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Llamazares: "El Gobierno no gana mediante pulsos. Pablo no lo entiende, Yolanda sí"
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Entrevista al candidato por Oviedo

Llamazares: "El Gobierno no gana mediante pulsos. Pablo no lo entiende, Yolanda sí"

El excoordinador federal de IU, hoy candidato a la Alcaldía de Oviedo, analiza la vorágine en la que vive la izquierda, dentro y fuera de Asturias. Desliza que, de votar en Madrid, lo haría por Más Madrid

Foto: Gaspar Llamazares. (EFE/Paco Paredes)
Gaspar Llamazares. (EFE/Paco Paredes)

Gaspar Llamazares (Logroño, 1957) asegura que volvió a la primera línea de la política animado por la irrupción del Sumar de Yolanda Díaz, pero ahora sostiene que desde los municipios se puede contribuir a acabar con la "desconfianza extrema" que existe en la política: "Hay que restaurar el prestigio de la democracia". Excoordinador federal de IU (2000-2008), hoy afirma que la relación con la cúpula de su partido, que abandonó entre críticas, es fundamentalmente "política", sin componente personal, como también lo era entonces. Llamazares encabeza la lista de Convocatoria, la plataforma que engloba a IU, Más País o Recortes Cero, que aspira a funcionar como pista de despegue de Sumar en Oviedo. Defiende al Gobierno de coalición, analiza la vorágine en la que vive la izquierda, dentro y fuera de Asturias, y pide a Podemos que asuma su necesaria "transmutación" en "izquierda reformista". De votar en Madrid, desliza que apostaría por Más Madrid.

PREGUNTA. Dos mellizas de 12 años murieron el pasado viernes al caer desde un sexto piso en Oviedo. La Policía ha descartado la participación de terceras personas. ¿Qué hay que hacer para prevenir otros casos similares?

RESPUESTA. Tenemos un problema de salud social y, además, de salud mental. Los ayuntamientos, junto a otras administraciones, la escuela y la ciudadanía, debemos implicarnos más frente a problemas como el suicidio, el acoso, el maltrato o la soledad. Necesitamos más participación de todos estos sectores para favorecer entornos y relaciones más acogedoras, promotoras de hábitos saludables.

Foto: Mitin del PSOE en Valladolid. (EFE/Nacho Gallego)

P. Después de cuatro años apartado de la primera línea política, vuelve para postularse a la alcaldía de Oviedo. ¿Cómo pintan las encuestas?

R. Solo podemos ganar, hoy estamos fuera, pero pinta bien. Volveremos a tener representación institucional, aunque siempre hemos estado ahí, IU ha sido una fuerza muy presente en la vida política de Oviedo y de Asturias. Existe el cliché de que Oviedo es una ciudad conservadora, una parte de sus almas sí, otra nunca lo ha sido, fifty fifty. Desde la República hay un importante componente progresista en la ciudad, tengo una visión optimista de lo que podemos conseguir, y tengo una voluntad muy activa de influir, si no de gobernar, sí de influir para abordar los principales problemas de la ciudad. En Oviedo, tanto con la zona de La Vega, como con el Hospital de El Cristo, se juega mucho en estas elecciones. Oviedo se juega mantenerse como una ciudad con un profundo deterioro, paralizada en el tiempo, o plantearse ser una ciudad de futuro. Una ciudad más amable, con una movilidad más activa.

P. ¿Qué ejemplo de ciudad tiene en mente? ¿A qué debería parecerse?

R. Pontevedra, Vitoria… el tipo de ciudad intermedia que ha sabido dar el paso y convertirse en una ciudad más sostenible. Que cambia el modelo viejo, el del cemento, los coches y el ruido, por el nuevo modelo de ciudad. Y lo hace no mediante un proceso traumático, sino progresivo, transitando hacia la ciudad de los llamados 15 minutos. Transitando hacia el transporte público, la descentralización del ayuntamiento en los barrios, y hacia la integración de los barrios en la ciudad.

