Feijóo, Sánchez y las métricas de la victoria

Reina una cierta confusión sobre los términos exactos de las elecciones del próximo día 28. Pero ese domingo lo que se vota es lo siguiente:

- Elecciones a las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas de Aragón, Principado de Asturias, Islas Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Comunidad Foral de Navarra y La Rioja.

- Asambleas de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla.

- Elecciones municipales (para los ayuntamientos) en todo el territorio nacional.

- Elecciones a entidades de ámbito territorial inferior al municipio (EATIM).

- Cabildos insulares canarios.

- Juntas Generales de los Territorios Históricos de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

- Consejo General del Valle de Arán (Lleida).

- Elecciones a los Consejos Insulares de Ibiza, Mallorca y Menorca.

El 28-M se sustanciará en 60.000 mesas electorales instaladas en 20.000 colegios distribuidos en cincuenta circunscripciones

El número de municipios en España es de 8.131, pero solo 87 están entre los 50.000 y 100.000 habitantes censados. Las tres comunidades con más demarcaciones de estas características son Andalucía (17), Madrid (14) y Barcelona (12). El número total de españoles y no nacionales con derecho a voto en las municipales es de 36.585.840 de una población total de 47.615.034. En consecuencia, el llamamiento a las urnas es, desde el punto de vista cuantitativo, similar al de unas elecciones generales (descontando a los residentes extranjeros que pueden participar en las municipales).

Debe tenerse en cuenta que las doce comunidades autónomas en las que se celebran comicios disponen de ley electoral propia siendo subsidiaria la Ley Orgánica de Régimen Electoral General. Salvo Cataluña, todas las demás han aprobado normas electorales autonómicas. El 28-M se sustanciará en 60.000 mesas electorales instaladas en 20.000 colegios electorales distribuidos en cincuenta circunscripciones.

El porcentaje de voto, Barcelona y Sevilla

Teniendo en cuenta los datos anteriores, ¿cuál ha de ser la métrica para determinar qué partido ha ganado y perdido en estos comicios? La respuesta es de sustancial importancia y para contestarla hay que manejar distintas variables. Sin embargo, el número total de papeletas es el dato que más delimita la victoria y la derrota. Narciso Michavila (GAD3) considera que las del 28-M "serán las primeras elecciones desde las generales de noviembre de 2019 en las que vote todo el electorado. Desde el punto de vista socio-electoral, el dato más importante es el porcentaje de voto municipal comparado con el de hace 4 años: no se vota igual que en las generales, pero indica las tendencias".

Isabel Peleteiro (IMOP) entiende que "en el ámbito municipal, un primer indicador puede ser el número de municipios en los que cada partido resulta el más votado. Pero también es factible considerar como KPI (Indicador clave de rendimiento), el número de votos o de alcaldes que obtiene cada partido, siempre en relación con los obtenidos hace cuatro años. Si esto se matiza por tramos de población, sin duda se enriquece el análisis, ya que indicaría el número de ciudadanos que gobierna cada partido". Pero la responsable de IMOP añade que, "de nuevo, a nivel de imagen, un cambio potencial en Sevilla sería determinante, pues reflejaría la consolidación del cambio de tendencia en Andalucía. También conseguir el gobierno de Barcelona tendría importancia o incluso la alcaldía de Valencia. A nivel más prospectivo, creo que los cambios en las capitales de Castilla y León y en los grandes núcleos urbanos de Andalucía son bastante relevantes, ya que pueden leerse como anticipo de lo que puede suceder en las próximas generales, al adelantar hacia dónde se puede inclinar la balanza de los exvotantes de Ciudadanos y de la relevancia que adquiere Vox en ambos territorios".

