso, el propósito de abordarlo en su próximo encuentro secreto. Turull defendió que en función del resultado "no se puede descartar nada", ni siquiera la posibilidad de romper con los socialistas. "Hay que ver si tiene o no sentido" el acuerdo al que se llegó en Bruselas sobre la amnistía, señaló. "Es lo más lógico y lo más honesto por las dos partes".
En el propio Gobierno asumen que desconocen cómo reaccionará Junts y la relación con ellos en los próximos meses, a pesar de que su respaldo es clave para poder aprobar los presupuestos. Para Moncloa ya fue absolutamente inesperado que tumbaran la senda de déficit. Sacar adelante las cuentas del próximo año es clave para Sánchez porque, ya aprobados esta legislatura, le permite alargarla con nuevas prórrogas.
La tesis de los socialistas es que Junts no tiene incentivos para forzar unas elecciones generales (si no apoya unos presupuestos) y que lo que necesita es recuperarse. Es más, creen que el relevo de Carles Puigdemont, tras su derrota en las catalanas, está cerca y que su partido iniciará entonces un viaje a la moderación. Por ahora no hay ninguna señal de ello. El secretario general de la formación afirmó ayer que la apuesta de ERC por un "Gobierno netamente españolista" les obliga a "reorientar" su acción "para ser la gran alternativa independentista en los próximos años".
Pero también, a pesar de los avisos de que es necesario revisar el pacto con el PSOE, Turull recordó que la estrategia de Junts a nivel nacional es negociar cada votación. Su célebre "pieza a pieza", que indica una intención de continuidad. Esta proyección se evidenció también en su respuesta sobre la financiación singular para Cataluña, que no descartó apoyar en el Congreso, a expensas de conocer la letra pequeña.
El núcleo duro del Gobierno se encuentra estos días ebrio con la elección de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. No es solo satisfacción, es puro gozo. Pero en unas semanas se estrenará el nuevo curso político y el Ejecutivo seguirá dependiendo de los siete votos de JxCAT. Durante mucho tiempo se ha especulado sobre qué efectos tendría sobre la legislatura el pacto entre el PSC y ERC en Cataluña, consumado con la investidura de Illa. Junts alude ya a la existencia de un "marco mental" diferente al que le llevó a apoyar un nuevo mandato de Pedro Sánchez. Y sobre todo apunta al incumplimiento de la promesa de amnistiar a Carles Puigdemont.
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