"Oviedo se juega seguir como una ciudad paralizada en el tiempo, o ser de futuro"

P. ¿Es viable un Gobierno de la izquierda si dan los números?

R. El PP es la fuerza más votada en Oviedo. Si hubiera una mayoría de la izquierda sería como producto de más de una fuerza. En Oviedo, el PP le come el espacio a Ciudadanos y le da un buen mordisco a Vox. Probablemente se haga con la mayoría, pero no la absoluta, y la izquierda tendrá una representación fuerte, pero lo tiene complicado. Por una parte, tiene que ver con la situación general, con la imagen de cambio de ciclo, y a nivel concreto con una experiencia ambivalente, agridulce. Tiene que ver con el tripartito, en el que parte de la izquierda se dedicó a pelearse entre sí. La derecha no ha hecho nada, estos días han estado presentando grandes obras, fundamentalmente un balance de incumplimientos.

P. ¿Cuáles serían sus primeras medidas? ¿Qué es lo primero que hay que hacer tras el 28-M?

R. Recomponer el diálogo político, más allá de un determinado espectro, más allá de la izquierda. Si no, la imagen del ayuntamiento será la imagen de la polarización, del bloqueo. Voy a tender la mano para llegar a acuerdos para un Oviedo de futuro.

P. ¿Qué repercusión tendría allí la aplicación de la ley de Vivienda?

R. Mucha. De hecho, que el Gobierno haya comprado a Defensa una parte del terreno de La Vega para hacer mil viviendas cambia completamente el futuro de la ciudad. La idea inicial de Defensa, asumida por el Gobierno de Oviedo, era vender ese suelo, privatizarlo. Ahora estamos en cómo asumir ese suelo publico y soldar esta fractura.

P. Convocatoria aglutina a IU y a Más País, que lidera Íñigo Errejón. Para quien recuerde las tensiones iniciales entre Podemos e IU, las dudas de Errejón sobre la unión con la coalición de Alberto Garzón, ¿cómo hemos llegado a este escenario?

R. En Asturias mantuvimos la identidad IU y no llegamos a acuerdos, ni a nivel regional ni municipal. Eso hace que hoy la representación de Podemos se restrinja prácticamente a nivel regional, y que prácticamente no exista como tal en el ámbito municipal. Tenemos más alcaldía, o gobernamos más alcaldías que afectan a una mayor población de lo que gobierna el PP en toda Asturias. Eso es una seña de identidad de IU que no hay en otros lugares del Estado. La potencia de IU y de Sumar en Asturias es muy relevante. Los lugares donde Podemos se presenta es porque no ha querido sumarse, ha querido medir fuerzas. Lo tiene complicado: medir fuerzas para una fuerza en declive y con un lío interno que no ha terminado todavía, es muy complicado. Estas elecciones van a ser complicadas para Podemos. Logramos sumar lo que quería sumarse, creo.

"IU y Sumar son potentes en Asturias. Podemos se presenta donde no quiso sumarse"

P. ¿Se ha llegado a explorar una lista de unidad con Podemos en Asturias?

R. Cuando comprobamos que continuaba la guerra de Podemos, abandonamos esa posibilidad. Inicialmente, por supuesto, hubo contactos. Por una parte, Podemos Asturias se parece más a las CUP que a Podemos estatal. No ha querido gobernar con nadie, ni siquiera pactar los Presupuestos, por eso me la llama atención que Ana Rosa Quintana pregunte a Adrián Barbón por una posible coalición con IU y con Podemos. Podemos nunca ha utilizado en positivo sus votos, eso es lo que están pagando ahora.

P. En ese conflicto en Asturias, ¿quién ha tenido más peso? La candidatura crítica denuncia que la dirección estatal no les apoya, pero Madrid también ha hecho públicas varias quejas. ¿Quién ha tenido el rol determinante para este incendio?

R. Es una resaca de la impotencia política. De la incapacidad de traducir los votos en decisiones que mejoren la vida de la gente. El hecho diferencial es lo que ha provocado una pelea de poder interno, una pelea desnuda. No se debe a diferencias ideológicas, es un pulso de poder. Ninguno de los dos, ni Daniel Ripa, que está tras la candidatura regional, ni la diputada nacional tras la mayoría [Sofía Castañón], ninguno tiene una posición favorable a pactos de gobierno, acuerdos de legislatura o colaboración en la izquierda. No.

