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Óscar Puente, alcalde 'rebelde' del PSOE: “La izquierda folclórica de Podemos me provoca rechazo”
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ENTREVISTA

Óscar Puente, alcalde 'rebelde' del PSOE: “La izquierda folclórica de Podemos me provoca rechazo”

El alcalde de Valladolid está convencido de poder repetir en el puesto tras el 28-M. "No creo en la Comunidad de Castilla y León", asegura, consciente de que se "cierra puertas" para escalar en la política

Foto: Óscar Puente, alcalde de Valladolid, en una imagen de archivo. (Europa Press/Joaquín Rivas)
Óscar Puente, alcalde de Valladolid, en una imagen de archivo. (Europa Press/Joaquín Rivas)

Si las elecciones son una cita que altera y preocupa a cualquier político, nadie diría que el alcalde de Valladolid aspira a revalidar el Consistorio en menos de un mes. Sin embargo, así es. El socialista Óscar Puente (Valladolid, 1968) lleva gobernando desde 2015 de la mano de Toma la Palabra, el proceso de unidad popular más amplio llevado a cabo en Castilla y León, y que aglutina a las organizaciones Alianza Verde, Equo, Izquierda Unida y Podemos, y está tan seguro de sí mismo que se atreve incluso a vaticinar el futuro en los próximos comicios del 28-M: “Sacaremos 13 concejales, mis socios se harán con dos, el PP, 10, y Vox, dos”. Tan tranquilo está que ni busca la mayoría absoluta. “Sería un bonito reconocimiento ciudadano, pero no la necesito para hacer lo que quiero”.

Ni siquiera el arrancamiento del tendón del cuádriceps que sufrió el pasado 27 de abril, una lesión que recuerda como el peor dolor que ha sentido en toda su vida y que le llevó a pasar por el quirófano de urgencia, le ha rebajado el ánimo. “Tengo una movilidad más reducida, pero no afectará a la campaña, seguiré haciendo las cosas como siempre”, asegura dos semanas después del incidente. Y es cierto: su agenda sigue tan completa como siempre, esta semana presenta el programa electoral y sigue acudiendo a todas las citas que tenía pendientes. Puente va a las elecciones, asegura, con la confianza del trabajo bien hecho, consciente de que “solo son un examen final”, ya que importa más lo que se ha hecho durante el curso de los años anteriores. Al regidor vallisoletano le convence el método Juan Palomo, él se lo guisa y él se lo come. No recurre a los coches oficiales, se desplaza en el suyo, o en bicicleta. “Ahora me toca delegar más, es algo incómodo, pero afortunadamente puedo andar y trabajo con normalidad”.

Tampoco requiere ayuda del equipo de redes del Ayuntamiento, prefiere comunicarse por Twitter sin intermediarios. “Me gusta mostrarme como lo que soy, alguien normal. Tengo mis defectos, claro, tengo mucho pronto, y quizás un punto de soberbia, pero no quiero que nadie me vote engañado. De 10 cosas que pongo, igual dos o tres me las podría ahorrar y así me lo recomienda mi entorno, pero los que ven mi perfil saben que detrás hay alguien de carne y hueso”.

Su equipo ladea la cabeza cuando le ve meterse en jardines poco deseables, pero le define como un tipo leal, cercano, insistente y, sobre todo, impulsivo. Lo dicen sus concejales, los vecinos, sus jefes de gabinete, y hasta Faustino Temprano, el secretario general de UGT en la región, con el que comienza la jornada en la que acompañamos al líder del PSOE. “En un momento delicado para el diálogo social, ha sido muy valiente, pero él hace las cosas a su manera, impulsivamente”, desliza el histórico sindicalista.

El momento delicado al que se refiere Temprano es el tambaleamiento del sistema de concertación con patronal y sindicatos del que ha hecho gala Castilla y León durante las dos últimas décadas, y que Puente defiende con uñas y dientes lamentando la actuación del Gobierno de coalición PP y Vox que lidera la región. Son las 11:00 h de la mañana y, al finalizar un acto de UGT, al alcalde le flanquean dos policías vestidos de paisano mientras él se dirige hacia el consistorio y explica que valora el trabajo que realiza su compañero Luis Tudanca en el Gobierno regional: “La ultraderecha amenaza con la regresión, y el PSOE está trabajando para evitarlo”.

