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Lo que Ramón Tamames ha hecho por todos nosotros (y nos resistimos a admitir)
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Lo que Ramón Tamames ha hecho por todos nosotros (y nos resistimos a admitir)

La democracia española está suficientemente madura para una moción de censura del ego de Tamames contra Pedro Sánchez. Hitos históricos del hombre que lo hace todo en España y parte del extranjero

Foto: Ramón Tamames. (Alejandro Martínez Vélez)
Ramón Tamames. (Alejandro Martínez Vélez)

Lo contó Ramón Tamames a este periódico:

"En el año 2002, di 104 conferencias, el 90% fuera de Madrid. Me recorro el país. Me conocen bastante, y pensé... ¿Por qué no me llaman alguna vez del Congreso?... Patxi López, que le escribo y le mando unos papeles sobre la pandemia y ni me contesta. ¿Pero qué país es este?... Bueno, resulta que algunas cosas funcionan y [en Vox] me han llamado. Muestra de atención que agradezco. Y si me hubiera llamado el PP... Nunca, nunca. ¿Comprende? Si no aceptara [la propuesta de Vox], me iba a lamentar mucho el resto de mi vida".

Foto: Fernando Sánchez Dragó, en su domicilio de Madrid. (A. M. V.)
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Carlos Prieto Fotografía: Alejandro Martínez Vélez

Resumiendo: bastaba con que alguien hiciera un poco de casito a Tamames (Vox, el PSOE o los reptilianos) para que Ramón se viniera arriba. La democracia española, en definitiva, está lo suficiente madura para que el ego de Tamames protagonice una moción de censura contra Pedro Sánchez.

Pero, ¿y si Tamames tiene razón? ¿Y si, como cuando en La Vida de Brian se preguntan qué han hecho los romanos por nosotros, Tamames ha hecho más cosas por nosotros de las que estamos dispuestos a reconocer?

Nada humano le es ajeno

He aquí una lista (incompleta) de los principales logros históricos de Ramón Tamames. Juzguen ustedes mismos.

Tamames fue condecorado en las Termópilas

. Tamames inventó la rueda, el alcantarillado y el abdominazer.

Tamames escribió El cantar del mio Cid, La Ilíada y Menos que cero.

Tamames asesoró a Obama, a Giscard d'Estaing y a Akenatón.

Tamames pinchó 37 horas seguidas en El Chocolate y dio su primer ácido a Timothy Leary.

Tamames ganó cuatro veces la Fórmula , paró tres penaltis a Italia en la Eurocopa de 2008 y levantó una piedra de 320 kilos en Bilbao (ante el estupor de Iñaki Perurena).

Tamames dirigió el Concierto de Año Nuevo en Viena y acusó a Herbert von Karajan de ser "un mindundi con menos oído que una piedra".

Tamames llevó abanico y hombreras ocho años antes que Locomía.

Tamames ganó el Oscar al mejor director por El Padrino y, acto seguido, gastó 100 millones de su fortuna en una adaptación libre de El corazón de las tinieblas sobre un soldado que naufraga en el Pacífico Sur y descubre 100 cabezas gigantes de Tamames en la Isla de Pascua. Ramames-Nui.

Tamames escribió a Daddy Yankee los versos "zúmbale mambo pa' que mi gata prenda lo motore".

Tamames tumbó a Foreman en siete asaltos en Las Vegas y batió el récord de Sinatra de 231 noches seguidas cantando en el Caesars Palace.

Tamames hace el mejor bocadillo de calamares de España. Ferran Adrià cerró El Bulli frustrado porque no lograba superar a Tamames (bueno, y también porque nadie era capaz de entender las órdenes que daba Adrià en la cocina).

Tamames es el único Occidental cinturón negro séptimo dan en el aikido. Bruce Lee dijo una vez que Tamames era "el único ser vivo capaz de vaciar su mente y ser amorfo y moldeable, como el agua".

Tamames enseñó a Luke Skywalker a mover objetos con la mente y venció a los Caminantes Blancos más allá de El Muro

Tamames tumbó a Carlinhos Brown en una maratón de congas en Río de Janeiro (el sorpaso de Ramón a Carlinhos, conocido como el maracanazo, generó un trauma nacional en Brasil que aún colea).

Foto: Ramón Tamames. (EFE/Kiko Huesca)

Tamames batió a Kaspárov en 1988 con los ojos vendados y ganó un pulso a Marion en En busca del arca perdida.

Tamames subió al K2 sin oxígeno, fue el primer hombre blanco en pisar Zanzíbar, encontró al Doctor Livingston perdido en el lago Tanganika y le preguntó: "Pss, pss, amigo, ¿ha leído usted mi libro Estructura Económica de España?" (Livingston temió estar alucinando, huyó enloquecido y, tres meses después, Stanley le encontró en estado de máxima confusión).

Tamames, en definitiva, va por la esquina del viejo barrio con el tumbao que tienen los guapos al caminar, las manos siempre en los bolsillos de su gabán, usa un sombrero de ala ancha de medio lao y zapatillas, por si hay problemas salir volao.

Tamames está encantado de conocerse. Tamames es más grande que la vida. Tamames ha venido aquí a hablar de Tamames y a llevárselo crudo. Es lo que hay. Todos lo sabíamos... menos Santiago Abascal.

Vox