P. Según las encuestas, Adrián Barbón volverá a ganar, pero el PP avanzará. Y el PSOE necesitará a la izquierda. ¿Qué se va a configurar aquí?

R. El PP no va a ganar, quien va a ganar es la suma de la izquierda. Ahí es donde está la cuestión de cómo se va a configurar, no va a ser con apoyos externos. Va a haber un acuerdo de coalición, la incógnita no es IU, que apuesta por gobernar, sino dónde van a situarse los diputados de Podemos. En todo caso, la mayoría será plural.

P. ¿Cómo es la situación con su partido? Cuando decidió volver a primera línea, la portavoz de IU, Sira Rego, dijo que había que abandonar la política “basada en el resentimiento” y pidió superarla. Cuando usted dejó sus cargos federales, a finales de 2018, expresó discrepancias con la dirección. ¿Cómo es la relación ahora?

R. Nos ha unido el proyecto de Sumar, es lo que nos une. Sigo pensando lo mismo que pensaba sobre el populismo, es una enfermedad y espero que sea transitoria. Y ellos seguirán pensando lo mismo de la mochila, pero lo mejor que le ha pasado a la izquierda es haber gobernado. Ha sido educativo, es una lección de calidad y solvencia, y eso es lo que proyecta Yolanda. Es lo que nos une, fundamentalmente. Nunca he tenido una relación de resentimiento, nunca he establecido relaciones afectivas con esa dirección. A mi me queda lejos, estoy de salida. Ni he podido tener amor, ni tampoco resentimiento. La relación es más objetiva, más política.

"Sigo pensando lo mismo del populismo. Es una enfermedad, y espero que sea transitoria"

P. ¿El Gobierno está siendo capaz de rentabilizar lo que hace? Las encuestas muestran apoyo de la ciudadanía a varias medidas, como las que se desplegaron durante la pandemia. ¿Por qué no se ve más claro en los sondeos?

R. Claramente no lo está rentabilizando. La idea de cambio de ciclo está presente. Quizás, creo, porque este encadenamiento de crisis no nos ha dado tiempo a pasar la fase de duelo, a transitar de la negación, del impacto inicial que produce cierta confusión, a la negociación y, finalmente, la aceptación. Ese tránsito, que quizás lo hemos podido hacer en la pandemia, no lo hemos podido abordar con una crisis detrás de otra. No estamos en una fase de aceptación de los límites que tiene nuestras aspiraciones.

Digamos que minusvaloramos cosas como las que decías ahora, la reforma laboral, como si nos viniera dada, o el mantenimiento de las pensiones, o la mejora del nivel salarial. Existe una cierta minusvaloración y una mentalidad de queja y agravio continua. El Gobierno, que ha sido más estable y más solido que los de la derecha, tiene mucho ruido. No sólo en general, sino en temas concretos. Transmite una imagen que se suma a esa falta de elaboración de las crisis, y esa sensación de agravio y de cierto ruido creo que está impidiendo que los ciudadanos entiendan los límites de la gestión que se está llevando a cabo. El tercer factor es la resaca del populismo, es esto de andar con límites, con la izquierda puritana. Todavía estamos pagando esto de abordar cosas complejas con soluciones simples. El populismo ha malcriado a una parte del electorado, ha transmitido que se puede conseguir todo sin condiciones.

P. En una recienta entrevista habló de la "recomposición de la izquierda" que significa Sumar, y lo vinculó con "pasar página del periodo populista". ¿En qué se traduce? En Podemos tienen claro que hay que seguir dando la batalla cultural, no parecerse al PSOE.

R. Y acusar al PSOE de ser un partido conservador, realmente es delirante. Hay veces que populismo conecta con la indignación social, pero en este caso no hay indignación, hay decepción. Hay agravios entre unos y otros colectivos, es el resumen de una realidad de agravios mutuos. Aquí, la propuesta de buscar un enemigo en la casta…

"Acusar al PSOE de ser un partido conservador es delirante"

P. O en los empresarios, o en los medios de comunicación.

R. Eso no va a ninguna parte. Hay que recuperar la política, entendida como la búsqueda de soluciones de problemas muy complejos, que implica concesiones, cesiones, no es fácil. Creo que es el debate que late en el fondo de las diferencias de Podemos con Yolanda. No es simplemente la correlación de debilidades, que diría Vázquez Montalbán. La estrategia de buscar al enemigo interno, o las soluciones simples, después de estar en el Gobierno, no tiene credibilidad. Salvo para Vox, que no quiere estar en el sistema. No lo es, en ningún momento, para los que sí han estado. Si lo has hecho, tienes que decir lo que hiciste, explicar por qué no pudiste hacer más.

