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Feijóo limita el entendimiento con Sánchez a la "urgencia" del solo sí es sí
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CLIMA DE RUPTURA

Feijóo limita el entendimiento con Sánchez a la "urgencia" del solo sí es sí

Génova acota los pactos con el Gobierno a las puertas de las elecciones. El PP cree que el acuerdo para reformar la ley Montero no debe sentar precedentes: "No podemos ser el salvavidas de Sánchez"

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Mariscal)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Mariscal)
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Tanto PSOE como PP obvian el diagnóstico que dos veteranos exmandatarios hacen de la actualidad política. Nicolás Redondo, ex secretario general de los socialistas en el País Vasco, y José María Aznar, expresidente del Gobierno, protagonizaron un coloquio el pasado jueves en el que insistieron en la necesidad de que los dos grandes partidos recuperasen la colaboración de antaño y fuesen capaces de firmar pactos para escorar a los extremos. El acuerdo para reformar la ley del solo sí es sí, cuya modificación se aprobó el pasado jueves en el Congreso, podría haber allanado ese escenario. Pero nada más lejos de la realidad. Pedro Sánchez ha escorado a Alberto Núñez Feijóo de toda decisión gubernamental, y Génova tampoco se siente incómoda en ese clima de ruptura. En la dirección popular son tajantes: no ven viable nuevos pactos en lo que resta de legislatura, más allá de la norma de Irene Montero.

El entendimiento entre las dos grandes fuerzas para frenar el goteo de rebajas de condenas a agresores sexuales se cerró en cuestión de días. Una rapidez que contrasta con el enconamiento que arrastraron los socialistas con Podemos y el resto de socios de investidura cuando intentó convencerlos de que apoyasen la contrarreforma. El acuerdo es una prueba clara de que, cuando hay un objetivo compartido, los matices dejan de ser tan importantes. No obstante, ese acercamiento entre PSOE y PP para revertir la ley Montero no es más que un espejismo. En Génova, dan por imposible cualquier acuerdo con Sánchez. El acuerdo de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual respondía a una "urgencia" por la "extrema necesidad" de poner freno a sus efectos. Fue, en resumen, un caso aislado.

Foto: La vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz (c), junto a la ministra de Igualdad, Irene Montero, tras un pleno en el Congreso. (EFE/Kiko Huesca)

Feijóo se ha esforzado en exhibir una imagen de hombre de Estado, capaz de ofrecer pactos a Sánchez sin que se le caigan los anillos. Pero el murmullo que recorre las filas populares es el de medir esa connivencia con el Partido Socialista, sobre todo al haber entrado ya en clima electoral. "No podemos dar la imagen de que el PP es el salvavidas de Sánchez", opina un diputado, que apuesta por mantener las distancias con el Ejecutivo y limitar el alcance del entendimiento por el solo sí es sí a esa única cuestión. En realidad, es la estrategia que abonan también en Génova, que instruyó a sus portavoces para convencer en sus alocuciones públicas de que el voto afirmativo respondía a la "responsabilidad" de Feijóo con la sociedad. "Nosotros no hemos salvado a Pedro Sánchez", rezan los argumentarios internos de los populares.

Diferentes voces del partido advierten también de los riesgos de "tragar" en exceso con el "ninguneo" de Sánchez a Feijóo, que solo busca la cooperación del Partido Popular cuando sus socios habituales le han dado la espalda. En el PP escuece aún cómo el portavoz socialista, Patxi López, rechazó de primeras los votos del primer partido de la oposición para sacar adelante la reforma del solo sí es sí, y acusó a Alberto Núñez Feijóo de ir en contra de "toda ley que suponga un avance en los derechos y libertades de las mujeres". Semanas después, cuando constató la ruptura con Unidas Podemos por esta cuestión, levantó el teléfono y marcó el número de Cuca Gamarra.

