Feijóo dice a los barones que no aceptará imposiciones en sus listas para el 23-J
Los territorios se ponen "al servicio" de Génova para llevar a Feijóo a la Moncloa, que pide una campaña sin estridencias y cuenta con manos libres para armar sus candidaturas: "Nadie puede reclamarle nada"
Alberto Núñez Feijóo quiso un partido descentralizado desde el primer minuto en que puso un pie en la sede nacional de Génova. No ha cuestionado las decisiones de los barones territoriales, ni sus campañas, ni sus equipos. Tampoco dará directrices en materia de pactos poselectorales. Y ahora quiere tener esa misma libertad para el desafío que él tiene entre manos. El próximo 23 de julio, se batirá en duelo con Pedro Sánchez por la Moncloa. Y en solo 15 días, el líder del PP deberá presentar sus propias listas electorales. El mensaje quedó claro a los presentes en la Junta Directiva Nacional que se celebró este martes: Feijóo tendrá manos libres para elaborar sus candidaturas y para moldear una campaña a su imagen y semejanza. Sin imposiciones, sin estridencias y sin explicaciones.
"Él ha sido muy generoso con todos, se ha esforzado de una manera brutal en todos los territorios, ha acudido donde se le ha llamado sin meterse en las estrategias de cada uno. Ahora pide lo mismo para él", resume un miembro de la dirección nacional del PP. Según diversas fuentes presentes en la cita de este martes, el líder nacional pidió "reciprocidad" a los barones territoriales también presentes en la sede, especialmente a la hora de elaborar las listas. "Nadie puede reclamarle cuotas o puestos. No pueden pedirle nada", reiteran en la cúpula, donde aseguran que el equipo de Feijóo, con Miguel Tellado a los mandos, tiene ya "muy avanzadas" las candidaturas, que se harán públicas en las próximas semanas. Génova contactará con los territorios o les pedirá consejo llegado el momento. Pero la última palabra la tendrá el presidente.
En privado, Feijóo trasladó este martes cómo, a su juicio, las elecciones autonómicas y municipales —y la campaña previa— han servido para "afianzar" las relaciones entre Génova y los territorios, hasta el punto de "tejer amistades" con los presidenciables populares. Asumió el líder popular que cuando llegue a la Moncloa, si finalmente se produce, "los barones serán muy exigentes" a la hora de reclamar todo lo que se les ha prometido en las últimas semanas, desde un sistema de financiación "más justo" para Valencia y Murcia hasta la demanda del tren en Extremadura. Pero ahora, dijo, "toca remar todos juntos". Y Feijóo será quien marque la pauta. Desde los territorios, deslizó, deberán amoldarse en las próximas semanas a la estrategia y al argumentario que emane de Génova.
"Las generales no son solo una segunda vuelta para acabar definitivamente con el sanchismo. Son también una segunda vuelta para el PP. A Feijóo se le tiene que devolver todo lo que ha hecho con los territorios durante los últimos meses", opina otro veterano dirigente, también presente en la junta directiva de este martes. Las fuentes presentes en el encuentro aseguran que los barones territoriales asumieron el mandato del líder nacional. "Todos van a estar a su servicio para hacerle presidente", inciden en Génova, donde aseguran que el objetivo es trasladar en las próximas semanas una "imagen coral" frente a las divisiones internas en el PSOE por el evidente malestar con Sánchez tras el varapalo del 28-M y el fortuito adelanto electoral.
Feijóo volverá a empuñar la bandera de la gestión en las próximas semanas, a alejarse de los "debates estériles" y a recuperar la economía como baza para "derogar el sanchismo". El partido activará "desde ya" una campaña para "atacar" el voto por correo, que prevén que se sitúe en máximos históricos en la convocatoria del 23-J por la coincidencia con las vacaciones de verano. Y una de las claves es evitar mensajes que pongan en duda la fiabilidad del sistema, al hilo de los escándalos de compra de votos que estallaron en plena campaña del 28-M, y que salpicaron casi en exclusiva al PSOE. La propia Isabel Díaz Ayuso echó por tierra esa apuesta por la calma y la confianza de Feijóo. "Sánchez se va a ir como llegó: con un intento de pucherazo", lanzó la madrileña en el mitin de cierre del PP.
Ese tipo de mensajes disruptivos, opinan en las filas del partido, deberían apagarse en las próximas semanas para que nada desvíe el camino que quiere trazar Feijóo hacia la Moncloa. Nadie puede salirse del carril. La unidad es un bien preciado en la política, y más en el marco de unas elecciones generales. El plan de Génova solo tiene una falla: el mayor o menor impacto que tengan las negociaciones con Vox en los territorios, que coincidirán con la campaña electoral. Los barones del PP a los que afecta esta circunstancia, como el valenciano Carlos Mazón, trasladaron el martes un mensaje de tranquilidad: no se abrirá el melón de Vox hasta después del 23-J. Incluso aunque ello suponga el golpe de primeras sesiones de investidura fallidas.
El presidente de los populares no hizo ayer mención alguna a Vox. Ni en público ni en privado. Solo una pequeña alusión a la necesidad de "concentrar esfuerzos" en la única "herramienta útil" para derrocar a Sánchez, y no acudir a las urnas divididos. Ya logró una primera victoria con la decisión de Ciudadanos de no concurrir a las próximas elecciones generales, lo que le permitirá consolidar su resultado con las poco más de 300.000 papeletas que han resistido junto a los liberales en las municipales del domingo.
El gran objetivo es lograr un Gobierno sin Abascal como vicepresidente y sin ministerios para los ultraconservadores. El PP evitará que la coincidencia con las negociaciones territoriales hipoteque el futuro de Feijóo en la Moncloa, y dejará para agosto la formación de gobiernos autonómicos, a sabiendas de que Vox no transigirá con la idea de no asumir carteras en ejecutivos como el de Comunidad Valenciana. Mientras tanto, la instrucción es clara: en la medida de lo posible, ignorar a Vox. La batalla es contra Sánchez.
Alberto Núñez Feijóo quiso un partido descentralizado desde el primer minuto en que puso un pie en la sede nacional de Génova. No ha cuestionado las decisiones de los barones territoriales, ni sus campañas, ni sus equipos. Tampoco dará directrices en materia de pactos poselectorales. Y ahora quiere tener esa misma libertad para el desafío que él tiene entre manos. El próximo 23 de julio, se batirá en duelo con Pedro Sánchez por la Moncloa. Y en solo 15 días, el líder del PP deberá presentar sus propias listas electorales. El mensaje quedó claro a los presentes en la Junta Directiva Nacional que se celebró este martes: Feijóo tendrá manos libres para elaborar sus candidaturas y para moldear una campaña a su imagen y semejanza. Sin imposiciones, sin estridencias y sin explicaciones.
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