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Las elecciones del 28-M se ganan en la verbena: ¿cuánto gasta tu alcalde en fiestas?
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Las elecciones del 28-M se ganan en la verbena: ¿cuánto gasta tu alcalde en fiestas?

Los alcaldes invierten mucho más dinero en los festejos en su último año de legislatura. Algunos estudios indican que así aumentan sus opciones de reelección

Foto: La representante española en Eurovisión 2022, Chanel, durante su actuación en la Plaza Mayor de Madrid en las fiestas de San Isidro. (EFE/Víctor Lerena)
La representante española en Eurovisión 2022, Chanel, durante su actuación en la Plaza Mayor de Madrid en las fiestas de San Isidro. (EFE/Víctor Lerena)
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Desde el pasado 5 de abril está prohibido en España poner la primera piedra de un nuevo polideportivo, inaugurar un parque infantil o hacer cualquier cosa que se parezca a una campaña institucional de propaganda que pueda afectar al voto de las próximas elecciones del 28 de mayo. Sin embargo, muchos alcaldes optarán por seguir aquella máxima de Cicerón, "la ley suprema es el bien del pueblo", y van a echar el resto en las fiestas populares que se sucederán en las próximas semanas.

Un ejemplo. Para las próximas fiestas de San Isidro, que tendrán lugar solo 13 días antes de las elecciones municipales, el Ayuntamiento de Madrid ha anunciado sesiones y eventos del Primavera Sound. "Por primera vez, el festival se programará en las fiestas organizadas por el Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid". En realidad, el Primavera Sound, que se celebra en Barcelona, tendrá una réplica en junio en Arganda del Rey, pero aprovecharán las fiestas patronales de la capital para desplegar conciertos y sesiones de DJ en los mercados municipales.

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No es el único, también los promotores del Mad Cool, festival madrileño que se realiza en julio, organizarán cuatro conciertos durante las fiestas de la capital. Aunque aún no se conocen los grupos que actuarán en San Isidro, se presumen dos cosas: una inversión en eventos culturales superior a la del resto de la legislatura y una apuesta por atraer a un público más joven que en los dos últimos años, en los que el prime time en los escenarios de la Plaza Mayor fue para grupos como Amistades Peligrosas, Los Chichos, OBK o Mikel Erentxun.

Con la ley en la mano, nada que reprochar. Las fiestas tienen que celebrarse igualmente y para los alcaldes suponen una bola extra para convencer a votantes indecisos. Eso sí, el esfuerzo presupuestario debe realizarse un año antes. La ganancia de este esfuerzo es difícil de contabilizar en votos, pero un estudio de 2020 lo intentó: según sus autores, Marc Guinjoan y Toni Rodon, investigadores de las universidades de Barcelona y Pompeu Fabra, "los alcaldes que duplicaron la cantidad de dinero per cápita destinado a las fiestas locales durante el último año de legislatura obtuvieron un beneficio electoral de cerca de un 2% en las siguientes elecciones".

Un porcentaje que puede parecer poca cosa, pero que puede acabar decantando la balanza en caso de una llegada ajustada a meta. Un 2% de los apoyos que el PP o Más Madrid obtuvieron en 2019 supone en torno a 10.000 votos o, dicho de otra forma, prácticamente medio concejal. Por el contrario, los autores, que analizaron unos 2.000 municipios de toda España, también identificaron que quienes recortaron a la mitad el gasto para fiestas por habitante fueron penalizados en las urnas en un 1,2%. Visto esto, ¿cómo encaran los alcaldes, y sus cuentas, los comicios del 28-M?

Al comparar las partidas de cada Ayuntamiento dedicadas a las fiestas populares, se encuentran algunos de los patrones analizados en el estudio. Entre 2020, cuando se aprobaron las primeras cuentas del nuevo equipo de gobierno, y 2022, año preelectoral, casi 4.000 que aumentaron el gasto. De estos, 458 consistorios lo multiplicaron por dos o más. Para evitar el efecto de la pandemia, estas cifras provienen del presupuesto —es decir, de la declaración de intenciones, ya que, por regla general, se aprueban en el ejercicio anterior— y no de la liquidación. En el otro lado, algo más de 1.900 redujeron esta partida el año pasado, frente a las de 2020. Los datos, que provienen del Ministerio de Hacienda, no siempre incluyen a todos los municipios españoles en uno o ambos años.

