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Quien gane en Cádiz, gana en España
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Elecciones del 28-M

Quien gane en Cádiz, gana en España

Ya veremos qué ocurre el domingo 28 de mayo, porque de estas elecciones nos puede salir Cádiz como termómetro político de España

Foto: Alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi'. (EFE/Román Ríos)
Alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi'. (EFE/Román Ríos)
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Será porque en Cádiz hay que mamar, como dicen en la ciudad y asumen, solícitos, todos los que la admiran. La cuestión es que, en estas elecciones municipales y autonómicas, que nadie le pierda la vista a Cádiz porque puede ser que lo que pase en esta ciudad nos indique el futuro que le espera al próximo inquilino de la Moncloa. "Esto es Cádiz y aquí hay que mamar", es la frase completa que el inolvidable Loco de la Colina llevó a su pregón de Carnaval. Y que nadie tome la expresión como una chabacanería ramplona, que no es más que la síntesis carnavalera de la distancia con la que esta ciudad trimilenaria contempla la vida y se contempla a sí misma. Los fenicios ya la llamaron Gadir en el año 1.100 antes de Cristo y, en el Coliseo de Roma, los gaditanos tenían unos asientos reservados con una inscripción grabada en la piedra que aún se conserva, Gaditanorum, que no es algo de lo que puedan presumir muchas ciudades. Acaso ninguna.

La cuestión es que esa singularidad y ese poso en la historia convierten muchas de las cosas que ocurren en esta ciudad en un interesante experimento sociológico para explicarnos a nosotros mismos. ¿Y puede trasladarse ese mismo experimento a lo político? Pues esa es la cuestión, que no existe ningún estudio al respecto, pero solo basta con detenerse un instante en lo ocurrido en ese Ayuntamiento para que despierte todo nuestro interés. En Cádiz, por ejemplo, desde que se celebraron las primeras elecciones municipales democráticas, en 1979, solo ha habido tres alcaldes. En casi medio siglo (44 años), tres alcaldes, mientras que otras capitales españolas están cerca de triplicar esa cifra: en Madrid ha habido ocho, igual que en Sevilla. Uno menos, siete alcaldes, en Barcelona y también en Coruña, a pesar de un alcalde tan longevo como Paco Vázquez, que estuvo en tres décadas distintas, desde 1983 hasta 2006.

En una de aquellas jornadas de navajazos, cayó Carlos Díaz y desde entonces el PSOE no ha vuelto a tener opción siquiera de levantar cabeza

Solo hay otras dos capitales más en toda España que solo hayan tenido tres alcaldes, Málaga y Valladolid, pero tampoco pueden asemejarse a Cádiz. La razón fundamental es que Cádiz es la única capital de provincia en la que ha habido tres alcaldes y los tres de un signo político distinto. Por aquí han pasado todos; permanecen un tiempo, y luego la ciudad los cambia por otros distintos. El recuerdo de voto y las mayorías se difuminan como si se las llevara el viento de levante.

El primer alcalde de Cádiz fue socialista, Carlos Díaz, que llegó a la Alcaldía sin pretenderlo, ni él ni su partido, que lo eligió candidato a última hora: iba inicialmente de número siete en la lista electoral y, de pronto, lo colocaron de cabeza de cartel. El PSOE, en aquellas elecciones municipales de 1979, gracias a los acuerdos con el Partido Comunista, comenzó a implantarse en toda Andalucía, el granero socialista, como lo llamaban, que le daría luego la hegemonía en esta comunidad durante casi cuatro décadas y que ya preconizaba el triunfo abrumador de Felipe González en las elecciones generales de 1982. Carlos Díaz estuvo dieciséis años al frente de la Alcaldía de Cádiz, justo hasta que en el PSOE empezó la decadencia y la guerra civil del felipismo, por su enfrentamiento con Alfonso Guerra.

En una de aquellas jornadas de navajazos cayó Carlos Díaz y, desde entonces, el PSOE no ha vuelto a tener opción siquiera de levantar cabeza. Este hombre, además, cometió el pecado, según cuenta él mismo, de no alinearse con ningún sector, con lo cual las bofetadas le llegaban desde todas partes. En 1995, el PSOE lo apartó de las listas electorales de un puntapié y los socialistas, que ya estaban en declive en toda España, perdieron las elecciones en Cádiz: ganó por mayoría absoluta Teófila Martínez, del Partido Popular. Un año después, al igual que ya había sucedido antes, el que ganó en las elecciones generales fue José María Aznar, el primer presidente del Partido Popular en España, que acabó con los trece años de gobierno ininterrumpidos de Felipe González.