Foto: Juan García-Gallardo (i), junto al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. (EFE/Nacho Gallego)

Él se erige como contrapunto de todo el “ruido” que se genera “inútilmente”, a su juicio, en la Junta, por las polémicas exigencias de Vox en la región y el apoyo del PP a ellas, como la derogación del decreto autonómico de memoria histórica para impulsar uno “de concordia”, la negación de la violencia machista, el protocolo antiabortos o la defensa de la “violencia intrafamiliar” que equipara estos ataques sobre las mujeres con cualquier tipo de agresiones en el hogar.

Pensativo en su despacho, lugar en el que suele aterrizar a las 9:00 h, aunque hoy el acto de UGT le haya hecho aplazar su llegada a las 11:00 h, Puente explica que no le interesa la política autonómica: “Es que directamente no creo en la idea de la comunidad. Decir esto me cierra muchas puertas, pero me da igual, las cierro conscientemente. Una comunidad en la que hay nueve provincias en las que cada una juega a lo suyo, que tiene un nexo común que es cierta envidia hacia Valladolid y que además algunas como León ni siquiera quieren pertenecen a ella, es una comunidad complicada”.

placeholder Foto: Europa Press/Joaquín Rivas.
Foto: Europa Press/Joaquín Rivas.

El alcalde vallisoletano asegura que el municipalismo es su terreno natural: “Siempre he querido ser alcalde de mi ciudad, me dedico a ella y trato de hacer entender al resto de la comunidad que, cuanto mejor le vaya a Valladolid, mejor le irá a Castilla y León, y no al revés. Algunos creen que, cuanto peor le vaya a Valladolid, mejor le irá a Burgos o a León. Es un gran error, pero insisten en dejar tuerto al otro, aún a costa de quedarse ciegos”.

Foto: El presidente de Vox, Santiago Abascal, participa en un mitin en Valladolid. (EFE/Nacho Gallego)

PREGUNTA. Se le ve muy tranquilo con su equipo de gobierno. ¿No aspira a gobernar sin ataduras?

RESPUESTA. Me he dado cuenta de que los socios ayudan a ser valientes, quizá solos no hubiéramos hecho algunas cosas. La coalición ha funcionado muy bien, creo que somos un ejemplo para exportar a otras ciudades, hemos sabido resolver las diferencias. Ya estuvimos cuatro años en la oposición antes de llegar al Gobierno y hubo una estrategia compartida. Tenemos una visión muy parecida de Valladolid y el factor humano ha ayudado. Aparte de ser compañeros de Gobierno, somos amigos. Comemos juntos, celebramos la Navidad juntos… Esas cosas no las hace el PP. Es un grupo, pero está roto.

Sus socios defienden que en un Gobierno plural hay que saber llevar las diferencias “con naturalidad y sin estridencias”, y remarcan que muchas propuestas que inicialmente el PSOE no apuntaba fueron bien recibidas. Entre ellas, la remunicipalización del agua, la conversación de AUVASA en una empresa global de movilidad o la apuesta de medidas estructurales para reforzar el transporte público, así como el uso de la bicicleta para mejorar la calidad del aire. Preguntada por su balance en estos años gobernando, María Sánchez, la portavoz de Toma la Palabra, insiste en remarcar la diferencia: “Óscar va más al cuerpo a cuerpo con la oposición o con las críticas en redes, incluso creo que lo disfruta. Yo soy más de ejercer el poder desde la negociación, aunque con él me entiendo bien porque somos personas prácticas”.

P. ¿Qué balance haría de su legislatura y a qué diferencias se refiere?

R. Es evidente que tenemos estilos diferentes, pero estoy muy cómodo. Es importante estar cómodo… Por ejemplo, la coalición con Unidas Podemos a nivel nacional te arrastra a territorios donde los socialistas pueden no estarlo tanto. La política municipal es diferente, nos ha permitido trabajar sin estridencias. Destacaría la labor social y especialmente la que hemos dedicado a los mayores. La política de promoción de la ciudad de atracción de empresas, poner a Valladolid en el mapa y atraer inversiones importantes también ha sido clave. Por último, recuperar la gestión pública de servicios públicos de primera necesidad, como el agua, y hacerlo de una manera muy eficaz.

