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Sánchez acusa a PP y Vox de trumpismo: "Hablarán de pucherazo y de que hay que detenerme"
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"PODEMOS PARARLOS"

Sánchez acusa a PP y Vox de trumpismo: "Hablarán de pucherazo y de que hay que detenerme"

El presidente del Gobierno oficializa su candidatura para las elecciones generales ante los suyos alentando el miedo a Vox y la defensiva frente a la "homofobia", la "precariedad" o el "negacionismo climático"

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada este miércoles al Congreso de los Diputados para asistir a la reunión del grupo parlamentario socialista. (Europa Press/Eduardo Parra)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada este miércoles al Congreso de los Diputados para asistir a la reunión del grupo parlamentario socialista. (Europa Press/Eduardo Parra)

"En España, podemos pararlos, por nuestros hijos y por nuestras hijas. Por todos ellos, el PSOE debe parar esta corriente reaccionaria. Si nos movilizamos, en España no va a suceder. Vamos a ganar las elecciones del próximo 23 de julio". Pedro Sánchez ha oficializado ante los suyos su candidatura para las próximas elecciones con un discurso en clave de polarización frente a PP y Vox, trazo grueso e hipérbole. Dramatizando las consecuencias de un hipotético Gobierno de la "derecha extrema y extrema derecha", pues, según su opinión, "no hay distinción" entre los populares y la formación de Santiago Abascal. Las emociones, que tanto han moldeado el humor político durante el último lustro, frente a las propuestas o las ideas. Giro de 180 grados en la estrategia de campaña. De exhibir gestión y medidas, que quedaron enterradas por el ruido de la campaña, a la estrategia melodramática para apelar a los instintos más básicos.

Un discurso a la defensiva para evitar una España que pintó de blanco y negro, de recortes y sin derechos civiles. Que traería "homofobia", "precariedad" o "negacionismo climático". Que situaría a España como una pieza más de la corriente trumpista y reaccionaria que ha pasado por EEUU, Brasil o Hungría, según enumeró. Frente a ello, España como dique de contención. Una actualización moderna del "no pasarán" que también entonó Pablo Iglesias en su campaña para las elecciones madrileñas de 2021 y cuyo resultado reforzó los apoyos del bloque de la derecha.

Foto: La vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos en funciones, Nadia Calviño. (EFE/Jorge Zapata)

Enlazando con su declaración institucional del pasado lunes para anunciar el adelanto electoral, el jefe del Ejecutivo justificó su decisión para "clarificar" en las urnas qué España quieren los españoles. Ya no en término de plebiscito sobre su persona, sino sobre la democracia. Un tono trágico que anticipa por dónde discurrirá la campaña electoral, buscando el cara a cara, el enfrentamiento directo y la polarización como principal recurso para la movilización del electorado progresista y concentrar sus votos en la papeleta del puño y la rosa. Voto útil porque, según arengó Sánchez, "no podemos permitirnos el lujo de retroceder ni un centímetro".

De la contraposición pedagógica de modelos, a la resistencia frente un panorama que Sánchez dibujó como de tierra quemada. "Lo único que conocemos de su programa es que pretenden, como dicen ellos, derogar el sanchismo", argumentó el líder de los socialistas para explicar que esto significar "destruir", "desmantelar" y "acabar con los avances sociales logrados estos cinco años, derogar todo lo aprobado". Según enumeró: devolver el salario mínimo interprofesional del los 1.080 euros actuales a los 720 de la etapa de Mariano Rajoy, derogar la reforma laboral para "imponer de nuevo la precariedad en los contratos", "suprimir el ingreso mínimo vital que han descalificado como paguita" o "suprimir los impuestos a las grandes energéticas para volver a sus amnistías fiscales".

"Van a tratar de crispar hasta límites insospechados para que no se escuchen los argumentos"

El terreno está ya embarrado tras la campaña del 28-M y el jefe de Ejecutivo ha querido poner en guardia a los suyos. "Van a tratar de crispar hasta límites insospechados para que no se escuchen los argumentos" y lo harán, dijo, "por su posición de dominio en las grandes empresas y medios de comunicación". Una campaña que avanzó, "sería aún más feroz, de insultos y descalificaciones", con una estrategia que, en alusión al trumpismo, "lo que hacen es copar de sus maestros norteamericanos". En esta línea, Sánchez incluso pronosticó que "hablarán de pucherazo y que hay que detenerme como responsable. No es nuevo, sus maestros norteamericanos lanzaron a una turba enloquecida al Capitolio para denunciar un falso pucherazo".

Un discurso en clave interna, para recuperar el ánimo en las filas socialistas. "Enchufar", "ilusionar" y "talante democrático". Con estos tres conceptos, anticipaban en el equipo del presidente del Gobierno el objetivo de su discurso esta mañana en el Congreso ante el grupo parlamentario de diputados y senadores. Tan solo 24 horas después de la disolución de las Cortes Generales. No hay margen para el drama tras la debacle del 28-M ni tampoco para seguir en estado shock. Pedro Sánchez fue recibido con una fuerte ovación y el portavoz, Patxi López, quien lo precedió, se despidió de los suyos con la arenga de que "lo vamos a dar todo para ganar las próximas elecciones".

En Ferraz, miran a los números y las tendencias para justificar el adelanto electoral. Esperar a diciembre, cuando estaban previstas las generales si se agotaba la legislatura, no serviría para mejorar resultados. Quizá lo contrario, profundizaría el desgaste. Además de la erosión por las presiones internas y externas ante un cambio de ciclo difícilmente digerible durante los seis meses que restaban para siguiente cita con las urnas. Para justificar el ánimo de remontada, la lectura que hacen de los resultados del pasado 28-M tanto desde Ferraz como desde la Moncloa es que su diferencia con el PP no es suficiente como para hablar de cambio de ciclo. Mucho menos tirar la toalla. Poco más de medio millón de votantes, defienden, que no consiguieron movilizar. De ahí que lo apuesten todo a que en esta segunda oportunidad sí acudan a las urnas.

"La gente no se ha ido a otro partido", sino que se habría quedado en casa, argumentan para recuperar el ánimo de que "vamos a remontar". "Son solo tres puntos" de diferencia, sostienen desde Ferraz respecto a la distancia en el cómputo nacional de votos en las generales. Su tarea, por tanto, es recuperar a ese potencial votante que deberá elegir entre un Gobierno progresista o permitir otro "con la ultraderecha".

"En España, podemos pararlos, por nuestros hijos y por nuestras hijas. Por todos ellos, el PSOE debe parar esta corriente reaccionaria. Si nos movilizamos, en España no va a suceder. Vamos a ganar las elecciones del próximo 23 de julio". Pedro Sánchez ha oficializado ante los suyos su candidatura para las próximas elecciones con un discurso en clave de polarización frente a PP y Vox, trazo grueso e hipérbole. Dramatizando las consecuencias de un hipotético Gobierno de la "derecha extrema y extrema derecha", pues, según su opinión, "no hay distinción" entre los populares y la formación de Santiago Abascal. Las emociones, que tanto han moldeado el humor político durante el último lustro, frente a las propuestas o las ideas. Giro de 180 grados en la estrategia de campaña. De exhibir gestión y medidas, que quedaron enterradas por el ruido de la campaña, a la estrategia melodramática para apelar a los instintos más básicos.

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