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El PP aparca a ETA y aprieta con la estrategia del voto útil que desaliente el voto a Vox
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RECTA FINAL DE LA CAMPAÑA

El PP aparca a ETA y aprieta con la estrategia del voto útil que desaliente el voto a Vox

Feijóo recupera en Valencia la promesa de reunificar a la derecha y pide a los electores de Vox, Cs y PSOE que concentren el voto en los populares. El lleno en la plaza de toros impulsa sus expectativas a una semana del 28-M

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el mitin de Valencia. (EFE/Kai Forsterling)
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el mitin de Valencia. (EFE/Kai Forsterling)

Valencia ha sido todo para el PP. Principio, pero también final. Fue uno de los escenarios que mejor reflejaron hasta qué punto el hartazgo de la sociedad por la corrupción pudo alimentar fuerzas alternativas a la hegemonía bipartidista. La debacle en la Comunidad Valenciana comenzó en 2015. El partido recogió entonces los frutos de años marcados por las cuentas pendientes con la Justicia. Se esfumó su poderío en las instituciones valencianas. Ciudadanos le golpeó fuerte y fragmentó el voto de la derecha. Cuatro años después, Vox haría lo propio. Ahora, Alberto Núñez Feijóo se ha propuesto cerrar el bucle depresivo de los populares valencianos. Acabar con la maldición del fin de las mayorías.

Este domingo, el PP volvió a colgar el cartel de completo en su simbólica plaza de toros. Como en los viejos tiempos. La euforia desbordaba el recinto. DJ Pulpo amenizaba la espera a los miles de asistentes mientras decenas de operarios repartían agua y abanicos en las esquinas para hacer frente al sofocante calor. Varios miembros de la dirección, diputados y senadores esperaban también al sol la aparición del líder junto a Carlos Mazón, candidato autonómico, y María José Catalá, alcaldable de la ciudad. "¡El domingo arrasamos!", gritaban animados. "Somos los únicos capaces de hacer esto", señalaba otro dirigente popular mirando a las más de 12.000 almas que hacían la ola a su alrededor. "Esto no lo hace ni Vox ni nadie".

Foto: Alberto Núñez Feijóo junto a la candidata a la alcaldía de Valencia, María José Catalá; y el candidato a la Comunidad, Carlos Mazón. (EFE/Kai Forsterling)

Feijóo quería colocar un mensaje en su mayor mitin electoral hasta la fecha. El líder gallego lleva meses ofreciendo a los socialistas descontentos el "refugio" del PP. Pero nunca había pedido expresamente a los electores de Vox y de Ciudadanos "una oportunidad" para que el voto se concentre en la papeleta azul. Y lo hizo en Valencia. Génova cree que el trasvase de papeletas procedente del PSOE será fundamental para asentar el "cambio de ciclo". Pero también debe comenzar a sellar las grietas en la derecha. El PP ha absorbido casi por completo a Ciudadanos en la mayoría de territorios, pero Feijóo hizo ayer un llamamiento a que los últimos indecisos naranjas ayuden a consolidar una ajustada victoria electoral, empezando por la Comunidad Valenciana. La idea en la que se insiste es que un puñado de votos puede decantar una mayoría para el PP... o caer en el saco roto de los liberales.

Y lo mismo sucede con Vox. En el cuartel general de Génova reconocen que los de Abascal tienen una de las cuotas de fidelización electoral más altas. Pero Feijóo busca fugas. Y sabe cómo hacerlo. La estrategia es la misma que el PP explotó en Andalucía: apretar con la estrategia del voto útil, el efecto refugio en torno al PP. Así lo hizo Juanma Moreno en los últimos días de campaña. Y dio la campanada la noche electoral con una histórica mayoría absoluta. "Sé que hay votantes de Vox que desean gobiernos fuertes y comprometidos con nuestro país (...). A todos esos españoles que queréis que España vaya mejor, vengo a pedir que unamos el voto en torno al PP", pronunció el líder nacional, que repitió en varias ocasiones la idea central de su discurso: recuperar la confianza de todos aquellos que se alejaron del PP en 2019. "No vamos a tener otra oportunidad".

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante su visita a Bilbao. (EFE/Javier Zorilla)

El PP ha aprovechado su gran acto electoral para inaugurar la segunda parte de la campaña, donde primará el discurso del voto útil y otras materias relacionadas con la gestión —financiación autonómica, agua o vivienda— se impondrán al relato de Bildu y sus pactos con Sánchez, una cuestión que ha monopolizado los primeros días de campaña y que no le ha resultado como esperaban. Ayuso volvió a tensar las filas del partido al exigir durante días la ilegalización del partido de Otegi mediante la aplicación de la ley de partidos, una línea que también defiende Vox pero no Génova. La dirección nacional dio portazo a tal posibilidad, pero ella no dio un paso atrás. Este mismo sábado, en Bilbao, la dirigente volvió a insistir en ilegalizar Bildu, en contra del criterio de Feijóo.

El líder nacional prevé modular sus alusiones a esta cuestión, consciente de que genera cierto ruido interno por la intervención de la Puerta del Sol y las diferencias de criterio sobre aceptar o no a Bildu en las instituciones. Feijóo ya ha ido bajando el número de referencias a la coalición de Otegi en los últimos días. Y este domingo, cuando todos los focos estaban sobre él en la plaza de toros de Valencia, solo le dedicó una línea. Y para subrayar las "mentiras" de Sánchez cuando dijo que "jamás" pactaría con Bildu.

Foto: Mitin del PSOE en Valladolid. (EFE/Nacho Gallego)

El lleno absoluto de este domingo era la vacuna que necesitaba el PP para superar el vértigo electoral. Apenas resta una semana para que se abran las urnas, y el resultado sigue estando abierto en la mayor parte de territorios. La Comunidad Valenciana es la joya de la corona. El "talismán" —como la definió Carlos Mazón, candidato autonómico de los populares— de Feijóo para llegar a la Moncloa. Los populares creen que el acto de este domingo da un empujón incontestable a las expectativas del PP, que está en condiciones de sumar con Vox y arrebatar el gobierno a Ximo Puig. Ese es el primer objetivo. Para saber cómo se formalizará ese acuerdo con la ultraderecha, quedan aún varias páginas.

Valencia ha sido todo para el PP. Principio, pero también final. Fue uno de los escenarios que mejor reflejaron hasta qué punto el hartazgo de la sociedad por la corrupción pudo alimentar fuerzas alternativas a la hegemonía bipartidista. La debacle en la Comunidad Valenciana comenzó en 2015. El partido recogió entonces los frutos de años marcados por las cuentas pendientes con la Justicia. Se esfumó su poderío en las instituciones valencianas. Ciudadanos le golpeó fuerte y fragmentó el voto de la derecha. Cuatro años después, Vox haría lo propio. Ahora, Alberto Núñez Feijóo se ha propuesto cerrar el bucle depresivo de los populares valencianos. Acabar con la maldición del fin de las mayorías.

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