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Los problemas de Extremadura caben en un socavón de 20 metros de diámetro
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El transporte, más allá del tren

Los problemas de Extremadura caben en un socavón de 20 metros de diámetro

Hace cinco meses que la borrasca Efraín abrió un enorme agujero en la carretera N-523, la única que conecta las provincias de Cáceres y Badajoz. Las obras durarán hasta el verano y amenazan con abrir a Vara otro hoyo electoral

Foto: Las obras en el socavón, vistas en mitad de un trayecto entre La Roca de la Sierra y Puebla de Obando, en Badajoz. (Cedida)
Las obras en el socavón, vistas en mitad de un trayecto entre La Roca de la Sierra y Puebla de Obando, en Badajoz. (Cedida)

Un enorme socavón entre Cáceres y Badajoz apareció hace cinco meses. Sorprendió en el kilómetro 45 de la N-532, la única carretera que une las dos ciudades. Fue el 13 de diciembre, en plena tormenta por la borrasca Efraín en Extremadura. La Guardia Civil cortó ese día por primera vez el paso en este punto de la vía. La acumulación de agua hundió el pavimento y un gigantesco hoyo quedó al descubierto. La imagen apenas ha cambiado desde entonces. "Casi parece que fue ayer, porque prácticamente todo sigue igual", hace memoria Luis, el encargado de Los Sauces, el bar de carretera más próximo al agujero.

El establecimiento, a un kilómetro del siniestro, era una parada obligatoria para aquellos que paraban a tomar un café o descansaban para comer mientras viajaban entre las provincias. "Hemos perdido el 70% de lo que ganábamos en los desayunos antes de la borrasca", advierte este empleado tras revisar las cuentas. En pocos meses, dejó de ver a muchos clientes habituales, en su mayoría dedicados al transporte de mercancías u otros negocios que hacen vida en la carretera. Uno de ellos es Vicente, que aún se deja ver de vez en cuando por Los Sauces. Pero ya solo lo hace en sus ratos libres, como vecino del pueblo de al lado, La Roca de la Sierra. Antes desayunaba en este bar cuando le tocaba una ruta por la N-532. Ahora coge un largo desvío.

placeholder El bar Los Sauces, muy próximo al socavón que corta la carretera entre Cáceres y Badajoz. (Cedida)
El bar Los Sauces, muy próximo al socavón que corta la carretera entre Cáceres y Badajoz. (Cedida)

La única alternativa para vehículos grandes es cruzar por la autovía, pero supone entre 30 y 40 kilómetros más por trayecto y es un gasto extra que los clientes muchas veces no quieren asumir. "Lo terminamos pagando nosotros", resumió el transportista. Cuando finalizaron las lluvias, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana pensó en habilitar un paso alternativo en una zona comida por la maleza y tras años en desuso.

Este paso es estrecho, así que solo se permite su uso a vehículos ligeros de no más de 7,5 toneladas y 3,5 metros de altura. El Gobierno de Pedro Sánchez, del que depende la gestión de las carreteras, instaló unos semáforos intermitentes que habilitan el paso cada pocos minutos. También colocó cámaras de vigilancia para que ningún tráiler, ambulancia o autobús —además de cualquier otro vehículo que sobrepase las medidas— se salte la norma hasta que acaben las obras para reparar el socavón. "Antes de verano", repetían desde el ministerio dirigido por Raquel Sánchez, preguntados por cuándo llegará ese día. Desde el primer momento, fueron cautos con los plazos: es un contrato de emergencia y una obra compleja. "Hay que levantar una infraestructura nueva", dijeron.

Foto: Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el viaje inaugural del tren extremeño. (EFE/Jero Morales)

"¿Y mientras tanto, qué?", se pregunta Vicente. Cree que el desastre del hoyo ha agravado muchos otros problemas en su región, pues evidencia que el "abandono de las infraestructuras" va más allá de los ferrocarriles que nunca llegan. La promesa de una autovía que conecte Cáceres y Badajoz, como ocurre con casi todas las capitales de provincia —Lugo y Ourense, por ejemplo, tampoco tienen unión directa—, o las ansias de un tren sin averías o imprevistos, especialmente tras el fiasco de este verano, volvieron a relucir tras caer en un hoyo de 20 metros de diámetro.

Carrera electoral

No son meses fáciles para el socialista Guillermo Fernández Vara. El presidente de Extremadura afronta la reelección en una situación comprometida. Primero, por la desastrosa llegada del tren extremeño. El Gobierno central prometió que sería para el año 2022. Cuando llegó el gran día, el pasado verano, todos los anuncios de un AVE para el territorio se frenaron en seco. La esperada inauguración resultó ser un "primer paso" hacia la alta velocidad extremeña. Esas fueron las palabras que utilizó Pedro Sánchez. Fue en el primer trayecto promocional, en compañía del rey Felipe y un despliegue de cargos públicos.