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La municipalización del agua es una de las grandes medidas que ha llevado a cambio el Consistorio vallisoletano en esta legislatura y de las que más repiten como demostración de su buen hacer. “Honestidad, transparencia y eficacia”, resume Puente. Después de 20 años en manos de la empresa externa Aguas de Valladolid, perteneciente al grupo catalán Agbar (Aguas de Barcelona), a su vez controlado por la multinacional francesa Suez, Puente no solo defendió quitarle a esa empresa los beneficios que obtenía a costa de un bien esencial y devolvérselos a la ciudadanía, también llegó a tildar de "mercenarios a sueldo del lobby del agua" a dos exministros del PSOE: Francisco Camaño y Valeriano Gómez.

P. ¿Hay cosas del PSOE nacional con las que discrepa? ¿Le han llamado la atención en alguna ocasión?

R. Yo soy alcalde, y eso me permite ser verso suelto e ir más por libre. Claro que discrepo de cosas de mi partido, no me creo a los políticos que siempre están de acuerdo con absolutamente todas las decisiones que se toman, pero en general estoy bastante contento con la línea que sigue el PSOE. El mayor problema que veo es el gobernar en coalición con Unidas Podemos… La política nacional vive inmersa en una polarización en la que es muy difícil que los políticos sean cercanos, porque están en el foco del huracán y encorsetados por exigencias de la coalición. Cada política tiene su naturaleza y la de la municipal es la proximidad, eso me gusta. Yo voy por la calle a cuerpo limpio y hablo con los vecinos sin problema.

Sin embargo, son las 12:00 h y el alcalde pasea sin ninguna interrupción de camino a un acto en la Casa Cervantes por el día del libro. “Hoy voy con prisa y rodeado de demasiada gente, pero estoy acostumbrado a que me paren mucho”, insiste el regidor. Lo cierto es que desapercibido no pasa, y muchos vecinos alzan la mirada cuando pasa.

La política nacional vive en una polarización en la que es muy difícil que los políticos sean cercanos, están en el foco del huracán

—¡A ver si trae a Bizarrap en fiestas! —propone un joven.

El alcalde vallisoletano destaca por la inversión a la oferta cultural en las míticas fiestas de San Lorenzo. En las últimas, Valladolid contó con el mayor presupuesto hasta entonces —1,3 millones de euros— que fue comentado y controvertido. Mientras se dirige al evento en el que leerá un discurso el escritor Eduardo Mendoza, Puente insiste en priorizar la cultura cueste lo que cueste, y recuerda que Valladolid es la octava ciudad de España en actividad cultural. “En el ámbito de la cultura, es una ciudad brutal”, remacha. La ciudad acogerá en 2024 la XXXVIII edición de los premios Goya, algo que Puente llevaba tiempo persiguiendo.

Es una gran noticia, hasta tres veces consecutivas presentamos la candidatura… Soy muy pesado cuando me lo propongo. Me lo tomo como un reconocimiento a la historia de Valladolid y a su vinculación histórica con el cine, más allá de la repercusión económica. Es un reto también, es una oportunidad de demostrar que somos capaces de organizar un evento de estas características”.

En el acto cultural no está presente el candidato del PP, pero sí varios concejales con los que no existe la tensión que se puede suponer en cualquier pleno municipal con los socialistas. El barómetro de Sigma Dos para CyLTV apunta a que el PP, con Carnero a la cabeza, podría empatar en concejales con el PSOE, un escenario que Puente ni siquiera contempla.

