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Sánchez ensaya para las generales con una campaña presidencialista y en clave nacional
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ELECCIONES 28-M

Sánchez ensaya para las generales con una campaña presidencialista y en clave nacional

El presidente del Gobierno ni ha logrado ni ha querido desprenderse de la dinámica en clave nacional diseñada por Génova para el 28-M. Una campaña centrada en poner en valor la gestión del Ejecutivo y asociarla a su figura

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en un acto electoral el pasado martes en Badajoz. (EFE/Jero Morales)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en un acto electoral el pasado martes en Badajoz. (EFE/Jero Morales)

La campaña de Pedro Sánchez durante estas elecciones municipales y autonómicas ha seguido un guion casi inalterable desde que lanzó su primer anuncio electoralista durante un mitin en Zaragoza. Faltaban 100 días para el 28-M cuando avanzó que el siguiente Consejo de Ministros aprobaría "la mayor partida de la historia de la democracia en políticas de becas". Desde entonces, el enunciado de "la mayor partida de la historia de la democracia" se ha repetido para insuflar el resto de anuncios en políticas educativas, sanitarias o de vivienda. No en vano, se trata de partidas incluidas en los Presupuestos de 2023 que cuentan con un techo de gasto récord gracias al maná de los fondos europeos para sostener. La campaña diseñada directamente por Moncloa no ha hecho concesiones localistas, sin referencias en los mítines de Sánchez a la agenda política de los territorios que visitó ni prácticamente a los candidatos, para centrarse en poner en valor la gestión del Ejecutivo y asociarla a su figura.

Estado de bienestar, estabilidad económica y paz social, ignorando los dos cisnes negros de la campaña: la polémica por las listas de EH Bildu, primero, y el goteo de casos por supuesta compra de votos en la recta final de campaña. Esta estrategia, en clave más presidencialista que de secretario general de los candidatos municipales y autonómicos, busca confrontar con el proyecto de "recortes" en políticas públicas que en cada mitin asocia a los gobiernos populares. Así, tras el anuncio de turno se fija el mensaje de que "no es lo mismo" que gobierne la derecha a que lo haga izquierda. Confrontar con Alberto Núñez Feijóo y por extensión con la líder popular madrileña, Isabel Ayuso.

Foto: El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este domingo durante un mitin del PSOE en Valladolid. (EFE/Nacho Gallego)

El plan trazado solo se modificó levemente desde la noche del pasado jueves, cuando Sánchez introdujo en su discurso durante el mitin en Madrid una acusación al PP de "embarrar" la campaña. Este viernes volvía a insistir en ello en los mítines de cierre de campaña, en Tarragona y Barcelona, apelando al voto frente a la desmovilización que buscarían dirigentes del PP al implicarles en una "trama de compra de votos".

Desde Ferraz vienen defendiendo las tesis de que si Feijóo no logra una victoria holgada, "el listón que él mismo se puso", dicen, podría no ser candidato en las generales. Incluso van un paso más allá y deslizan que la líder del PP en Madrid sería una de las mejores posicionadas para sustituirlo junto al barón andaluz, Juanma Moreno. Un escenario que analizaron en un documento interno. Esta sería una de las razones que se argumentaron para responder a la contradicción de caer en una dinámica de campaña en clave nacional, cuando en un principio desde la dirección del PSOE aseguraban que buscaban huir del "plebiscito" frente a Sánchez propuesto por Génova. Ese fue el objetivo de la convención municipal celebrada en Valencia, pero pronto quedó sobrepasado por el efecto nacional de estas elecciones a medio año de las generales.

Desde Ferraz vienen defendiendo las tesis de que si Feijóo no logra una victoria holgada podría no ser candidato en las generales

Sánchez ni ha logrado ni ha querido desprenderse de la dinámica en clave nacional diseñada por Génova para el 28-M, acabando por entrar de lleno. Se ha asumido una nacionalización de la campaña desde el argumento de que "nos tenemos que defender". El mismo argumento que se utilizó desde Moncloa para justificar los ataques al PP desde la sala de prensa del Consejo de Ministros y que le valieron a la ministra portavoz dos expedientes sancionadores de la Junta Electoral Central.

Con este guion, los candidatos socialistas quedan en un segundo plano en los mítines de Sánchez, a pesar de que la valoración de muchos de ellos es superior y según las encuestas suman más que la propia marca. Igualmente, por este diseño de campaña, los asuntos políticos locales. Sin importar que el mitin fuese en Valladolid, Valencia o Santander. El titular sobre el proyecto de Gobierno o el anuncio elegido para ese día y la foto de su presidente. Misma dinámica en las redes sociales que maneja el equipo del jefe del Ejecutivo.

Foto: El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un mitin electoral. (EFE/Nacho Gallego)

Un guion que ha recibido algunas quejas en las federaciones y algún que otro titular en prensa local, destacando los temas de interés regional olvidados por Sánchez, en lugar de los anuncios en política nacional. Tras el mitin central en Valencia, el diario Las Provincias titulaba en portada al siguiente: "Sánchez se olvida del agua y la financiación". El presidente extremeño y candidato a la reelección, Guillermo Fernández Vara, reivindicaba frente a un Sánchez sentado en primera fila durante un mitin en Badajoz el pasado martes, focalizarse "en Extremadura, para Extremadura y por Extremadura".