En Azuqueca de Henares (Guadalajara), el gasto en fiestas pasó de 16 a 114 euros por habitante en dos años. Un incremento similar se vio en Piélagos (Cantabria), Culleredo (A Coruña), Ocaña (Toledo) o Viveiro (Lugo). En todos ellos, el gasto previsto para el año preelectoral se multiplicó por más de seis respecto al primer presupuesto de la legislatura, que se cerró antes de saber los efectos que tendría la pandemia.

Por el contrario, los ayuntamientos de Santa Cruz de la Palma (en la provincia de Santa Cruz de Tenerife) y de Benicàssim (Castellón) recortaron a una décima parte su gasto en festejos. Otros municipios, como Camargo (Cantabria) o Ponteareas (Pontevedra), no fueron tan drásticos, aunque redujeron este gasto a la mitad.

En términos absolutos, el presupuesto de 2022 para fiestas del Ayuntamiento de Valencia fue el más abultado, con más de 10,7 millones de euros. Le siguen Barcelona (9,6 millones de euros), Sevilla (9,1 millones de euros) y Santa Cruz de Tenerife (7,2 millones de euros). Entre las grandes ausencias, la capital de España, que declaró a Hacienda un gasto cero.

El truco está en la imputación de costes. Madrid lo incluye dentro del programa de actividades culturales (59 millones de euros), "que no solo tiene fiestas", aclaran desde el Ayuntamiento. Las reglas para la contabilidad municipal son las mismas para todos, pero su interpretación es otro cantar. Entre las subidas más significativas en este concepto destaca Torrevieja (Alicante), que de gastar más de medio millón en promoción cultural pasó a más de 4,3 millones de euros.

En los presupuestos municipales nada es casual

Los estudiosos de la contabilidad conocen al fenómeno por su nombre técnico: ciclos políticos presupuestarios (en inglés, political budget cycles o PBC), que se traducen en que un Gobierno —se da a todos los niveles, nacional, regional o local— aumenta el gasto, el déficit o promueve incentivos fiscales, como una bajada de impuestos, para obtener un mejor resultado en las próximas elecciones.

"En pocas palabras consiste en gastar más en el año preelectoral y electoral, para que el votante esté incentivado a votar la reelección; tras la reelección, se produce el ajuste, que se espera el elector olvide para las próximas", explica a El Confidencial Francisco Bastida, investigador en el Departamento de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Murcia, seguramente el grupo de académicos que más ha analizado este fenómeno en nuestro país. Lo han hecho desde perspectivas diversas que, por supuesto, incluyen la cultura y los festejos populares, pero también cómo este tipo de ajustes influyen en la corrupción.

"Los alcaldes manipulan esta partida en el año electoral para influir en los votantes"

Bastida y sus compañeros quisieron salir de dudas analizando el gasto cultural —principalmente dedicado a festejos— de todos los municipios murcianos durante 13 años. No se sorprendieron al ver que, independientemente de quién fuera el alcalde o el partido, el patrón se repetía. El año de las elecciones, el presupuesto municipal para fiestas se multiplicaba. Dos años después de las elecciones, caía a su nivel más bajo. Los cambios en el presupuesto no son siempre fáciles de trazar porque a menudo estos no se modifican en su totalidad, sino que se detraen de unas partidas para añadirlo a otras que puedan ofrecer más ventajas electorales.

