"Han empadronado a 15 búlgaros en mi casa y no les conozco de nada"

Rosa María Gutiérrez, una vecina del pequeñísimo municipio de Heras de Ayuso (Guadalajara), vive con su marido en la calle Mayor. No le consta que ninguna otra persona viva escondida en su domicilio, pero cuando revisó el censo electoral nominal —forma parte de las listas de IU y accedió a los datos—, se dio cuenta de que hasta 15 individuos de nacionalidad extranjera estaban empadronadas en su casa. Este periódico ha tenido acceso a dichos documentos y ha podido corroborar esta información. "¿Conoce usted a los hermanos Cozma?", consulta El Confidencial. "Pues no tengo el gusto, la verdad", señala Gutiérrez. En el interior de su domicilio no hay rastro de Cozma, ni de Ionut, ni Alecu, ni de Stefan, ni del resto de nombres que aparecen en el listado de personas que residen en la calle Mayor número 32 de Heras de Ayuso.

TE PUEDE INTERESAR

El mapa de la inmigración, barrio a barrio: ¿es España un país segregado?

Miguel Ángel Gavilanes Ana Ruiz Marta Ley Luis Rodríguez Rocío Márquez Laura Martín

El municipio cuenta con un alto porcentaje de población inmigrante. Según los datos del INE, la población total es de 231 habitantes, de los cuales 135 son extranjeros –75 hombres y 60 mujeres–. La edad media es de 40,77 años y la renta media no supera los 9.500 euros anuales. Al preguntar a los vecinos que se han ido acercando a las urnas durante la mañana del domingo electoral, todos calculaban que, como mucho, en Heras de Ayuso viven unos cincuenta o sesenta búlgaros todo el año. El resto viene únicamente de marzo a junio para trabajar en la temporada del espárrago verde, motor económico de la comarca. Coincidiendo normalmente con las fechas de los comicios municipales que se celebran en el mes de mayo.

El de Rosa María no es el único caso. Según el censo, en la calle Bodegas número 99 residen Vasil, Yordanka e Ivan. En dicha avenida, sin asfaltar, tan solo hay una vivienda con el número 3, un conjunto de naves municipales y dos construcciones abandonadas. Este periódico no ha podido dar con el paradero de las personas mencionadas.

¿Dónde está toda esta gente? "Eso me pregunto yo", señala Fernando Gómez, al frente del partido de Izquierda Unida en el municipio. La cuestión del empadronamiento trae al pueblo por el camino de la amargura durante décadas. Fernando tardó más de 10 años en que le dejaran empadronarse en su casa. "Al final, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha me ha dado la razón", señala. Los vecinos explican que la administración local empadrona "a quien le da la gana y cómo le da la gana", según señala Juan, casado con una autóctona del pueblo.

El actual alcalde, Álvaro Díaz Molina (PSOE), no ha querido dar declaraciones a este periódico. El exedil, Jesús Sierra, que estuvo en el cargo durante 24 años, explica a este diario —desde su domicilio— que el boom de búlgaros se dio porque él les trataba muy bien. "Todos eran bienvenidos, son personas normales", señala. Muchos llegaron a principios de los 2000 a esta localidad. Es el caso de Iván Radev, de casi 50 años, que ha sido el primero en votar en Heras. Salió de Parvomay (Bulgaria) con apenas 21 años y estuvo en Grecia durante 17. Vino a trabajar temporalmente al pueblo. Le gustó y se quedó. Ahora ejerce como camionero. "Aquí nos llevamos todos genial, la convivencia es muy buena", señala el hijo del exalcalde Jesús Sierra.

A las 14:30 habían votado 60 personas. "Aquí, 15 votos son determinantes", confiesa el hijo de Sierra.

Tierra de espárragos verdes

Mariana regenta la única tienda-bar que hay en el pueblo. El espacio es el Centro Social de Heras de Ayuso. Vende café, gusanitos, y multitud de productos búlgaros. Lleva al frente casi seis años. Reside en una vivienda de protección oficial. "No podía comprar una casa, pero alquilarla sí", dice agradecida. Al local se acercan dos mujeres (Elena y María), también búlgaras, que no hablan español y solo están aquí para la recogida del espárrago. Igual que otros dos jóvenes de unos 20 años que pasaron a saludar a Mariana. "No no, ellos no votan", explica Mariana.

La recolecta del espárrago ha provocado que los municipios aledaños acojan temporeros extranjeros durante meses. En Torre del Burgo, a escasos dos kilómetros, la población ha crecido un 400% en las últimas dos décadas. Esta localidad y Heras de Ayuso llevan años disputándose el primer puesto en porcentaje mayoritario de población extranjera. La mayoría de la producción recogida se exporta a países como Francia o Alemania.

Sierra, el exalcalde, argumenta que "no les consta" que se estén produciendo este tipo de supuestas irregularidades con el censo. Y a la pregunta de por qué ciudadanos como Fernando tardaron tanto en empadronarse, señala que "hay gente que quería empadronarse y no vivía aquí".

Mariana asegura conocer a casi todos los búlgaros de Heras, por lo menos de vista. Al preguntarle por todos los vecinos que residen en la casa de Rosa María, explica que "de nombre no sabría decirte" y que seguro viven a un par de calles más abajo, en unos edificios donde residen unos 25 ciudadanos búlgaros.

En la misma calle Mayor también reside una familia marroquí con la que ha podido hablar este diario. Viven todo el año y dieron con esta localidad precisamente por la revolución del espárrago. Al residir anualmente en Heras de Ayuso, explican que sí han podido ir a las urnas.

Resultados electorales, antes y ahora

El 1991 fue el último año en que el Partido Popular (52) consiguió más votos que el Partido Socialista (43). Desde entonces, la mayoría hegemónica del PSOE es innegable. 58 votos en 1995, 78 en 1999, 75 en 2003, 128 en 2007 y 81 en el 2011 (en estas elecciones, además, el partido MSR de ideología nazi consiguió un concejal). Durante todos estos años, estuvo al frente Jesús Sierra, antiguo profesor del Beatriz Galindo de Madrid. "Dividió al pueblo en dos", continúa Juan. Indagando en la red, aparecen reportajes de 2007 en los que los vecinos se quejaban porque el alcalde no les dejaba hacer obras en sus casas. La crispación estaba a la orden del día.

En 2015, el PSOE consiguió cuatro concejales. Y en 2019, ascendió Álvaro Molina como primer edil. Fue entonces cuando Toño, del Partido Popular, consiguió uno de los dos escaños para los azules. No se ha presentado para el 2023. ¿Por qué? "Porque para qué… aquí mandan los que mandan. Esto es Heras", señala muy descontento. "A mí me han llegado a decir que si en el sobre de las papeletas les metía 20 euros, me votaban", explica Fernando García.