"Creo que en general va a haber un elevado poder de retención de la vara de mando de la mayoría de los actuales alcaldes"

José Pablo Ferrándiz (IPSOS) se explaya con muchos matices sobre esta cuestión: "Creo que la noche electoral, tanto los partidos políticos como los medios de comunicación medirán al ganador de las elecciones municipales y autonómicas teniendo en cuenta tres datos. El primero de ellos, el número de votos conseguido en el conjunto de España por cada partido en las elecciones municipales. Ya sabemos ese aforismo según el cual el partido que gana las elecciones municipales gana las consecutivas elecciones generales. Siempre ha sido así, menos en una ocasión: en las elecciones municipales del 2007, el PP obtuvo siete décimas y unos 155.000 votos más que el PSOE, pero en las posteriores elecciones generales de 2008, José Luis Rodríguez Zapatero revalidó su primer mandato al ganar al PP por cuatro puntos de diferencia y, aproximadamente, un millón de votos". Y añade: "Creo que, en general, va a haber un elevado poder de retención de la vara de mando de la mayoría de los actuales alcaldes. Donde hay mucha incertidumbre es en Barcelona. Creo que el PSOE tiene más que ganar que perder: si Collboni logra la alcaldía será, sin duda, un éxito achacable al tándem Sánchez-Illa. Pero si no la consigue, no tiene por qué ser visto como una derrota. Luego, en otras plazas como Madrid, lo interesante, una vez que la victoria del PP se da por descontada, será saber si el PSOE consigue superar a Más Madrid".

Obsesión por la Comunidad Valenciana

Parece claro que el porcentaje del voto total que se lleve cada partido es el primer criterio para el análisis poselectoral. Es el que, sin duda, más favorece al PP, ya que las encuestas le auguran primacía en las comunidades de Madrid y Andalucía con un voto urbano más alto que el de las izquierdas. Pero en el ámbito municipal, las expectativas más inciertas se producen en Barcelona y Sevilla. Otra cosa serán las autonómicas, en las que no solo cuenta la lista ganadora, sino también quién gobierna, en solitario o en compañía de otros. De nuevo, Michavila apostilla que "desde el punto de vista político, la clave serán los gobiernos de las comunidades autónomas, especialmente la Comunidad Valenciana. Y luego las capitales de provincia".

Con este criterio coincide Isabel Peleteiro: "Creo que, en una primera lectura, con respecto a los resultados de las elecciones autonómicas, lo más relevante es ver qué fuerza obtiene más votos en cada una de las 12 comunidades en liza y en cuántos casos se conserva el estatus anterior y en cuántos se revierte. Desde la perspectiva del PP, lo más interesante sería insistir en cuántas comunidades gana en votos y si invierte la tendencia de 2019, ya que hablar de gobiernos con una potencial dependencia de Vox le resta más que al PSOE depender de las coaliciones a su izquierda".

La recurrencia en la referencia de la Comunidad Valenciana podría haber generado una expectativa arriesgada para el PP

Ferrándiz puntualiza que "el segundo dato, sin duda, será conocer cuántos gobiernos autonómicos logra mantener el PSOE de los nueve actuales. No sabremos si perder uno o dos es mucho o poco, pero está claro que hay algunas regiones especialmente sensibles: Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Aragón. No solo por tamaño, sino también simbólicamente. Sobre todo, el caso de la Comunidad Valenciana por todo el historial de corrupción vinculado a los populares. Retomar esa plaza podría ser entendido de muchas maneras: incluso como el inicio de una nueva etapa de los populares que deje atrás todos los problemas relacionados con "aquel" PP. Atentos a La Rioja: una Comunidad que hasta hace nada se daba por descontado que cambiaría de manos, pero que puede ser el ejemplo de que la fragmentación también afecta (negativamente) a la derecha".

Resulta evidente —a tenor de los criterios de estos científicos sociales— que la segunda variable estaría compuesta por la combinación de porcentaje de voto obtenido y la posibilidad de gobernar en solitario o en coalición o mediante acuerdos de legislatura. La recurrencia en la referencia de la Comunidad Valenciana podría haber generado una expectativa arriesgada para el PP, porque allí se percibe una progresiva movilización de la izquierda, con la circunstancia de que Compromís es un partido territorial pero aliado del PSOE y de UP.