"Los alcaldes se comportan de manera oportunista y manipulan esta partida presupuestaria en el año electoral para influir en los votantes", explica Bastida a El Confidencial. Los resultados encajaban con la teoría. Las políticas enfocadas en conciertos o verbenas son ideales por varias razones: los alcaldes tienen autonomía total para decidir, sus efectos son percibidos claramente por los votantes (¡el alcalde ha traído a la Orquesta Panorama!) y, por último, dado que los ayuntamientos no reciben transferencias destinadas a cultura, hacen que el gasto sea 100% atribuible a los gobiernos locales. En resumen, renta mucho y nadie más puede ponerse la medalla.

Otras veces pueden hacerse este tipo de maniobras mediante el endeudamiento, lo cual es aún más sibilino porque el ciudadano no siente que esté pagando por eso. "En otro trabajo descubrimos que los municipios españoles utilizaban deuda estratégicamente para influir en los votantes", explica el economista murciano. "En los años inmediatamente anteriores a las elecciones, el Ayuntamiento gasta sin que el ciudadano lo note, y en los años siguientes es cuando hace el ajuste, lo que se llama equidad intergeneracional, ¿no?"

Bastida y sus compañeros también descubrieron que había factores que influían directamente en la cantidad de dinero que se gasta en fiestas. Por ejemplo, si un alcalde gobierna con mayoría, hará la inversión oportunista en cultura el año electoral, pero, si gobierna en minoría o con otros partidos, este desembolso se produce un año antes. Del mismo modo, si se avecina un escrutinio competido, el gasto será mucho mayor que si la victoria para un partido parece clara.

Pese a lo que se pueda pensar sobre la relación con la cultura de alcaldes de izquierda o derecha, los autores no encontraron una correlación clara. Da igual la ideología, si alguien ve peligrar su reelección, sacará la chequera en sus últimos presupuestos para darles a los vecinos las mejores fiestas de su vida.

Foto: Imagen: E. E.
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Evidentemente, dado que las elecciones municipales suelen caer en mayo, aquellas ciudades con festejos primaverales acusarán más estos ciclos políticos presupuestarios. San Isidro, Feria de Sevilla, WOMAD de Cáceres, Patios de Córdoba, Romería del Rocío, la Santísima Vera Cruz de Caravaca o la Feria del Caballo de Jerez regalan a los alcaldes incumbentes una oportunidad de llegar a las elecciones con media cabeza de ventaja. Algunos de los que no, como el alcalde de Valladolid Óscar Puente, ya anuncian el cartel de las fiestas de septiembre.

Esto es solo un anticipo, si cree que el espectáculo de los ciclos presupuestarios terminará el 29 de mayo está usted muy equivocado. "Es lo mismo que está haciendo ahora la Moncloa, gastar con cargo a deuda o transferencias de Europa en el año electoral", recuerda Bastida en referencia a acciones como el bono cultural para jóvenes, la ayuda de 400 euros o la subida de un 8% en pensiones. "Una vez ganadas las elecciones, hará el ajuste, y, si las pierde, el problema pasará al siguiente Gobierno, que se desgastará con los ajustes necesarios", lo que facilitará al Gobierno saliente tratar de arrebatar la Moncloa en 2027.

Metodología

Los datos utilizados artículo provienen del sistema de consulta de presupuestos y liquidaciones de las entidades locales, que siguen una codificación común de gastos e ingresos. Los epígrafes analizados son el 334 (promoción cultural) y 338 (fiestas populares y festejos). Los últimos datos disponibles, a fecha de cierre de este artículo, son de 2022 para el presupuesto y de 2021 para la liquidación.

Para la comparación de las distintas cantidades, hemos utilizado los valores reales (deflactados) para corregir el efecto de la inflación.

Desde el pasado 5 de abril está prohibido en España poner la primera piedra de un nuevo polideportivo, inaugurar un parque infantil o hacer cualquier cosa que se parezca a una campaña institucional de propaganda que pueda afectar al voto de las próximas elecciones del 28 de mayo. Sin embargo, muchos alcaldes optarán por seguir aquella máxima de Cicerón, "la ley suprema es el bien del pueblo", y van a echar el resto en las fiestas populares que se sucederán en las próximas semanas.

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