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El escándalo por la compra de votos hunde la moral del PSOE y aviva la guerra contra Moncloa
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Recta final de campaña

El escándalo por la compra de votos hunde la moral del PSOE y aviva la guerra contra Moncloa

El partido ve "imposible" remontar en las encuestas y señala a los 'hombres del presidente', Félix Bolaños y Óscar López, por su responsabilidad. Lamentan la "falta de control" del Ministerio del Interior

Foto: Pedro Sánchez saluda al público de un mitin en Valencia. (Europa Press/Rober Solsona)
Pedro Sánchez saluda al público de un mitin en Valencia. (Europa Press/Rober Solsona)
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El escándalo por la presunta compra de votos por correo ha caído como un jarro de agua fría en las filas socialistas. En plena resaca de la trama de Melilla, que afecta a Coalición por Melilla, socio de gobierno de los socialistas, la Guardia Civil arrestaba este miércoles a siete personas en Mojácar (Almería), entre ellas, dos miembros de la lista del PSOE en este municipio, por intentar adulterar las votaciones. Los señalados son el número dos, Francisco Bartolomé Flores, y el cinco, Cristóbal Vizcaíno. El partido ya ha levantado un cortafuegos con la suspensión de militancia, pero la sensación mayoritaria es que “esto es la puntilla”. En la búsqueda de responsabilidades, miran al gabinete presidencial y lamentan “la falta de control” por parte del Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska.

Los socialistas ya sufrieron un fuerte desgaste en la primera semana de campaña por la polémica de la inclusión de terroristas con delitos de sangre en las listas de Bildu. Los anuncios de Pedro Sánchez se vieron empañados y desde los territorios se dio la voz de alarma ante el reflejo de la polémica en los trackings diarios de los equipos que acompañan a los candidatos. Las cifras eran poco optimistas e incluso, como publicó El Confidencial, desde Ferraz se señalaba a la Moncloa como responsable de una estrategia que, salvo sorpresas, se traducirá en una derrota el 28-M.

No hay remontada posible”, diagnostican desde la sala de máquinas del partido, donde ponen una vez más el foco en los hombres del presidente. Se da la circunstancia de que hace apenas una semana el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, acudió a Mojácar para arropar al candidato a la alcaldía, Manuel Zamora. En el acto, el ministro presumía de “tener olfato” y aventuró que el socialista sería el próximo alcalde. Tras conocerse las detenciones, se han eliminado las fotografías y los vídeos de los perfiles de Bolaños, ante lo desafortunado de las citadas declaraciones tras conocerse la operación de la UCO, que sigue abierta.

¿Qué hacía Bolaños allí? En el partido, enmarcan la visita a la localidad almeriense dentro de “los bolos que se está buscando Félix desde que cayó en desgracia”. El que fuera mano derecha de Sánchez habría perdido la confianza del presidente tras encadenar sonadas derrotas políticas como la fallida negociación del CGPJ con el PP o el episodio del Dos de Mayo, donde no se le permitió subir a la zona de autoridades al no estar invitado e intentar colarse apartando el cordón de seguridad. Más allá de interpretaciones, el ministro está muy ligado a la formación municipal porque es el lugar donde ha pasado sus vacaciones de verano varios años. También lo hacía el presidente del Gobierno antes de ocupar la Moncloa.

Foto: El coordinador general del PP, Elías Bendodo. (EFE/Javier Lizón)

No solo Bolaños acudió a hacer campaña en Mojácar. El portavoz en el Congreso, Patxi López, estuvo hace unos días, ante el “estupor” de compañeros de Ferraz por su presencia allí. Las fuentes consultadas lo ligan directamente a que el vasco está trabajando mano a mano en la campaña con el jefe de gabinete de Sánchez, Óscar López, de ahí que se les haya apodado “los López”. Si ya se les había puesto la pica por haber nacionalizado unas elecciones municipales y autonómicas, ayer se repetía machaconamente que “no hay estrategia ni partido”.

Con la moral por los suelos afrontan los socialistas la recta final, en la que se habían conjurado para movilizar el voto de última hora. Fiaban todo a movilizar a la izquierda y que los ayuntamientos y comunidades que se decidirán por un puñado de votos acabasen decantándose a su favor. Incluso el presidente había girado su discurso en las últimas intervenciones para darle un tono más local y regional, como se vio en Badajoz el pasado martes.

Al margen de las ovejas negras que se destapen entre la propia militancia, para los intereses electorales del PSOE hay también daños colaterales en la presunta trama de compra de votos. Coalición por Melilla, el partido en el centro del caso en la ciudad autónoma, figuraba como socio de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dentro de las formaciones que alberga su plataforma Sumar. Desde Podemos, han aprovechado para arremeter contra la ministra de Trabajo. “Es muy grave, y a mí me preocupa que algunos partidos progresistas hayan pensado que estos son socios aceptables con las previas que ya conocíamos”, lanzaba Ione Belarra en alusión a que el líder del citado partido, Mustafá Aberchán, ya fue condenado por estas prácticas.

Podemos, con Pablo Iglesias como revulsivo, se ha lanzado a pelear plazas como la Comunidad de Madrid o la Comunidad Valenciana, donde compiten directamente con Más Madrid o Compromís, que están en la órbita de Yolanda Díaz. Esta guerra fratricida en la izquierda puede acabar perjudicando al PSOE, que necesitará un partido fuerte con el que pactar el 29-M. A 72 horas de la cita con las urnas, el PSOE encara una noche de los cuchillos largos si se confirma que el PP gana en votos.

El escándalo por la presunta compra de votos por correo ha caído como un jarro de agua fría en las filas socialistas. En plena resaca de la trama de Melilla, que afecta a Coalición por Melilla, socio de gobierno de los socialistas, la Guardia Civil arrestaba este miércoles a siete personas en Mojácar (Almería), entre ellas, dos miembros de la lista del PSOE en este municipio, por intentar adulterar las votaciones. Los señalados son el número dos, Francisco Bartolomé Flores, y el cinco, Cristóbal Vizcaíno. El partido ya ha levantado un cortafuegos con la suspensión de militancia, pero la sensación mayoritaria es que “esto es la puntilla”. En la búsqueda de responsabilidades, miran al gabinete presidencial y lamentan “la falta de control” por parte del Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska.

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