La Comunidad Valenciana se está convirtiendo en un referente del éxito o fracaso del PP

Así lo ve Isabel Peleteiro: "Tras la noche electoral, será determinante estudiar las alianzas y cómo se constituyen los gobiernos. A la postre, es esto lo que deja huella y lo que la opinión pública tendrá en cuenta. En este contexto, también creo que no todas las comunidades con posibilidad de cambio tienen el mismo valor o capacidad de incidir sobre el potencial de cada partido de cara a las generales. La Comunidad Valenciana se está convirtiendo —al menos en el discurso de los medios— en un referente del éxito o fracaso del PP, por ello un posible cambio tiene una relevancia significativamente mayor que si se produce solo en La Rioja o incluso en Aragón. Aunque sea una comunidad "menos popular", la dominancia del PP en Castilla-La Mancha también dejaría una huella profunda, al tratarse de un territorio tradicional del PSOE".

Sobre este particular advierte Ferrándiz que, "desde luego, si todos los cambios van en la misma dirección y sentido —victoria del PP en el conjunto de España, recuperación de gobiernos autonómicos relevantes y refuerzo en grandes ciudades—, será difícil que el PSOE salga con un discurso ganador. Pero a partir de ahí, cualquier otra serie de resultados variables (victoria de unos en algunos sitios y de otros en otras plazas) pueden dar lugar a la pelea por el relato: ver quién es capaz de, emocionalmente, defender mejor sus datos".

Las tres métricas: aritmética, política y simbólica

El director general de Metroscopia, Andrés Medina, contesta a la cuestión estableciendo tres métricas que son las siguientes:

La aritmética: "Esta aproximación analítica es la más simple y se refiere al número de votantes que respaldan a cada partido. En las próximas elecciones municipales es especialmente relevante porque, en ausencia de mayorías alternativas en los ayuntamientos, el partido con más votos obtiene la alcaldía. Además, el partido con más votos a nivel nacional en las elecciones municipales puede ser considerado como un indicador del avance en futuras elecciones generales".

La política: "Esta métrica se enfoca en el poder y determina quién tiene la capacidad de formar mayorías de gobierno. Aunque la métrica aritmética puede otorgar cierta legitimidad, no siempre es suficiente. Solo la métrica política proporciona la legitimidad completa". De tal manera que "el próximo 28 de mayo, el Partido Popular será el más votado en muchas localidades, pero no tiene garantizada la mayoría necesaria para formar gobierno".

La simbólica: "Esta métrica analiza los resultados en lugares que, por diversas razones, adquieren un carácter emblemático en unas elecciones específicas. ¿Perderá el movimiento independentista su posición como primera fuerza municipal en Cataluña después del inicio del procés? ¿Cuál será la relación jerárquica dentro del independentismo vasco: Bildu vs. PNV?"

Tezanos: "Mayorías de concejales y pactos"

En conversación con José Félix Tezanos, con el propósito de que expusiese para los lectores de El Confidencial su criterio sobre las métricas para juzgar el éxito o fracaso de las distintas fuerzas políticas, el presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) considera que debe tenerse en cuenta "el número total de concejales" y complementa este criterio con la capacidad de establecer "pactos ideológicos" para la formación de gobiernos autonómicos o la designación de alcaldes. Tezanos no parece atribuir al monto general de porcentaje de voto —variable cuantitativa— mayor importancia. Tampoco considera extrapolables los resultados del 28-M a las generales, aunque admite que marcan levemente "tendencia". Explica su escepticismo en la circunstancia de que los candidatos son muy determinantes del voto. En las generales influyen hasta en un 33% de los votantes, y en las municipales y autonómicas, hasta en un 50%. El sociólogo dota de "escaso valor performativo" a las encuestas y reconoce que son muy simbólicas las ciudades de Madrid, Sevilla y Barcelona y, en el ámbito autonómico, la Comunidad Valenciana. Esta conversación se produjo en la sede del CIS antes de la publicación, el pasado jueves, del barómetro de este organismo autónomo adscrito al Ministerio de la Presidencia.

Opinión

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