Foto: La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell. (EFE/Eduardo Oyana)

La propia dirección de Génova ha enmendado en las últimas semanas la estrategia que siguió el partido hace meses, cuando enviaba a las dependencias de la Moncloa todo tipo de documentos para intentar esa aproximación con un Sánchez esquivo. Lo hizo con su proyecto sobre independencia judicial, previo a la fallida negociación del CGPJ. También con la propuesta económica que Feijóo desarrolló en sus primeros días como presidente del PP, así como con un plan alternativo al decreto energético del Ejecutivo o un pacto financiero sobre Defensa previo a la cumbre de la OTAN. Pero no siguió esa dinámica ni con su propuesta alternativa de pensiones —que el PP no llegó a detallar—, ni con el plan de vivienda de Feijóo. Génova no enviará un papel más a la Moncloa. Defienden que con Sánchez no hay química política ni personal. "Nos han ninguneado durante meses. ¿Para qué vamos a hacer esfuerzos, si siempre nos ignoran?", justifican en el equipo del gallego.

Génova y Ferraz se han instalado en una dinámica de ruptura que, en realidad, comenzó hace meses. La detonación del acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial acabó con los —pocos— puentes que había entre Sánchez y Feijóo. Desde entonces, la interlocución se ha limitado casi exclusivamente a los grupos parlamentarios. Hubo algún contacto aislado, como el del secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez, para tantear —que no negociar— el sentido de voto del PP a la reforma de las pensiones; o el de la ministra de Defensa, Margarita Robles, para negar hasta en dos ocasiones la visita de Feijóo al contingente español desplegado en Letonia.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; junto a la ministra de Defensa, Margarita Robles (EFE/

El contacto entre Sánchez y Feijóo está siendo nulo también en todo lo relativo a la preparación de la presidencia española de la UE. Y esa circunstancia ha despertado enorme malestar en las filas del PP. Génova ha metido el asunto en la refriega política, hasta el punto de ordenar a sus eurodiputados plantar al titular de Exteriores, José Manuel Albares, en la reunión informativa que el ministro convocó hace unos días en el Parlamento Europeo para informar, precisamente, sobre el semestre español en la presidencia europea. Los populares consideran una falta de decoro y respeto que el Gobierno ignore a Feijóo en esta cuestión, y aseguran que no se sentarán hasta que se haya informado en tiempo y forma al presidente del PP. Esa conversación tampoco se ha producido.

El capítulo de acuerdos entre PSOE y PP es infinitamente más corto que el de desacuerdos. Los pactos entre las dos grandes fuerzas pueden contarse con los dedos de una mano. Al margen del solo sí es sí y del entendimiento habitual en las cuestiones relativas a Defensa, sí que hubo un acercamiento recientemente para reformar el artículo 49 de la Constitución, un compromiso histórico de socialistas y populares en el que existe consenso, pero que aún sigue sin materializarse. Una cuestión que podría volver a unir a Sánchez y Feijóo es la proposición de ley socialista para abolir la prostitución, asunto que fractura también a los socios del Ejecutivo. Pero la crispación y desconfianza mutua entre PSOE y PP no ayuda. El apretado calendario electoral de 2023, tampoco. Y ese compromiso socialista puede quedarse sin ver la luz en la presente legislatura.

Tanto PSOE como PP obvian el diagnóstico que dos veteranos exmandatarios hacen de la actualidad política. Nicolás Redondo, ex secretario general de los socialistas en el País Vasco, y José María Aznar, expresidente del Gobierno, protagonizaron un coloquio el pasado jueves en el que insistieron en la necesidad de que los dos grandes partidos recuperasen la colaboración de antaño y fuesen capaces de firmar pactos para escorar a los extremos. El acuerdo para reformar la ley del solo sí es sí, cuya modificación se aprobó el pasado jueves en el Congreso, podría haber allanado ese escenario. Pero nada más lejos de la realidad. Pedro Sánchez ha escorado a Alberto Núñez Feijóo de toda decisión gubernamental, y Génova tampoco se siente incómoda en ese clima de ruptura. En la dirección popular son tajantes: no ven viable nuevos pactos en lo que resta de legislatura, más allá de la norma de Irene Montero.

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