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Sánchez dinamita el núcleo duro de la Moncloa: "Estoy harto de palmeros"
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Crisis en Ferraz

Sánchez dinamita el núcleo duro de la Moncloa: "Estoy harto de palmeros"

El día del adelanto electoral vetó la entrada a palacio a Antonio Hernando, Óscar López y Francisco Salazar. Los responsabiliza del varapalo del 28-M. Ellos también dan por "amortizado" al presidente

Foto: Pedro Sánchez conversa con Félix Bolaños. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Pedro Sánchez conversa con Félix Bolaños. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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El 28-M fue un punto de inflexión para Pedro Sánchez, no solo en el cambio de planes, que materializó en un adelanto electoral, sino en la relación con los que hasta ese momento fueron su núcleo duro. El inesperado varapalo en las urnas le ha llevado a poner en cuestión la labor de los que le han asesorado en el último año. "Estoy harto de palmeros", se le ha escuchado decir al presidente que busca recomponer su equipo para dar la batalla del 23-J. El ambiente en la Moncloa es de "sálvese quien pueda", relatan desde dentro, donde Sánchez ha levantado un muro con su corte. El lunes del anuncio de la convocatoria de elecciones no quiso ver a nadie. Según confirman varias fuentes, vetó el acceso a palacio, la zona de vivienda y del Consejo de Ministros, a su jefe de gabinete, Óscar López; su dos, Antonio Hernando, y el secretario general de Planificación Política, Francisco Salazar.

El presidente considera que le "han fallado" y no cuenta con ellos para las grandes estrategias de la próxima cita electoral. No consultó la propuesta de plantear seis cara a cara con Alberto Núñez Feijóo. Sánchez ha impuesto un hermetismo total, mientras incluso los más cercanos le dan ya por amortizado. En Ferraz es un clamor que en privado los "López y Hernandos" ya señalan abiertamente a su jefe como el origen del "castigo" en las urnas. No es la primera vez que les pasa. Ya traicionaron a Sánchez en aquel Comité Federal del que salió cesado. El presidente lo ha tenido siempre muy presente. Ha crecido políticamente con Óscar López y Antonio Hernando. Eran los apodados chicos de Blanco, en referencia al ex vicesecretario general del PSOE José Blanco.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/J.J. Guillén) Opinión

En este vacío de poder, el responsable de Organización de los socialistas, Santos Cerdán, navega entre la tormenta de intrigas entre los monclovitas y los ferracianos. Sánchez tampoco se fía de él. Ha recuperado en la lista del Congreso a un fontanero "pata negra" como José Luis Ábalos, al que sustituyó en la crisis de Gobierno y partido de julio de 2021. El presidente achaca hoy sus desgracias políticas a las decisiones tomadas aquellos días. En el partido interpretan como una "enmienda a la totalidad" el retorno de Ábalos y Carmen Calvo, que adelantó El Confidencial. En las filas socialistas apuntan a que se les tendrá en cuenta en la campaña.

El Comité Federal aprobará las listas que Sánchez ha medido al milímetro. Los sondeos internos arrojan en estos momentos un grupo parlamentario de 92 diputados. Con esta previsión, son claves los puestos que se les ha dado a cada uno con "más o menos entusiasmo", aclararan fuentes socialistas. En la lista por Madrid, el número tres que ocupa el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, no se corresponde con la "relación real" que tiene con Sánchez en estos momentos.

El incidente del 2 de mayo, cuando Bolaños intentó colarse en la tribuna de autoridades de la Puerta del Sol sin estar invitado, ahondó en la brecha que ya se había abierto entre Sánchez y su dos. Ahora recuerdan con sorna aquella referencia del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, cuando se refirió a "Superbolaños" en un acto. Los más críticos rematan: "Aquí ha habido Superlópez y el gato Félix". Los cuchillos están en alto. Bolaños buscará refugio en el partido en Madrid. Aspira a tomar el control de la federación que le ha dado los galones que le han permitido ir por encima de Margarita Robles, que no milita en el PSOE, en la lista al Congreso.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Sergio Pérez)

De la ministra de Defensa puede depender el futuro de Óscar López. Parte como número siete y en la actualidad hay 10 diputados por Madrid. Tras el 23-J, el resultado puede dejarles con seis, si se confirman las estimaciones de las encuestas. Para que el jefe de gabinete tenga sillón asegurado, se espera que Cristina Narbona, número seis, y Robles, cuatro, renuncien a recoger su acta si no se logra reeditar el Gobierno. Rafael Simancas también cae en desgracia al estar en la novena posición. Su cercanía a Bolaños esta vez le ha perjudicado.

Antonio Hernando, que vuelve al Congreso al encabezar la lista por Almería, cesará de su cargo el 19 cuando se publiquen las listas. El mismo camino recorrerá Francisco Salazar, que tiene un futuro más incierto al ir de cuatro por Sevilla. Ambos cerrarán etapa. Sánchez también. El presidente intenta encontrar un revulsivo para movilizar al partido. Aunque cree que es "injusto" que los españoles no "aprecien" los logros de su Gobierno, no esconde que las ministras de la última hornada no han dado el resultado esperado. Apunta a Pilar Alegría, Raquel Sánchez, Diana Morant e, incluso, la portavoz, Isabel Rodríguez.

Sánchez hablará ante los suyos por primera vez tras la "ola reaccionaria" que asoló feudos socialistas el 28-M. No se esperan grandes golpes de pecho en el Comité Federal. La consigna es levantar el ánimo a la tropa. El enemigo es la pinza PP-Vox, y el grito es que hay que salir a combatirlos, aunque el pensamiento mayoritario es que la guerra se libra ya dentro del PSOE.

El 28-M fue un punto de inflexión para Pedro Sánchez, no solo en el cambio de planes, que materializó en un adelanto electoral, sino en la relación con los que hasta ese momento fueron su núcleo duro. El inesperado varapalo en las urnas le ha llevado a poner en cuestión la labor de los que le han asesorado en el último año. "Estoy harto de palmeros", se le ha escuchado decir al presidente que busca recomponer su equipo para dar la batalla del 23-J. El ambiente en la Moncloa es de "sálvese quien pueda", relatan desde dentro, donde Sánchez ha levantado un muro con su corte. El lunes del anuncio de la convocatoria de elecciones no quiso ver a nadie. Según confirman varias fuentes, vetó el acceso a palacio, la zona de vivienda y del Consejo de Ministros, a su jefe de gabinete, Óscar López; su dos, Antonio Hernando, y el secretario general de Planificación Política, Francisco Salazar.

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