P. ¿Cómo ve el papel de Pablo Iglesias? ¿Hasta qué punto influye? ¿Va a cambiar de línea de aquí a las generales?

R. Ha dejado de estar en el Gobierno, pareció que admitía que el periodo populista ha pasado, que la nueva fase era de diálogo, negociación y reformas. Pero tengo la impresión de que quiere mezclar gestión con agitación. Bastante agitación tiene el gobierno, el pobre. En estos momentos no está ejerciendo una labor más que de cohesión de los suyos. Su labor no amplía el espectro del Gobierno y de la izquierda. El Gobierno no gana mediante pulsos de unos frente a otros; ni uno gana capitalizando la vivienda, ni otro capitalizando el terrorismo, gana la suma, el ticket del conjunto del Gobierno. Parece que Pablo no lo entiende, por eso parece que suma la agitación populista. Y Yolanda sí lo entiende. No se trata sólo de una diferencia de poder, sino de estrategia. ¿Puede haber ruptura? Creo que no es necesario que haya dos espacios.

Iglesias sólo cohesiona a los suyos. Su labor no amplía el espectro de la izquierda

P. ¿Cómo se recompone a la militancia, a los potenciales votantes? Desde noviembre, Iglesias y Podemos han sido más claros al visibilizar su confrontación con Yolanda Díaz. ¿Cómo se recompone a esos potenciales votantes para que en escasos meses voten una candidatura conjunta?

R. Me sorprendió que los más radicales, los que me criticaban como blando, tuvieran una capacidad inusitada para pegar el vuelco y llegar a acuerdos, no tengo más que recordar la primera y la segunda convocatoria de elecciones. Espero que se produzca en el caso de Yolanda, que mida fuerzas, tanto desde el punto de vista político como orgánico. Si no, estaría firmando una decadencia que, en mi opinión, sería un desperdicio. Lo mejor que debe quedar del proyecto Unidas Podemos es la rebeldía, la incorporación de una nueva generación a la política. No hay que malbaratar esa experiencia política, valoro mucho su paso por el Gobierno, no la polarización política del Gobierno.

P. En la mayoría de CCAA Podemos concurre de la mano de IU, en varios ayuntamientos van por separado. ¿Es un espacio en declive?

R. Hay una situación contradictoria. Por una parte, el declive de la fórmula política del populismo de izquierdas, y por otra parte hay cierta ilusión por una alternativa amable, que gestiona y reforma. Debería ser posible combinarlo, de forma que Podemos asuma la trasmutación rápida de la izquierda populista en izquierda reformista. Creo que eso puede dar lugar a un resultado electoral que mantenga el ticket del Gobierno y luego, en el futuro, origine una nueva formación política. El otro día, en la presentación del libro ['Sumar en tiempos de catástrofe'] varias preguntas giraron en torno a ello. La nueva formación política no tendrá que ver con la mía, ni con el personalismo, ni con estructuras muy verticales.

P. Ha dicho que si Sumar quiere ser algo en las generales debe tener un respaldo municipal potente. ¿Es el único estadio desde el que se plantea participar? ¿Echa de menos la esfera nacional?

R. Creo que pasó mi tiempo como diputado nacional. No tengo más que agradecer la oportunidad que me dieron para dedicarme a lo público. Creo que estoy donde debo estar, también desde un ámbito físico, dedicado a lo más adecuado para mis capacidades. ¿Te imaginas una campaña viajando por España? No lo aguantaría. Uno debe situarse en su momento en lo que puede hacer. Debo aportar ahí.

P. Si Díaz le llama mañana desde un Gobierno de coalición, ¿descarta sumarse?

R. Nunca digas de este agua no beberé, pero donde me encuentro cómodo, donde creo que tengo capacidad de responder, es en el ámbito local.