Todas las grandes, controvertidas y hasta estériles polémicas que se han padecido con el Gobierno se pueden encontrar antes en Cádiz

El caso de Teófila Martínez es, sin duda alguna, singular en la propia Cádiz. Gobernó durante veinte años con mayorías absolutas, a pesar de que su sintonía personal con la capital había sido escasa. Ni siquiera estaba empadronada en Cádiz y si el acento sirve para marcar distancias, solo hay que oírla hablar, con su acento santanderino, para imaginar la distancia que existe con el gaditano de a pie. Sin embargo, se convirtió en una líder indiscutible de la ciudad y en la regidora que ha impulsado una mayor transformación de la capital en la democracia. Teófila se los ganó a todos y, cada vez que se presentaba a las elecciones, la única duda estaba en la contundencia de la mayoría absoluta; eso desde 1995 hasta 2015, veinte años de alcaldesa.

En el Carnaval del año 2000, un cuarteto popularizó el estribillo con el que cerraban sus cuplés: "Teo, Teo, Teo, hasta el nombre lo tienes feo". El teatro Falla acogió el ripio con entusiasmo y lo coreaban al unísono; puede que hasta la propia Teófila lo hiciera desde el palco. El caso es que cantaban eso en el Falla y luego acudían en masa a votarla en las urnas. Ni siquiera perdió las elecciones cuando fue desalojada de la Alcaldía, porque también ganó en 2015 cuando llegó José María González, conocido por su apodo de Kichi. De una alcaldesa del Partido Popular, la ciudad pasó a un alcalde anticapitalista, extrema izquierda, que formó su gobierno con el apoyo del Partido Socialista. Es decir, lo mismo que ocurriría años más tarde en España con Pedro Sánchez y el primer Ejecutivo de coalición entre socialistas y podemitas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el mitin de esta mañana en Tarragona. (Europa Press/David Zorrakino)

Todas las grandes, controvertidas y hasta estériles polémicas que se han padecido con el Gobierno de España se pueden encontrar antes en Cádiz. Las mayores cruzadas de José María González han sido contra la Corona (quitó el cuadro del Rey para sustituirlo por uno de Fermín Salvochea, un alcalde anarquista de Cádiz), le cambió el nombre al campo de fútbol, Ramón de Carranza, a pesar de que los gaditanos querían mantenerlo, y le retiró todos los honores a José María Pemán, placas, bustos, calles y condecoraciones. Tan sectario es el todavía alcalde de Cádiz que hasta la colocación del cuadro de Teófila Martínez la ha retrasado durante ocho años. El cuadro estaba ya pintado cuando Kichi llegó a la Alcaldía, pero no ha querido ponerlo en la galería de alcaldes hasta marzo pasado. Y lo hizo sin ninguna celebración, de forma clandestina, sin acto, ni palabras, ni referencia alguna, según el gobierno municipal, porque no ha encontrado ni fecha ni hora oportuna para convocar el más mínimo reconocimiento a quien fue alcaldesa durante dos décadas.

La ciudad más vieja de intérprete del futuro, como uno de los oráculos en los que los filósofos griegos encontraban la verdad

En una entrevista en Diario de Cádiz, le preguntaron a Carlos Díaz por la victoria de Podemos y ofreció una explicación interesante: "Tal vez se debe a que aquí haya más indignados, gente que ha perdido todo y se haya creído la esperanza por un voto del cambio". La necesidad de cambio es, indudablemente, el motor principal de los cambios políticos, el marcador de los ciclos, y si en Cádiz, la provincia con más desempleo de Europa, esa necesidad es más acuciante, esa sería la razón que la convertiría en objeto de atención electoral. De modo que lo dicho, que ya veremos qué ocurre el domingo 28 de mayo, porque de estas elecciones nos puede salir Cádiz como termómetro político de España. La ciudad más vieja de intérprete del futuro, como uno de los oráculos en los que los filósofos griegos encontraban la verdad. Y si alguien busca un ingrediente más, por ejemplo el azar de la política, que piense también que fue en Cádiz donde se inventó la Lotería de Navidad, en 1812, cuando recibió el apellido de cuna de la libertad, y las Cortes aprobaron el sorteo, sin votos en contra, en plena Guerra de la Independencia.

Será porque en Cádiz hay que mamar, como dicen en la ciudad y asumen, solícitos, todos los que la admiran. La cuestión es que, en estas elecciones municipales y autonómicas, que nadie le pierda la vista a Cádiz porque puede ser que lo que pase en esta ciudad nos indique el futuro que le espera al próximo inquilino de la Moncloa. "Esto es Cádiz y aquí hay que mamar", es la frase completa que el inolvidable Loco de la Colina llevó a su pregón de Carnaval. Y que nadie tome la expresión como una chabacanería ramplona, que no es más que la síntesis carnavalera de la distancia con la que esta ciudad trimilenaria contempla la vida y se contempla a sí misma. Los fenicios ya la llamaron Gadir en el año 1.100 antes de Cristo y, en el Coliseo de Roma, los gaditanos tenían unos asientos reservados con una inscripción grabada en la piedra que aún se conserva, Gaditanorum, que no es algo de lo que puedan presumir muchas ciudades. Acaso ninguna.

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