La misma fórmula frente al plebiscito nacional que vienen defendiendo el resto de barones, quienes pactaron con Ferraz al inicio de la precampaña contar con plena autonomía para el 28-M para explotar su perfil propio. El líder de los socialistas ignoró esta clave regional durante su discurso que precedió al de Vara, aunque a diferencia de lo que viene siendo habitual en otras plazas, sí realizó una pequeña concesión respondiéndole a Vara que el Gobierno pondría más de su parte para mejorar las conexiones, lo que calificó como una "reivindicación justa y legítima".

No tuvo la misma suerte en precampaña el presidente valenciano Ximo Puig, que en un mitin con Sánchez en Alicante pidió diálogo para abordar "el grave problema del agua". El presidente del Ejecutivo se limitó a una mención para poner en valor las inversiones en infraestructuras para "adaptarse a la realidad del cambio climático" y centró su discurso en la medida a anunciar. En aquella ocasión, una partida de 560 millones de euros para implantar robótica y programación en las escuelas, además de financiar clases de refuerzo extraescolar.

La campaña de Sánchez este 28-M, tiene un diseño clásico de generales para situarse ya de cara a los comicios de final de año. Proyectar su figura, principalmente, y desarrollar su modelo de gobierno con el foco en el desarrollo del Estado de bienestar y los derechos sociales. Tratar de ir corrigiendo puntos en valoración, conscientes del deterioro de la marca Pedro Sánchez, para tener una mejor posición de salida en la precampaña de las generales. O al menos, sin demasiada desventaja, con un Feijóo que desde el principio siempre apostó por una campaña en clave nacional con la máxima de "derogar el sanchismo".

En la sala de máquinas electoral del PSOE se reconoce la antipatía que el presidente del Gobierno genera en una parte nada desdeñable del electorado. Un diagnóstico frente al que se optó por explotar una agenda de proximidad, tratando de acercar a Sánchez más a la calle y a la gente corriente. Revalorizar su figura tratando de generar empatía. Ahora, la sucesión de anuncios y actos buscan una imagen presidencialista que lo asocie a unas políticas de salida de la crisis "para las mayorías sociales". Con la "política útil".

Una campaña "en positivo", de propuestas "para dar soluciones a los problemas de la gente" frente a un PP "que no tiene proyecto", defienden desde el equipo del presidente. El ruido en la recta final de campaña, "embarrada" por debates ajenos a las políticas públicas, reforzaría su opinión de que Feijóo "no tiene nada más que ofrecer". Un líder popular que intentan desacreditar poniéndolo "a la altura de Pablo Casado" por "no hablar de los temas que afectan al día a día de la gente".

Efectos indeseados a la izquierda

Este afán por acaparar las banderas sociales del gobierno y teñir la coalición de rojo socialdemócrata achica el espacio de Unidas Podemos. Una estrategia propia de unas generales para ampliar apoyos por el flanco izquierda, pero que el 28-M podría tener efectos negativos para los socialistas. Los morados, con una deficiente implantación territorial y una tendencia a la baja, están en riesgo de quedarse por debajo de la barrera mínima de votos para lograr representación.

Un escenario que echaría por tierra cualquier opción de los socialistas de reeditar este domingo gobiernos de coalición en plazas clave como la Comunidad Valenciana. Además, la nacionalización de la campaña fomenta la participación y siguiendo el caso de la Comunidad Valenciana, no beneficiaría a Ximo Puig. En el 2015, con una participación del 69,6%, los socialistas sumaron con Compromís y Unidas Podemos cinco escaños por encima de la mayoría absoluta; mientras que en 2019, cuando la participación subió al 73,73, al coincidir con generales, el pacto del Botànic se reeditó por tan solo dos diputados de ventaja. En la urna de las generales, incluso se impuso el bloque de la derecha al tener medio punto más de participación que en la urna autonómica. El aumento de participación, por otra parte, elevaría a Unidas Podemos el coste para obtener escaño.

La campaña de Pedro Sánchez durante estas elecciones municipales y autonómicas ha seguido un guion casi inalterable desde que lanzó su primer anuncio electoralista durante un mitin en Zaragoza. Faltaban 100 días para el 28-M cuando avanzó que el siguiente Consejo de Ministros aprobaría "la mayor partida de la historia de la democracia en políticas de becas". Desde entonces, el enunciado de "la mayor partida de la historia de la democracia" se ha repetido para insuflar el resto de anuncios en políticas educativas, sanitarias o de vivienda. No en vano, se trata de partidas incluidas en los Presupuestos de 2023 que cuentan con un techo de gasto récord gracias al maná de los fondos europeos para sostener. La campaña diseñada directamente por Moncloa no ha hecho concesiones localistas, sin referencias en los mítines de Sánchez a la agenda política de los territorios que visitó ni prácticamente a los candidatos, para centrarse en poner en valor la gestión del Ejecutivo y asociarla a su figura.

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