P. La relación política con la oposición arrastra más tensión en público que en privado.

R. Te aseguro que tengo una muy buena relación personal con Jesús Julio Carnero [el candidato del PP], dentro de poco me voy a reunir con él por el asunto de la gestión de los Goya. Hay que diferenciar lo personal de lo político. El problema es que, cuando el PP no gobierna, está en una actitud obstruccionista, da igual lo mucho que hagamos, para ellos todo estará mal. Llevo ocho años en el Gobierno y, pese a todos los logros que hemos llevado a cabo, el Partido Popular no reconoce ni una cosa buena. Si no hay capacidad de diálogo y de reconocimiento, es difícil establecer una relación fructífera.

“Lo importante no soy yo, los personalismos en política entorpecen el proyecto. La clave es tener un buen equipo y seguir mejorando ciudad”

Cuando termina el acto, de camino al consistorio para asistir a la toma de posesión del nuevo secretario del Ayuntamiento de Valladolid, se suma al grupo su concejal más cercano, Pedro Herrero. El delegado general de planificación y recursos es su mano derecha y ha coordinado, entre otros, los proyectos que pueden encajar en el dinero de los fondos de recuperación. El también portavoz del grupo municipal confirma las relaciones mejorables con la oposición y destaca una de las ideas para lograr el bastón de mando dos legislaturas seguidas: “Óscar siempre va de frente, es valiente en su exposición pública porque es él, con sus defectos, con un poco de fanfarronería incluida”.

El regidor, que a mitad de camino hacia el ayuntamiento se ha parado a hablar con un grupo de escolares que realizaba actividades de fomento a la lectura, con motivo del Día del Libro, escucha a todos, pero le quita peso tanto a los elogios como a las críticas. “Lo importante no soy yo, los personalismos en política entorpecen el proyecto. La clave es tener un buen equipo y seguir mejorando ciudad”.

En ese propósito, ha incluido a personas de todos los espectros como Martín Fernández Antolín, el exportavoz de Cs, un grupo que podría desaparecer según calculan la mayoría de las encuestas. Pese a la sorpresa que generó la incorporación de Antolín en marzo a las filas del PSOE, fuentes de los socialistas recuerdan que no es ninguna novedad este tipo de fichajes, y que Puente solo refuerza el interés por integrar perfiles ajenos a las siglas del partido, algo que siempre ha sido algo natural en todos los territorios.

Foto: Martín Fernández Antolín en una imagen de archivo. (EFE)

P. El fichaje de Martín Fernández Antolín generó polémica. ¿Se siente más cómodo con perfiles de Cs que de Podemos?

R. Me siento muy a gusto con gente de todas las ideologías, no soy sectario, la mayor parte de mis amigos son de derechas. Yo fiché a una concejala que fue la candidata de Podemos en 2015 y estoy tan encantado con ella como con Martín Fernández, que era uno de los mejores perfiles que tenía Ciudadanos en España. Es un hombre muy preparado y culto, tengo afinidad política y personal con él, y, además, así envío un mensaje claro de cara a las elecciones: puedo aglutinar el voto de centro, puedo jugar tanto a izquierda como a derecha.

P. Ciudadanos se presenta como el partido de centro. ¿Es un riesgo para el PSOE intentar ocupar ese espacio transversal en Valladolid?

R. La derecha está preocupada porque lo normal es que la fuga de talentos de Ciudadanos se incline hacia el Partido Popular, pero ya lo resumió Martín cuando renunció a ser el candidato: “Yo no me afilié a un partido para militar en una sucursal del PP”. Recuerdo cuando Albert Rivera definía a Ciudadanos como un partido socialdemócrata, y mira ahora. En Castilla y León tuvieron la oportunidad de apostar por un Gobierno diferente y ahora tenemos el peor de la historia por la decisión que tomó Igea. Es evidente que Ciudadanos no representa el centro ni el liberalismo, se ha derechizado.