Quizás estemos ante el Gobierno que más temas de su programa ha tocado

P. ¿Qué le falta al Gobierno de coalición en la recta final de la legislatura para rentabilizar su acción?

R. Más consolidar las reformas que nuevos inventos. Me llama la atención la crítica de que el Gobierno no cumple con lo prometido. Miren ustedes el programa, los resúmenes de los medios, porque quizás estemos ante el Gobierno que más temas ha tocado en nuestra democracia. No hay más que ver las 200 leyes. Creo que ha sido muy importante, pero hay una veintena de reformas que marcan la identidad del Gobierno, y son las que hay que consolidar. Hay que transmitir un mensaje de solvencia y estabilidad. Para consolidar esa imagen de solvencia, el marco de la presidencia europea es una oportunidad. Hay que rebatir los tópicos que ya se usaron con Zapatero, eso de los ministros imberbes.

P. ¿Se ha estatalizado en Oviedo la campaña electoral?

R. Desgraciadamente, sí. No está habiendo campaña propiamente dicha, no hay campaña en la calle. Hay campaña de partidos y de medios, pero no hay clima de campaña en las calles. La gente sabe que hay elecciones, pero no hay esa activación de clima de campaña electoral. Creo que tiene mucho que ver con la tapadera, la olla a presión, que significa la política identitaria a nivel nacional. Está perjudicando a la campaña municipales y autonómicas, también deteriorando la imagen de la política. Si no podemos hablar de políticas concretas, de la movilidad o el transporte, y sólo vamos a seguir arrojándonos trastos a la cabeza con la memoria de las víctimas, o creando imagen de una supuesta ruina económica, los ciudadanos van a desconectar. Por eso digo que estas elecciones son oportunidad de reconectar la política y los ciudadanos.

P. Los líderes de todos los partidos nacionales, de Sánchez a Belarra, pasando por Feijóo y Díaz, están permanentemente en campaña en los territorios. ¿Ayuda o distorsiona?

R. Alguna vez nos lo tendríamos que replantear. España es plural, es uno de los países mas descentralizados del mundo. Las identidades políticas son distintas, no sólo en el País Vasco o en Cataluña, hay que respetar los diferentes ámbitos. Esta no es una campaña de primarias, ni es la primera vuelta de las generales, es una falta de respeto.

P. ¿Si votara en Madrid, qué votaría?

R. Mi hija vota en Madrid y me imagino que vota algo parecido a lo que soy yo en Oviedo, a la coalición entre IU, Más País, Izquierda Asturiana y Recortes Cero. Votaría lo que se pareciera más a Sumar, no por las siglas, sino por su composición como fuerza de gobierno. No para volver al que dice que la política es conflicto

P. En las generales de finales de año, ¿se va a hablar más de lo local, o de la España vaciada, o vamos a seguir como hasta ahora?

R. Y hablarán de que no se creen los datos económicos, o de que alguien la usa política europea para su campaña personal, para descalificar a los políticos. Eso hace un daño terrible. Espero que en las elecciones generales podamos hablar de otras cosas. Espero que el Gobierno resitúe el debate, baje el balón y hable de lo hecho y de lo que queda por hacer. Esta primera vuelta no hace presagiar nada nuevo, pero el balón sigue en el aire.

Gaspar Llamazares (Logroño, 1957) asegura que volvió a la primera línea de la política animado por la irrupción del Sumar de Yolanda Díaz, pero ahora sostiene que desde los municipios se puede contribuir a acabar con la "desconfianza extrema" que existe en la política: "Hay que restaurar el prestigio de la democracia". Excoordinador federal de IU (2000-2008), hoy afirma que la relación con la cúpula de su partido, que abandonó entre críticas, es fundamentalmente "política", sin componente personal, como también lo era entonces. Llamazares encabeza la lista de Convocatoria, la plataforma que engloba a IU, Más País o Recortes Cero, que aspira a funcionar como pista de despegue de Sumar en Oviedo. Defiende al Gobierno de coalición, analiza la vorágine en la que vive la izquierda, dentro y fuera de Asturias, y pide a Podemos que asuma su necesaria "transmutación" en "izquierda reformista". De votar en Madrid, desliza que apostaría por Más Madrid.

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