"Esto es solo el principio" o “es el inicio de un camino para el que no hay vuelta atrás”, dijo el jefe del Ejecutivo, aunque la convocatoria apuntaba a la vieja promesa de culminar de una vez por todas la llegada de la alta velocidad a Extremadura. La región lleva tiempo tratando de hacerse oír y denunciando el olvido institucional. Durante la larga etapa del PSOE al frente de la comunidad, con un lapso de cuatro años entre 2011 y 2015 con José Antonio Monago, del Partido Popular, no se ha logrado concluir una mejora integral del transporte. Ni con el tren ni con la movilidad interna. Los autobuses no están lo suficientemente adaptados y las críticas remiten al abandono de las personas mayores en Cáceres, incomunicadas entre el centro y algunos pueblos.

placeholder Las obras en el socavón, vistas en mitad de un trayecto entre La Roca de la Sierra y Puebla de Obando, en Badajoz. (Cedida)
Las obras en el socavón, vistas en mitad de un trayecto entre La Roca de la Sierra y Puebla de Obando, en Badajoz. (Cedida)

Son muchos los partidos territoriales que han resurgido u optado por concurrir a los comicios del 28 de mayo. Varias formaciones de corte regionalista anunciaron sus candidaturas para una cita en las urnas que se prevé clave. Pero arrancar un escaño en la Cámara extremeña no es sencillo. Menos teniendo que lograr un 5% del voto, repartido entre distintas papeletas que amenazan con diluir apoyos.

Entre La Roca de la Sierra y Puebla de Obando, los dos pequeños pueblos entre los que se ubica el socavón, el tiempo pasa lento. En el ayuntamiento, no hay mucho ajetreo con el tema, ya que todo lo llevan desde el Ministerio de Transportes. El alcalde del segundo de estos municipios, que no llega a 2.000 habitantes, Juan Manuel Iglesias Carrillo, afirma estar en contacto con la Administración central, de la que recibe información sobre los avances en la reparación. "A la población en sí no le afecta demasiado, porque los particulares no tienen problemas de paso con la ruta alternativa, donde el puente viejo", señaló. Se refiere a la vía habilitada en una antigua carretera, de la que surge una pasarela a través de la cual es posible transitar sin mucho peso.

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En la Junta, ocurre más de lo mismo. Hay poco margen de maniobra, al estar las competencias transferidas al Estado, que es quien se encarga de mantener el estado de las carreteras y las infraestructuras de transporte. Pero el hartazgo es palpable y el episodio del socavón no ha hecho más que prender la mecha. Eso creen desde la Asociación de Transportistas de Extremadura, Asemtraex. Su secretario general es Alonso Sánchez, quien responde a El Confidencial por teléfono. "Llevamos 20 años pidiendo una autovía entre Cáceres y Badajoz que nadie ha hecho", responde enfurecido. "Y ahora nos dejan un puente de hace siglos porque no han cuidado sus propias infraestructuras", incidió, refiriéndose a la ruta alternativa solo apta para turismos.

Dicen haber trasladado sus quejas por activa y por pasiva. A la Consejería de Movilidad, Transporte y Vivienda, la última vez el año pasado, en un encuentro con la consejera, Leire Iglesias. También a la directora Eva María Sánchez-Moreno; al subdelegado del Gobierno, Francisco Alejandro Mendoza, con el que se reunieron en Cáceres, y a "partidos políticos de todos los colores". "Para cambiar de provincia, es una odisea: hay que ir primero a Mérida y desde allí, a Badajoz, con 30 kilómetros y unos 20 minutos más de trayecto y sin más opciones que cruzar toda la zona", lamenta.

Foto: Manifestación en Madrid por un tren digno para Extremadura, en noviembre de 2017. (EFE)

Sostiene que en estos momentos son muy pocos los inspectores de Transportes repartidos para toda Extremadura. "Llevo 32 años como secretario general de esta asociación y en todo este tiempo hemos estado pidiendo lo mismo: gasóleo profesional para el sector, mejorar la fiscalidad, facilidades al cabotaje [el servicio de transporte terrestre de mercancías por carretera en el interior de un Estado de la UE y en el que participa otro transportista de otro Estado miembro] y aumentar la plantilla en las inspecciones", detalla. En su agrupación, confluyen unas 700 empresas y 4.500 vehículos, que representan un 72% del sector, según sus propios datos.

"Todos los problemas de Extremadura en materia de transporte están relacionados", reflexiona. Esta afirmación la sostiene en que "muchas veces se cree que quienes luchamos por unas mejores conexiones internas estamos en contra del ferrocarril, pero no es así". Cree que no sirve de nada centrarse solo en arreglar uno de los muchos descosidos de la movilidad extremeña. "Si encima nos suben los precios, como está ocurriendo, entonces apaga y vámonos", sentencia. El transporte es el gran problema de la región. Ya sean el tren, las rutas en autobús o el gran socavón.

Un enorme socavón entre Cáceres y Badajoz apareció hace cinco meses. Sorprendió en el kilómetro 45 de la N-532, la única carretera que une las dos ciudades. Fue el 13 de diciembre, en plena tormenta por la borrasca Efraín en Extremadura. La Guardia Civil cortó ese día por primera vez el paso en este punto de la vía. La acumulación de agua hundió el pavimento y un gigantesco hoyo quedó al descubierto. La imagen apenas ha cambiado desde entonces. "Casi parece que fue ayer, porque prácticamente todo sigue igual", hace memoria Luis, el encargado de Los Sauces, el bar de carretera más próximo al agujero.

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