P. Ciudadanos también aboga por la transversalidad, por jugar tanto a izquierda como a derecha.

R. La diferencia es que ellos solo han jugado a derecha. A mí me interesa ser transversal en mis políticas, porque, además, creo que, para ser alcalde muchos años, es necesario no perder esa capacidad de aglutinar diferentes sensibilidades. Si pierdes la transversalidad, dejas de ser alcalde de la ciudad. Un ejemplo muy claro fueron los alcaldes de las mareas en Galicia, a los que conocí bien, no tenían ningún punto de transversalidad y duraron un mandato. En cambio, Kichi en Cádiz aprendió a ser transversal.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Manuel Bruque)

P. ¿La transversalidad que defiende implica rehuir de la etiqueta de la izquierda?

R. Yo soy un hombre de izquierdas, pero quizá lo que considero izquierda no es lo que algunos piensan. Para mí, ser de izquierdas no tiene nada de folclórico, es algo serio porque implica defender la justicia social y la igualdad de las personas, asumir que en la carrera de la vida no todos salimos de la misma línea y hay que ayudar para que todo el mundo llegue a la meta. Ser de izquierdas no es vestir de payasos a los reyes magos, como hizo Manuela Carmena, o ir en contra de las procesiones y tradiciones. A mí me interesa centrarme en la justicia social y en lo importante. Y en ese proyecto cabe mucha gente, como Martín Fernández. A lo mejor en la izquierda folclórica no cabe tanta, pero en la mía sí.

P. ¿Quién ejemplifica actualmente la izquierda folclórica de la que quiere alejarse?

R. Para mí, claramente, Podemos… La encarnan personas como Ione Belarra o como Irene Montero. A mí la izquierda folclórica de Podemos me provoca rechazo porque son una izquierda con la que no me puedo identificar de ninguna manera y que, además, no considero útil para nadie.

P. ¿Qué es exactamente la izquierda folclórica?

R. La del griterío, el llamar la atención como sea, escenificar la política como si fuera un gran teatro. Yo soy alguien sobrio cuando hago política. Esa imagen de las dos ministras abrazadas en el Congreso el día de la reforma de la ley del solo sí es sí, una reforma que se necesitaba. La izquierda que yo defiendo no se centra en la imagen, se centra en lo útil. Y también respeta las creencias y costumbres. A mí me pidieron que quitara el Cristo que hay en la sala de plenos del ayuntamiento, eso no cambia nada la vida de los ciudadanos.

"Para mí, ser de izquierdas no tiene nada de folclórico, es algo serio porque implica defender la justicia social y la igualdad de las personas"

P. ¿No es contradictorio alabar la labor del Gobierno central con la crítica a su socio?

R. Valoro mucho las medidas sociales y económicas que se han sacado adelante, sin duda. Podemos ha tenido efectos muy positivos a la hora de generar una catarsis en el PSOE y en la sociedad en general respecto a determinadas cosas. Hay que reconocer que ha sido un agente útil, pero su forma de hacer política no va conmigo. Creo que las coaliciones deben responder también a las visiones del socio, y con las visiones de Podemos me resulta muy difícil identificarme.

P. ¿La vicepresidenta tercera, que recientemente ha ampliado el espectro de izquierdas anunciando su candidatura a las próximas elecciones generales, encarna la izquierda que le atrae?

R. Pues sí, no me voy a andar con rodeos… Yolanda Díaz representa una izquierda mucho más práctica con la que me identifico y que aplico en el Ayuntamiento de Valladolid. Centrarse en mejorar la vida de las personas cada día es lo que hace alguien que se denomina de izquierdas. Yo abrí los comedores escolares nada más llegar al Gobierno, fue mi primera iniciativa. Cuando voy a una procesión, les explico a mis socios de Valladolid Toma la Palabra que la gente está muy de acuerdo con que nosotros abramos los comedores, pero, si ven que no acompañamos a la patrona, si ven que no respetamos sus convicciones de otro orden, sienten que no les respetamos. A mí me gusta una izquierda que busca hacer cosas, no ruido.

placeholder Foto: EFE/Nacho Gallego.
Foto: EFE/Nacho Gallego.

P. Usted genera bastante ruido, especialmente cuando dice sin filtros lo que piensa. ¿Ser un verso suelto le ha acarreado problemas en el partido?

R. Yo soy una persona muy sobria, a pesar de que tenga esa fama de generar polémica. Es verdad que digo lo que pienso, es una de mis señas de identidad, no soy un político de argumentario y no estoy de acuerdo con todo lo que mi partido hace. Cuando hablo sin filtros, puedo gustar más o menos, pero lo que nadie puede reprocharme es que no sea sincero. Yo defiendo aquello en lo que creo, y, si no me lo creo, se me nota. Soy humano, no trato de mostrarme como alguien perfecto, porque creo que eso no es creíble. Me parece un error hacer política con miedo a equivocarte o a decir lo que realmente piensas. Los politicos deberíamos ser gente normal y cercana, y lo normal es equivocarse y decir cosas inconvenientes a veces.

"No soy un político de argumentario y no estoy de acuerdo con todo lo que mi partido hace"

P. ¿No se plantea dar el salto a la política nacional?

R. No me veo en ella, soy un cuerpo extraño para la política nacional, no encajo. Yo soy un político con vocación local. Soy alcalde de Valladolid, es lo que he querido ser toda mi vida. Me costó 14 años ser alcalde y esto no lo cambio por nada. No tengo otra ambición que no sea ser alcalde de Valladolid.

Poco antes de la comida, en la toma de posesión del nuevo secretario del Ayuntamiento de Valladolid, con la asistencia de numerosos funcionarios, otro de sus concejales de referencia, Luis Vélez, encargado de la movilidad, desliza que, antes de gobernar, se patearon la ciudad entera para encarar las medidas de mejora: “Son más de 20 años conociéndonos, y la clave del éxito en la política municipal es justamente la cercanía, conocer al dedillo tu ciudad”.

Aun así, pese a conocerla bien, las dificultades siempre están ahí. La principal es el soterramiento de las vías del tren a su paso por la ciudad, que la oposición ha planteado financiar con la ayuda del 50% del Gobierno central.

Foto: Un usuario del metro de Bilbao, entra por una máquina canceladora con la bonificación del 50%. (EFE/Luis Tejido)

Puente reconoce que lo más duro por lo que ha pasado fue precisamente tener que asumir que no podía sacarlo adelante, y optar por una solución alternativa que es la integración en superficie, el primer avance que se registra para mejorar los problemas de permeabilidad entre ambos márgenes de las vías desde el año 2002.

P. Usted se ha referido al soterramiento como una pesadilla.

R. Ha sido probablemente lo más difícil de mi legislatura. Cuando llegamos encontramos una deuda de 400 millones con un aval firmado por el anterior alcalde, que ni siquiera constaba en el Ayuntamiento. No había pasado por el pleno y el anterior alcalde firmó sin someterse a ningún órgano ni recabar ningún tipo de informe. Le llevamos a los tribunales por la vía penal y acordamos no pagar la deuda. Cinco entidades ejercieron toda la presión que te puedas imaginar y más. Pasamos un año muy complicado, hasta que finalmente Adif y Renfe decidieron pagar la deuda, liquidar a los bancos los 400 millones que se les adeudaba y proponer un convenio en el que la renuncia al soterramiento era absolutamente obligada. El soterramiento era un sueño de la ciudad de más de dos décadas que se terminó. Yo no maté el soterramiento, certifiqué la defunción.

En estos últimos años también ha encarado críticas, como cuando le acusaron de machista por enzarzarse con la edil de Ciudadanos, Pilar Vicente. “En mi equipo tengo una jefa de gabinete que es mujer, de mis tres secretarios, dos son mujeres. Tengo el mismo número de concejales que de concejalas. El machismo está presente en nuestra sociedad y en nuestra realidad, pero no soy un alcalde machista”, resume el regidor.

Foto: Óscar Puente. (EFE)

P. ¿Se aleja de la política testosterónica?

R. En Madrid hay una mujer gobernando la comunidad que encara esa política testosterónica mejor que nadie. En este momento, no noto grandes diferencias en cuanto a testosterona en hombres o mujeres. Hay que dar oportunidades para que las mujeres se desarrollen en las mismas condiciones que los hombres, y luego serán los ciudadanos los que decidan quién quieren que gobierne. Cuando le dije a la concejala de Cs en el pleno que ella venía de dependienta lo hice porque me llamó inexperto. Cada uno arrastra su realidad, y, si hubiera sido un hombre, le hubiera dicho exactamente lo mismo. A veces la acusación de machismo en política es para tratar de salvar los muebles cuando te han puesto en evidencia.

Óscar Puente se sacude las críticas y encara la tarde en los actos del Día de la Tierra, cuando se reúne con vecinos del barrio obrero de Pajarillos, el que tiene mayor diversidad cultural de Valladolid, con 40 nacionalidades. El regidor explica que la plataforma con la que colabora hoy, Pajarillos Educa, trabaja con las comunidades educativas del barrio para luchar contra la exclusión a través de un sinfín de actividades.

Son algunas claves que defiende el alcalde de Valladolid: la participación vecinal para mejorar la convivencia, la combinación de lo social con lo educativo y la coordinación entre distintas asociaciones para poder desarrollar propuestas que hagan de Valladolid una ciudad mejor. Las redes también son una forma de comunicarse con la juventud: “Me mandan 200 mensajes diarios, y los contesto todos, sean reflexiones, peticiones o simples quejas”, explica el socialista mientras revisa su móvil.

"Se habla mucho de lo que cobra un político y no se toma conciencia de las horas que le tiene que echar, de que no tiene vida privada"

El día termina en el concierto organizado por la asociación vecinal, en el que tocan artistas como Celtas Cortos, Dulzaro y Lagartija Nick, y en que el alcalde hace acto de presencia. Es el broche final a los actos programados por los vecinos, que comprenden una amplia variedad de actividades socioculturales diversas en esta semana. Incluso en actos así, en momentos distendidos, el alcalde no deja de ser la figura pública que sobresale sobre las demás. La exposición pública es un factor que a Puente le ha hecho mella.

Mi vida personal se ha resentido muchísimo como consecuencia de la política en todos los aspectos. Me ha deteriorado algunas relaciones, me ha hecho vivir una vida un tanto complicada. No puedo salir por la noche como uno más, por ejemplo”, apostilla. Y añade: “Ya no puedo ir al supermercado y comprar tranquilamente. Muchas veces se habla de lo que cobra un político y no se toma conciencia de las horas que le tiene que echar, de que no tiene vida privada”.

P. Lleva muchos años en política y ha defendido que rehúye el estilo de quien se apoltrona en ella.

R. Tengo 54 años y, cuando llegué a la alcaldía, me di de baja como abogado el día antes. Hasta el 13 de junio de 2015 viví de mi despacho de abogado. No soy un político que no haya tenido otra cosa que hacer. Si ves mi vida laboral, tengo 11 años cotizados como actor y 20 en la abogacía. Tampoco quiero ser categórico con mi fin en la política, porque al final no puedo pensar solo en mí. Cuando uno se convierte en un referente, hay que ajustar.

"No sé lo qué pasará, pero, si me preguntas por mi ánimo, te digo sinceramente que me gustaría terminar en 2027"

P. ¿Es posible que este sea su último mandato?

R. Cuando llegué a la alcaldía, me comprometí a estar hasta 2027. Tengo claro este mandato, el próximo, y a partir de ahí yo creo que probablemente ya sea suficiente. No quiere decir que no pueda seguir, pero tampoco creo que nadie pueda reprocharme que dé un paso a un lado. No sé lo qué pasará, pero, si me preguntas por mi ánimo, te digo sinceramente que me gustaría terminar en 2027.

Si las elecciones son una cita que altera y preocupa a cualquier político, nadie diría que el alcalde de Valladolid aspira a revalidar el Consistorio en menos de un mes. Sin embargo, así es. El socialista Óscar Puente (Valladolid, 1968) lleva gobernando desde 2015 de la mano de Toma la Palabra, el proceso de unidad popular más amplio llevado a cabo en Castilla y León, y que aglutina a las organizaciones Alianza Verde, Equo, Izquierda Unida y Podemos, y está tan seguro de sí mismo que se atreve incluso a vaticinar el futuro en los próximos comicios del 28-M: “Sacaremos 13 concejales, mis socios se harán con dos, el PP, 10, y Vox, dos”. Tan tranquilo está que ni busca la mayoría absoluta. “Sería un bonito reconocimiento ciudadano, pero no la necesito para hacer lo que quiero”.

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